El baile de cifras sobre crecimiento económico complica el día a día de los españoles

Cada vez que un empresario o un CEO de una multinacional interviene públicamente su nombre viene precedido de una larga lista de masters, postgrados y doctorados. Una pompa que nunca se reproduce cuando se habla con los padres y las madres de familia que realizan verdaderos ejercicios de equilibrismo económico para sacar adelante sus hogares en periodos de inflación como el actual. Para ello se basan únicamente en el presupuesto familiar que tienen y en los precios del mercado que se encuentran cada día. Porque los análisis a más largo plazo suelen ser imposibles habida cuenta de que hay tantos datos sobre crecimiento económico como opiniones. Atiendan:

• El Gobierno ha presentado sus últimos presupuestos para los que se ha basado en un crecimiento del PIB para 2023 del 2,1%.

• La Comisión Europea, al igual que el Fondo Monetario Internacional (FMI) habla del 2%

• La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), al igual que la OCDE, ha avalado el cuadro macroeconómico pero estima que el crecimiento será del 1,5%.

• El Banco de España también ha enmendado al Ejecutivo recortando ese crecimiento hasta el 1,4%.

• Pero es que el responsable de análisis financiero de BBVA Research, Rafael Doménech, dice que se va a quedar por debajo: "En algo más de un punto".

Entonces la pregunta que se hace todo el mundo está clara: ¿cuánto va a crecer España en realidad? Y no es una pregunta cualquiera. Según el estudio Essentials elaborado por Ipsos, el 54% de los hogares españoles cree que la inflación es un riesgo para su economía personal y un 65% considera que es un grave problema para el devenir económico del país. Unos porcentajes superiores a la media a nivel mundial, que se sitúa en el 39% y el 48%.

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¿No se merecen los españoles que se consensúe un dato económico tan importante como el del crecimiento? o ¿no sería positivo que se dieran datos más precisos para organizar cada cual su propia economía personal?

Especialmente si el Gobierno, después de hablar de un 2,1%, se conforma con el 1% del Banco de España diciendo, según el propio Pedro Sánchez, que "más allá de si es un poco más o menos" se confirma el crecimiento de España. Como si se olvidara que cada una de esas décimas equivale a miles de millones de euros.

¿Pero a qué se refieren cuando nos hablan de crecimiento económico? Es una forma de valorar la capacidad productiva de un país, tanto de bienes como de servicios. Según BBVA, el Producto Interior Bruto es "el valor monetario total de la producción de bienes y servicios en un país durante un periodo de tiempo". La cosa se lía cuando se intentan acotar las razones que hacen que se produzca ese crecimiento. Ahí se habla, entre otros, del progreso técnico, la inversión o la acumulación de capital.

¿Pero a qué se refieren cuando nos hablan de crecimiento económico? Es una forma de valorar la capacidad productiva de un país, tanto de bienes como de servicios. Según BBVA, el Producto Interior Bruto es "el valor monetario total de la producción de bienes y servicios en un país durante un periodo de tiempo". La cosa se lía cuando se intentan acotar las razones que hacen que se produzca ese crecimiento. Ahí se habla desde el progreso técnico, a la inversión y la acumulación de capital.

A los ciudadanos de a pie les asusta la palabra recesión. Y con razón. Y muchos no entienden que se habla de recesión al tiempo que se dice que el crecimiento de España estará entre el 1 y el 2%. Pues en Europa se entiende que un país entra en recesión técnica cuando registra durante dos trimestres consecutivos caídas de su Producto Interior Bruto (PIB). Es decir, que no basta con crecer anualmente si trimestralmente se decrece con respecto del periodo anterior. España puede entrar en recesión en 2023. Como también pueden hacerlo el conjunto de los países de la UE, pero ahora no está recesión. Por mucho que se escuchen informaciones pesimistas al respecto.

Ahora bien, apelando a una de las frases más famosas de la teoría del caos que dice que "El aleteo de una mariposa en Sri Lanka puede provocar un huracán en EE.UU" es fácil entender que una visión más o menos pesimista de la situación económica puede ayudar a que esta empeore.

Aquí va un ejemplo: En España, el 37% de la población española declara que va menos a restaurantes, el 21% ha renunciado a viajar para ahorrarse el coste del transporte, y otro 21% también comenta que compra menos comidas preparadas y optan por cocinar más en casa.

Como ven, tanto si el Gobierno peca de optimismo con ese 2,1% -y un porcentaje de las familias se confía y se excede en sus gastos para después encontrarse con que debía haberse apretado el cinturón-, como si el Banco de España se equivoca -y mete el miedo al punto de que se deje de poner en circulación un dinero que podría ayudar a miles de pequeñas y medianas empresas- el círculo vicioso es grave.

Se echa en falta una concreción para orientar a las familias españolas que se aleje de un ramillete de pronósticos que parecen más bien una porra para adivinar el resultado del Clásico.

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