Baja de retenciones al campo. Una medida que no traerá ya un aluvión de dólares

La decisión del Gobierno, no acordada con las entidades gremiales del campo, de avanzar en una baja temporal de las retenciones para la soja (del 33 al 30% para el grano de soja y al 28% para la industria de subproductos), entre otras medidas, no provocará una lluvia de ventas de los productores para que, al mismo tiempo, llegue un aluvión de dólares desde el exterior.

"No habrá un aluvión inmediato si es lo que espera el Gobierno, sino la continuidad de un goteo que, en cierto modo, responde a un patrón histórico de comercialización". Esta es la coincidencia en general en el sector donde se considera que la rebaja debería haber sido más pronunciada y, además, tenerse en cuenta la fuerte disparidad cambiaria que hoy también enfrenta el negocio agrícola.

En soja los productores tienen, según diversas proyecciones, entre 16,7 y 19 millones de toneladas sin vender. Son unos US$8000 millones. De acá a fin de año, según un reciente análisis de Néstor Roulet, productor, podrían llegar "como mucho" unos US$3500 millones. Esto porque el productor ya vendió el 62% de su producción y para el resto lo va haciendo en la medida de sus necesidades. En tanto, la Sociedad Rural Argentina (SRA) estimó que de aquí a febrero podría comercializarse por US$7200 millones.

Esto es un contexto de brecha cambiaria que obliga a los productores a refugiarse en los granos como reserva de valor.

"Una baja a tres puntos porcentuales de los derechos de exportación (de 33 a 30%), se trata de una devolución de ingresos que es pequeña en relación al aporte que hacen los productores. Se les devuelve menos del 10% de lo que aportan", dijo Juan Manuel Garzón, economista del Ieral, de la Fundación Mediterránea.

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"Hoy el productor aporta unos US$142 por tonelada en concepto de derechos de exportación, aproximadamente. Con la baja de tres puntos el aporte se reduce a US$129 por tonelada, es decir, se le devuelve 13 dólares. Es decir que el impacto sobre precio de venta es bastante acotado", agregó Garzón.

A nivel entidades del agro el Gobierno no acordó las medidas con las organizaciones de la Mesa de Enlace (sus dirigentes no asistieron al anuncio porque estaban en el interior y tampoco fueron consultados sobre los anuncios). En tanto, tras las medidas convocará al Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), que integran 50 entidades del sector, menos la Sociedad Rural Argentina. El CAA estuvo en el anuncio de las medidas representado por José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Como se mencionó, el grano de soja pasará ahora del 33 al 30% y los subproductos del 33 al 28%. En enero, en tanto, volverá a quedar el grano en 33 y en 31% los subproductos. De esta manera, se reimplanta un diferencial de retenciones en favor de la industria, algo que había eliminado el gobierno de Mauricio Macri. Sobre esto último, Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara Cec), prometió: "La baja de derechos del complejo industrial de la soja se trasladará directamente a la mejora del precio al productor".

En tanto, respecto de las medidas en general, en opinión de Iván Ordóñez, economista especializado en agronegocios, "el desincentivo a vender no viene por el nivel de retenciones, sino por la brecha (cambiaria) en sí, la expectativa de devaluación y el acceso libre al mercado de cambios, entre otras (variables)".

"El productor mira esas tres variables a la hora de desprenderse de los granos. El problema es que el productor no cobra dólares, cuando vende los granos cobra pesos y su desafío es mantener el valor de su capital de trabajo para asegurar la inversión próxima. Cuando la inversión la tiene que realizar dentro de cinco meses, ese desafío se torna más complejo aún", dijo.

"La pregunta no es por qué el productor no vende, sino qué hace el productor con los pesos una vez que vendió. La brecha y la incapacidad de transformar de una manera sencilla esos pesos en dólares para mantener el valor de su capital de trabajo son la principal razón por la que el productor no vende", explicó Ordóñez.

Sebastián Senesi, director del Programa de Agronegocios y Alimentos de la Fauba, consideró que "el problema grave en la Argentina es que no hay mas dólares" y expresó que las medidas son "un primer paso, no suficiente para un Gobierno que impulsó el impuesto a las exportaciones como parte de su política de recaudación".

"Continuando con este primer paso sería importante poder generar una mesa de trabajo en el marco del Consejo Agroindustrial para una política de reactivación. Claramente es una confirmación de que los porcentajes de retenciones son altos y es un buen indicio para trabajar en la revisión total de los derechos de exportación", agregó Senesi.

"Lo importante hoy es que el gobierno reconoce que hace falta bajar las retenciones. Lo hace por poco tiempo, pero acepta que debe bajarlas. Eso es un paso para avanzar en lograr un programa de reducción de largo plazo", dijo un exportador. Consultado sobre cuántos dólares podrían ingresar con las medidas, indicó: "Eso se irá viendo día a día en base a las ventas de los productores".

Para Horacio Busanello, consultor, "la reducción temporaria de las retenciones para el complejo sojero es meramente coyuntural en un momento en que el semestre de oro de las exportaciones ya pasó". Agregó: "La necesidad de reservas tiene cara de hereje".

"Hay que ver cómo se traduce esta reducción en los precios del mercado local y cuánto interés despierta en el productor en un momento en que ya no necesita vender porque ya pagó sus deudas y se posicionó en insumos. Pasar de un silobolsa atado a la cotización de la soja en dólares a pesos es toda una decisión", evaluó.

Además de la soja, estaba en estudio una baja de las retenciones a la carne vacuna del 9 al 5%. Según fuentes al tanto de las tratativas, esto se seguirá abordando la próxima semana.