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El 'truco' increíble de algunas aves macho para atraer a sus parejas: vuelan con colores falsos en sus plumas

Un macho de R. passerinii con una pluma de la rabadilla de color naranja brillante con barbas expandidas y bárbulas en forma de correa. (McCoy et al., Scientific Reports 2021 vía The New York Times)
Un macho de R. passerinii con una pluma de la rabadilla de color naranja brillante con barbas expandidas y bárbulas en forma de correa. (McCoy et al., Scientific Reports 2021 vía The New York Times)

Las tángaras macho están hechas para llamar la atención. Muchas especies de este pajarito tropical lucen plumas de color negro intenso y salpicaduras de colores llamativos: amarillos eléctricos, naranjas como los conos de tráfico y escarlatas casi de neón.

Para lograr esta vistosidad, los pájaros deben dedicar tiempo y energía a buscar y metabolizar plantas que contengan pigmentos especiales, los cuales llegan hasta las plumas. De esta manera, un macho de color vibrante está enviando una “señal sincera”, según la teoría de muchos investigadores: les está comunicando a las hembras cercanas que lleva una dieta sana, goza de buena salud y sería una buena pareja.

No obstante, algunas aves pueden estar comunicando publicidad falsa, de acuerdo con un estudio nuevo. Los machos de las tángaras tienen microestructuras en sus plumas que realzan su colorido, según informaron los investigadores el miércoles en la revista Scientific Reports. Estas microestructuras, como si fueran los filtros de Instagram de la evolución, pueden hacer que los machos parezcan más atractivos de lo que son en realidad.

“Muchos pájaros machos son coloridos no solo para mostrar con sinceridad sus cualidades, sino porque quieren que los elijan”, señaló Dakota McCoy, doctoranda en la Universidad de Harvard que realizó la investigación como parte de su tesis. “Esto es básicamente una evidencia experimental de que siempre que hay una prueba de suma relevancia en la vida, vale la pena hacer un poco de trampa”.

Primero que nada: sanas

El estudio nuevo es una contribución importante al antiguo debate sobre cómo, y por qué, evolucionaron las plumas de colores brillantes de las aves, comentó Geoffrey Hill, ornitólogo y ecólogo evolutivo de la Universidad de Auburn.

“Los investigadores han pasado los últimos 150 años, desde Darwin y Wallace, tratando de entender los ornamentos de los animales y en especial los colores de las aves”, dijo. “Y este es el tipo de método original que nos ayuda”.

Las tángaras, como muchas otras aves, deben sus tonos rojos, amarillos y anaranjados, en parte, a un grupo de pigmentos conocidos como carotenoides, que no pueden producir por sí mismos y deben buscar en la naturaleza. La metabolización de los pigmentos requiere procesos fisiológicos que un ave no puede eludir. Para utilizar los pigmentos, las aves “tienen que estar sanas a nivel celular”, afirmó Hill.

Una tángara enmascarada carmesí, Ramphocelus nigrogularis, en Ecuador. (Nick Athanas vía The New York Times)
Una tángara enmascarada carmesí, Ramphocelus nigrogularis, en Ecuador. (Nick Athanas vía The New York Times)

Por ejemplo, los investigadores han descubierto que muchas aves con colores vivos basados en carotenoides, y con niveles más altos de estos, tienen una mejor función metabólica que sus congéneres más apagados. Por eso, con frecuencia las plumas de color carotenoide se consideran una señal sincera que comunica con veracidad el buen estado fisiológico de un ave.

“Según esta teoría, un ave de color rojo intenso básicamente está gritando: ‘Mira cuán sano estoy’, ‘Mi sistema inmunitario funciona’, o ‘Mi metabolismo funciona’, o ‘Estoy tan sano que puedo decorar mis plumas con pigmentos”, explicó McCoy. “Este estudio fue nuestro intento de decir, a ver, ¿será cierto? o, ¿acaso los machos han encontrado una manera inteligente de hacer un poco de trampa en el juego de la vida?”.

Para el estudio nuevo, McCoy y sus colegas analizaron 20 ejemplares (un macho y una hembra de cada una de las diez especies o subespecies de tángaras) de la colección de ornitología del Museo de Zoología Comparada de Harvard.

Las tángaras hembras suelen tener colores más apagados que los machos, una observación que los investigadores confirmaron con un espectrofotómetro, que mide la cantidad de luz que se refleja en una superficie. Descubrieron que los machos tenían tanto negros más oscuros como colores más saturados que las hembras.

Sorpresa

Entonces, se sorprendieron cuando extrajeron algunos de los pigmentos carotenoides de cada espécimen. A pesar de sus diferencias de aspecto evidentes, los machos y las hembras tenían cantidades y tipos de pigmentos carotenoides más o menos similares.

“Me sorprendió”, dijo McCoy.

No obstante, una diferencia clave surgió cuando colocaron las plumas debajo de un microscopio de alta potencia. Las plumas de las hembras eran relativamente simples y tenían barbas cilíndricas que salían del eje central de la pluma. De cada una de estas barbas salían filamentos más pequeños y finos, conocidos como bárbulas.

Sin embargo, las plumas de los machos tenían microestructuras mucho más elaboradas, con barbas y bárbulas anormalmente planas, anchas u oblongas, o que sobresalían en ángulos extraños.

A continuación, los investigadores utilizaron un programa de modelado óptico para simular cómo interactuaba la luz con estas estructuras inusuales de las plumas. Descubrieron que las microestructuras tenían efectos ópticos significativos.

Por ejemplo, las barbas más anchas y oblongas, que eran comunes en los machos, ayudaban a enfocar la luz que incidía en la pluma.

“Actúa como una especie de lente y eso hace que haya más luz interactuando con el pigmento dentro de la pluma”, señaló McCoy.

Más estudios por venir

En conjunto, las diversas microestructuras hacen que los negros se vean más oscuros y los colores más ricos y saturados, según los investigadores.

“Es un trabajo fascinante sobre este aspecto poco estudiado del plumaje”, dijo Richard Prum, ornitólogo y biólogo evolutivo de la Universidad de Yale. “Muy poca gente se está involucrando y haciendo un análisis a esta escala, y eso es algo sumamente emocionante”.

Aunque los datos son escasos, algunas investigaciones sugieren que las características microestructurales de las plumas no están vinculadas con el estado actual de un ave particular.

“Lo que hace que la lógica de la publicidad honesta funcione es que el rasgo no existe por sí solo, sino que su apariencia o sus cualidades perceptibles están correlacionadas con alguna otra medida de calidad y estado de salud”, comentó Prum, pero no hay ninguna razón evidente por la que “tener las bárbulas en uno u otro ángulo” estaría relacionado con la calidad de un ave en particular, dijo.

Eso significa que las microestructuras tal vez hayan evolucionado como una “manera fácil” de que las tángaras macho mejoraran su apariencia, aseveró McCoy, “pero como sucede con todo lo relacionado con la ciencia, necesitamos una investigación más minuciosa para estar seguros de que así es”.

This article originally appeared in The New York Times.

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