La atomización extrema marca la primera vuelta electoral en Perú

Un soldado monta guardia en un centro de votación en Lima
Martin Mejia

La cena está servida para una velada multitudinaria en Perú, donde nada menos que 18 candidatos compiten hoy en las elecciones por la presidencia. Los sondeos indican que no habrá ganador y que siete de ellos, otro número memorable, tienen chances de pasar a la segunda vuelta.

Serán las elecciones más dispersas de la historia, sin candidatos firmes luego de que en noviembre pasado la pandemia, la recesión y la inestabilidad se tradujeron en un caos que se llevó por delante a dos jefes de Estado.

Ayer mismo Perú registró un récord de 384 muertos diarios por Covid-19, que marca el peor momento de la segunda ola de la pandemia del coronavirus en el país.

De derecha a izquierda, viejos conocidos o recién convertidos a la política buscan suceder a Francisco Sagasti, el hombre que condujo el país luego de las sucesivas caídas de Martín Vizcarra y Manuel Merino, quien debió renunciar cinco días después de asumir.

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Keiko Fujimori por derecha y Verónika Mendoza por izquierda aspiran a ser la primera mujer en ocupar la presidencia. Según la última encuesta de El Comercio-Ipsos, del 4 de abril, el excongresista Yonhy Lescano, lidera la intención de voto (10%), seguido por Mendoza, el economista liberal Hernando de Soto y Keiko.

También están en la discusión el exarquero de Alianza Lima George Forsyth, el maestro y sindicalista Pedro Castillo (izquierda) y el empresario de ultraderecha Rafael López Aliaga, visto como el Jair Bolsonaro de Perú.

Keiko Fujimori
Keiko Fujimori


Keiko Fujimori, hija del exmandatario y una de las candidatas para las elecciones del domingo

Según Carlos Meléndez, analista político de la Universidad Diego Portales de Chile, el escenario es a la vez de fragmentación y polarización. Los votantes peruanos se van mucho más a los extremos que en elecciones pasadas, donde pesaba el centro político, y hacia allá van también los discursos de los candidatos.

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“Son muchos más los que asumen la preferencia por los extremos de izquierda o derecha. Pero no hay una grieta como en la Argentina, no es una polarización entre dos. Es un archipiélago con muchas islas, y en cada isla hay un náufrago”, dijo Meléndez a la nacion.

Hay obviamente desencanto, añadió. “Pero yo creo que hay tanto desencanto como rabia. La rabia hace que te vayas para los extremos. Hay que estatizarlo todo o hay que privatizarlo todo. Ahora, el promedio del elector se ha movido a la derecha. Por eso los candidatos de centro se quedaron desubicados, sin piso”.

George Forsyth, que fue arquero de la selección peruana, presentó su renuncia a la alcaldía del popular distrito La Victoria para ser candidato a presidente de Perú
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George Forsyth, que fue arquero de la selección peruana, presentó su renuncia a la alcaldía del popular distrito La Victoria para ser candidato a presidente de Perú (Facebook/)

La paridad augura una extensa vigilia, de incluso días, donde unos miles de votos decidirán la contienda. En ese contexto, como cada declaración podía marcar la diferencia, no faltaron en la campaña expresiones osadas entre los candidatos.

Recetas para la pandemia

Lescano insistió en tratar el Covid con “cañazo”, aguardiente de caña de azúcar, y comparó su recomendación etílica con la medicina popular de la sierra andina y el Amazonas. Sería un enjuague a base de alcohol, explicó más de una vez, para eliminar de la boca virus y bacterias.

“¿Está prohibido o es irresponsable hacer eso mientras no llega la vacuna y los peruanos están muriendo? Eso no tiene nada de malo”, dijo de su receta. De todos modos, matizó diciendo que el cañazo no era parte de su plan de gobierno, algo que achacó a “gente malintencionada”.

Hernando de Soto, en otro registro, escribió su propia receta contra la pandemia, que ya registró más de 1.628.000 casos y 54.285 muertos. Su solución pasa por liberar el mercado de vacunas, sin compras, mediación ni distribución de los organismos públicos.

De Soto lo comparó con “el mercado de atún” y dijo que el sector privado “va a competir el uno con el otro para dar las mejores vacunas”.

Keiko Fujimori, la hija del presidente Alberto Fujimori (1990-2000), condenado a prisión por delitos de lesa humanidad durante su década de gobierno, dijo en tren de declaraciones polémicas que era “un motivo de orgullo tener el consejo de mi padre”, y que pretende indultarlo.

Cañazos, privatización de vacunas e indultos. Música para los oídos de sus electores, aberraciones para todos los demás. Bombazos mediáticos, provocaciones, alto voltaje, el ruido y la furia de la disputa.

“Cada candidato le habla a un nicho distinto para poder pasar a la segunda vuelta. Y eso hace que ninguno de los candidatos pase del 15% por ahora. Todos han tenido un tipo de declaración que parece absurda para un electorado moderado. Pero no le están hablando a ese electorado moderado, le están hablando a su nicho”, dijo Meléndez.

Quien se haga con las riendas del poder enfrentará un panorama nada prometedor. El hecho de sobrevivir la presidencia entera, los cinco años que corresponden, sin denuncias de corrupción o juicios políticos que aceleren su recambio, será de por sí una suerte de victoria.

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El período 2016-2021 se abrió con la presidencia de Pedro Pablo Kuczynski, que renunció en 2018 al borde del juicio político. Le siguió Vizcarra, cuyo enfrentamiento con el Congreso le costó el puesto. No se puede quejar: Manuel Merino duró cinco días. Luego asumió Sagasti.

Lo único estable, entonces, es la inestabilidad. Si alguien dejaba de atender las noticias una semana, por una internación, un viaje a la montaña, un corte de luz o se quedaba sin Internet, digamos, jamás se hubiera enterado que tuvo un fugaz presidente llamado Manuel Merino.

En esto se entremezcla una profunda crisis económica, la peor en tres décadas, con una caída el año pasado del 11,12% en el marco de la pandemia.

Para el economista Jorge González Izquierdo, quien quiera que asuma la presidencia el 28 de julio, luego de la primera vuelta y el probable ballottage, deberá enfocarse simultáneamente en acelerar la vacunación y en preparar el terreno para despegar no bien quede atrás la pandemia.

“Con la pandemia fuera del escenario peruano la economía va a estar capacitada para reactivarse fuertemente. Y eso debe consistir en dos programas: primero, la política monetaria debe seguir siendo lo expansiva que es hasta el momento. Segundo, la política fiscal sí debe expandir fuertemente la inversión en infraestructura, entendiendo incluso invertir en digitalización”, añadió.

Pero nada de eso servirá, dijo el economista, si el próximo jefe de Estado no logra negociar apoyos políticos en el Congreso, la tumba de tantos presidentes en estos años: “Ya la experiencia peruana ha demostrado que si no tienes respaldo del Congreso, estás muerto”.