Los bancos europeos podrían evitar las nuevas normas de mora hasta 2021

En la imagen, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, habla durante una rueda de prensa en Fráncfort el 14 de marzo de 2018. REUTERS/Ralph Orlowski

Por Balazs Koranyi

FRÁNCFORT (Reuters) - Los bancos de la zona euro podrían lograr un aplazamiento hasta 2021 en la implementación total de las nuevas directrices sobre morosidad en la banca, según mostró el jueves un documento del Banco Central Europeo, lo que supondría una relajación respecto a una propuesta anterior que trataba de forma más agresiva los créditos morosos.

Las largamente aplazadas pautas para los nuevos créditos morosos entrarán en vigor el 1 de abril, pero el supervisor podría demorarse varios años antes de obligar a las entidades a crear provisiones para estos créditos fallido después de la fecha, dijo el BCE en un comunicado.

Los bancos de la zona euro, abrumados por unos 750.000 millones de euros en préstamos incobrables, están luchando por superar el legado de la crisis de deuda del bloque, lo que está lastrando la concesión de nuevos préstamos y debilitando el efecto del programa de estímulo del BCE, que ha reducido a niveles mínimos los costes de endeudamiento para la banca.

Con la esperanza de reducir la inquietud sobre su propuesta original, el BCE dijo que las directrices eran expectativas no vinculantes y que simplemente servirían como base para el diálogo, caso por caso, con los bancos sobre cómo realizar provisiones contra la morosidad.

"El resultado de este diálogo se incorporará, por primera vez, en el Proceso de Revisión y Evaluación Supervisora de 2021", dijo el BCE en un comunicado.

"Los bancos deberían usar el tiempo para prepararse y también para revisar sus políticas y criterios de suscripción de crédito para reducir la producción de nuevos préstamos fallidos, en particular durante las actuales condiciones económicas benignas".

De acuerdo con las directrices, los bancos tendrán dos años para provisionar por completo la deuda deteriorada no asegurada, mientras que en el caso de los préstamos garantizados la fecha límite será de siete años.

Sin embargo, en otro cambio respecto a la propuesta inicial, el BCE pedirá provisiones sobre la deuda garantizada sólo desde el tercer año, en lugar de una acumulación continua.

"El BCE todavía evita moverse rápidamente para atajar los créditos morosos", dijo Guntram Wolff, del instituto Bruegel. "Es importante dar tiempo, pero otro retraso de dos años y medio son malas noticias para la recuperación completa en Europa", añadió.

Las directrices del BE se conocen justo un día después de que la Comisión Europea anuncie sus propias medidas sobre morosidad.

Bajo esta propuesta, que requiere la aprobación de los países de la UE, los bancos tendrán dos años para cubrir por completo la deuda no garantizada y ocho años para la garantizada.

La propuesta comprende sólo a los nuevos créditos concedidos. Las pautas del BCE comprenden cualquier préstamo ya en el balance y clasificado como moroso después del 1 de abril.

"La adenda es menos dura de lo esperado", dijo Credit Suisse en una nota a clientes. "La buena noticia para la deuda garantizada es que es obligatorio desde el año tres", dijo.

"Es un resultado mejor de lo esperado que es positivo para los bancos italianos, en nuestra opinión", dijo. "En particular los bancos pequeños italianos deberían beneficiarse de la noticia", añadió.

Las nuevas pautas debían entrar en vigor el 1 de enero, pero el banco retrasó su fecha límite para revisar la propuesta tras fuertes críticas, particularmente desde Italia, cuyos bancos se encuentran entre los más castigados por los préstamos fallidos.

Banqueros y parlamentarios europeos, particularmente de Italia, temen que obligar a los bancos a provisionar más dinero contra sus préstamos incobrables estrangulará el crédito en economías que ya se están perdiendo la vigorosa expansión que está teniendo lugar en otras partes de la zona euro.

Estos argumentaban que la propuesta inicial del BCE era contraria a la normativa de la UE porque establecía directrices generales para todo un sector, una decisión que estaba fuera de las prerrogativas del supervisor.

"La adenda no es vinculante y servirá como base para el diálogo supervisor entre los bancos significativos y la supervisión bancaria del BCE", dijo el BCE.