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El ataque del Thalys tenía como blanco a estadounidenses y miembros de la CE

París, 25 nov (EFE).- El atentado del 21 de agosto de 2015 en un tren Thalys que había partido de Amsterdam con destino a París tenía como objetivo soldados estadounidenses y trabajadores de la Comisión Europea (CE), según la versión ofrecida este miércoles por su autor, el marroquí Ayoub El Khazzani, que no pudo ejecutar sus planes.

El cerebro de ese ataque, Abdelhamid Abaaoud, que también estuvo detrás de los atentados de noviembre de ese año en París y fue abatido en el despliegue policial posterior, le había dicho que se subiera en un vagón de primera clase y que allí reconocería a sus víctimas.

"No hice muchas preguntas. Estaba como hipnotizado. Era él el que decidía. Yo soy alguien ingenuo en general", afirmó el acusado ante el Tribunal de lo Criminal de París, que lo juzga junto a tres posibles cómplices desde el 16 de noviembre y hasta el 18 de diciembre.

Con el pelo recogido en una coleta, chaqueta deportiva blanca, camiseta y una faja riñonera, El Khazzani, nacido en Tetuán hace 31 años, declaró en árabe con ayuda de una traductora y dijo haber olvidado muchos detalles de lo sucedido, que el cineasta Clint Eastwood narró en la película "The 15:17 to Paris".

"Han pasado cinco años. He estado en aislamiento y es duro. No me quejo y lo he merecido, pero me ha destruido psicológicamente", añadió el terrorista, que se montó en ese tren de alta velocidad en Bruselas.

El Khazzani confesó haber decidido pasar a la acción tras haber visto vídeos de bombardeos en Siria en los que murió población civil: "Mi alma estaba muerta. Y Abaaoud sabía cómo influenciarme", dijo emocionado.

PROYECTO FRUSTRADO

Sus planes no salieron según lo previsto. Cuando desenfundó las armas varios pasajeros lo redujeron, en particular dos militares estadounidenses, Alek Skarlatos y Spencer Stone, y un amigo de estos, el estudiante Anthony Sadler, que estaban de vacaciones en Europa.

El primer viajero que se encaró con él fue el francoestadounidense Mark Moogalian, con el que se cruzó al salir del baño en el que se encerró unos 15 minutos para ultimar el ataque.

"Me sonrió. Esa sonrisa me recordó que iba a matar a seres humanos", dijo reconociendo que tuvo dudas y un "combate interno" sobre si seguir o no adelante.

Moogalian, que estuvo este miércoles en el tribunal, intentó quitarle el kaláshnikov y en ese forcejeo el marroquí le disparó e hirió en la espalda. La intervención de los tres estadounidenses acabó por neutralizarlo antes de su detención.

El Khazzani tenía un plan de escape que tampoco pudo ejecutar. Tras rechazar llevar un cinturón de explosivos, Abaaoud le había dicho que si se veía acorralado se tirara combustible por encima y se metiera fuego para liberarse.

El cerebro de ese atentado, siempre de acuerdo con su relato, también le había proporcionado una sustancia que contribuyó al letargo que según el acusado y algunos testigos experimentó: "Me hizo beber algo parecido al té. Me dijo que frenaría el sangrado".

VÍCTIMAS ELEGIDAS

El Khazzani intentó convencer a los magistrados de que no tenía intención de cometer una matanza indiscriminada: "Si hubiera querido matar a mucha gente podría haber disparado en una feria que vi antes de subir al tren. Abaaoud sabía que no mataría a civiles", añadió.

Su versión, no obstante, choca con la ofrecida en días anteriores por Skarlatos, que aseguró que él y sus amigos se habían cambiado de vagón para irse a uno en el que hubiera wifi y que no había nada que los identificara como militares estadounidenses porque llevaban camisetas de equipos de fútbol y no hablaron entre ellos.

Los llamados "héroes" del Thalys defendieron en esas audiencias en París que su actuación no fue heroica. "Solo hicimos lo que debíamos para sobrevivir", dijo Skarlatos, quien en ese momento era soldado de la Guardia Nacional del Ejército y siente que ese 21 de agosto de 2015, viernes, volvió a nacer.

Marta Garde

(c) Agencia EFE