El daño irreparable al proceso de vacunación a cambio de unos clicks

Vacuna de AstraZeneca, de nuevo en el candelero por su supuesta relación con muertes por trombosis. (Imagen Creative Commons vista en Flickr, crédito: Marco Verch).
Vacuna de AstraZeneca, de nuevo en el candelero por su supuesta relación con muertes por trombosis. (Imagen Creative Commons vista en Flickr, crédito: Marco Verch).

El responsable de la cuenta del diario La Vanguardia en Twitter protagonizó ayer un bochornoso episodio a tenor de la noticia del fracaso de la farmacéutica AstraZeneca, en su intento de crear un tratamiento eficaz contra el Covid-19 para aquellas personas que no pueden ser vacunadas.

El tweet que levantó la indignación contra la Vanguardia ha sido eliminado, pero muchos usuarios de la red social hicieron una captura del mismo para seguir protestando. (Imagen vista en Twitter).
El tweet que levantó la indignación contra la Vanguardia ha sido eliminado, pero muchos usuarios de la red social hicieron una captura del mismo para seguir protestando. (Imagen vista en Twitter).

Sobre estas líneas, podéis encontrar el famoso tweet, que ha sido eliminado por el periódico. Aún así, la ira contra el rotativo catalán sigue en todo lo alto, con constantes menciones de nuevos usuarios que les llaman de todo menos “bonito”. ¿La razón? Muchos lectores entendieron que el tweet era demasiado ambiguo, ya que podría interpretarse que hablaba de la vacuna de AstraZeneca (uno de los muñecos del pin pan pum favoritos de cierto sector de la prensa alarmista) y no del tratamiento con anticuerpos monoclonales.

¿Mi interpretación? Hay dos opciones: o el community manager de La Vanguardia es torpe como él solo y tuvo un fallo de comunicación imperdonable (porque el tweet obviamente da pie a la malinterpretación de la noticia) o bien ha hecho voluntariamente un ejercicio maquiavélico en busca de trafico, sacrificando por el camino el buen nombre del diario (en todas partes hay aficionados al “clickbait”). De ser este último el caso, el subterfugio resulta del todo inaceptable porque en plena pandemia no todo vale. ¡Estamos jugando con algo demasiado serio!

Para alcanzar la ansiada inmunidad de rebaño, la ciencia necesita llegar al mayor número posible de personas, y para ello siempre es de agradecer que los medios de comunicación entreguen información fiable, rigurosa e inequívoca. Cualquier media tinta o ambigüedad será aprovechada por aquellos indocumentados que viven en una burbuja anti progreso, para intentar sembrar dudas entre los indecisos.

De verdad que me gustaría creer que el fallo se lo debemos a un becario inexperto, pero lo cierto es que este diario catalán acostumbra de tanto en tanto a patinar en asuntos tan serios como discernir la información que es capaz de salvar vidas, de la que hace todo lo contrario.

En efecto, no es la primera vez que los usuarios de internet (afortunadamente cada vez más versados en asuntos científicos) la emprenden contra este periódico. Una de sus secciones estrella, llamada “La Contra” (porque se publica en la última página del periódico) incluye de tanto en tanto entrevistas a pseudocientíficos. Muchos lectores formados se sienten traicionados cuando el diario da espacio a personas que defienden ideas absurdas y falsas como la homeopatía. Por desgracia no solo sucede en "La Contra", en La Vanguardia uno se puede llegar a encontrar entrevistas a personajes tan estrafalarios como el curandero Josep Pàmies, que por cierto ha sido denunciado por delitos contra la salud pública.

El mundo de la divulgación ha expresado en múltiples ocasiones su malestar contra este periódico. En 2013 nuestro compañero Alejandro Fernández Muerza ya alertó a los lectores sobre esta sección un tanto “magufa” de la Vanguardia, escribiendo una carta al que por entonces era defensor del lector. Otro de nuestros compañeros, el televisivo Pere Estupinyá (El cazador de cerebros) llegó a publicar e 2012 otra carta de queja (esta vez en inglés) en un medio digital asociado con el MIT.

En defensa del periódico hay que decir que el tratamiento de la noticia, una vez se hacía clic en el polémico tweet, era completamente acertado. Justo debajo del titular se podía leer un encabezado en el que se aclaraba: “el tratamiento, que no tiene nada que ver con las vacunas ya aprobadas, no previene la covid-19 asintomático en personas expuestas recientemente al virus”.

Sea como sea el daño está hecho. Me temo que una vez más AstraZeneca se lleva palos inmerecidos. Qué lástima que no se le del mismo bombo a esta otra noticia que anuncia el 92% de efectividad de su vacuna contra la hospitalización por la variante Delta del Covid-19.

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