El héroe que salvó a siete niños y cinco adultos mientras su casa ardía

Brett Cripps salvó a cinco adultos y siete niños mientras perdía su casa por las llamas.
Brett Cripps salvó a cinco adultos y siete niños mientras perdía su casa por las llamas.

Ser héroe en medio de una catástrofe es algo al alcance de muy pocos. Valentía, compasión y empatía suelen ser virtudes necesarias, tal y como demostró Brett Cripps, un hombre de 51 años de edad que se vio obligado a superar su drama personal ipso facto para salvar a dos familias de turistas.

Todo comenzó durante el día 31 de diciembre, cuando Cripps y su padre, de 75 años de edad, comenzaron a cargar su pequeña embarcación con lo necesario para evacuar vía Lago Conjola, a 235 kilómetros al sur de Sydney. Usar la carretera ya era imposible. Mientras trasladaban víveres y maletas con ropa, una partícula de ceniza incandescente provocó un enorme fuego que en cuestión de minutos afectó a cinco propiedades, incluida la suya. No había otra opción que huir con el acopio que habían amontonado.

Jillie Flaxman, su marido y sus cuatro hijos llevaban cinco semanas de vacaciones y estaban disfrutando de unos días en el lago. Se hospedaban junto a su hermana, su cuñado y sus tres sobrinos en casa de un amigo de la familia. Eran en total cinco adultos y siete niños que no supieron qué hacer desde el momento en que las llamas comenzaron a acercarse. Abandonaron la casa y se dirigieron al muelle. La visibilidad era casi inexistente por culpa del denso humo y el intenso calor nublaba las ideas. De repente, oyeron una voz. Era Cripps, quien en lugar de huir, acudió al rescate tras los gritos de las dos familias y se acercó a socorrerlas.

Desperfectos en el Lago Conjola tras los incendios. (PETER PARKS/AFP via Getty Images)
Desperfectos en el Lago Conjola tras los incendios. (PETER PARKS/AFP via Getty Images)

Su embarcación mide cinco metros de eslora y ofrece espacio para seis personas. Era tal la desesperación del grupo por la cercanía de las llamas que los adultos lanzaron a los niños a la embarcación sin esperar a que se acercara al muelle. En pocos minutos, siete adultos, siete niños y dos perros ya estaban dentro de la lancha. El fuego calcinaba ambas orillas y la ropa servía de mascara para taparse la boca y la nariz.

Fue desde la embarcación a reventar, situada en el centro del lago, desde donde Cripps intuyó cómo las llamas envolvían su hogar. Se había quedado sin nada, pero eso no impidió que su solidaridad se impusiera a cualquier otra circunstancia, incluso el riesgo de que su barca cediera ante el peso.

“Sabía que tenía ayudar. Les grité que debían salir de allí”, afirmó este héroe local a varios medios de comunicación australianos. “Fueron tres horas de infierno. Estábamos a unos 450 metros de la orilla y todavía se sentía un calor tremendo. Lo perdimos todo, 50 años de recuerdos. Es duro”, prosiguió.

Sin embargo, para Flaxman y su familia, el gesto de Cripps fue fundamental para salvarles.

Le debemos nuestras vidas”, apuntó. “Podría habernos dejado allí perfectamente, pero nos dijo que podía oír nuestros gritos en la orilla. El barco no estaba ni siquiera cerca del muelle. Tuvimos que lanzar a los niños al bote”, afirmó.

Según Cripps, lejos de estar en pánico, los pequeños asumieron la situación con entereza, algo que le sorprendió.

“Los niños fueron increíbles. Se mantuvieron muy serenos. Sus padres deberían de estar orgullosos de ellos”, afirmó.

La situación en el Lago Conjola está siendo catastrófica. Con la llegada del nuevo año, aparecieron tres cuerpos inertes. Al día siguiente, el cadáver de un hombre de 70 años también fue encontrado. Ante tal tragedia, los episodios de solidaridad son constantes. Según relatan los testigos, los residentes locales realizaban continuos acercamientos a la orilla con sus motos de agua por si había gente en apuros. Incluso cuando Cripp logró llevar a las dos familias a las que salvó a un punto seguro, las muestras de ayuda de otros afectados no tardaron en llegar.

“De repente, entramos en un aparcamiento de caravanas como si viniéramos de una zona de guerra. Los que allí estaban nos acogieron estupendamente. Durante la tarde miré a mi hermana y le dije que no sabía qué le daríamos de comer a los niños”, apuntó Flaxman.

Aquél día los niños tuvieron algo que llevarse a la boca. También los adultos. Es la solidaridad de Cripps y el compañerismo de otros afectados por los incendios los que ayudaron a estas dos familias a sobrevivir a una catástrofe que está lejos de terminar. Este fin de semana se antoja alarmante, ya que las temperaturas extremas y los fuertes vientos están haciendo temer lo peor en varios puntos del Sur de Australia, Victoria y Nueva Gales del Sur.

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