La aspirina y la prevención de enfermedades cardiovasculares

 


La aspirina comenzó a ser comercializada en 1899. Se convirtió en el fármaco más consumido del siglo XX por mitigar el dolor, la fiebre y la inflamación.

Conforme pasó el tiempo se encontraron nuevas cualidades del ácido acetilsalicílico (aspirina). Por ejemplo, entre las décadas de 1960 y 1980 múltiples ensayos clínicos detectaron que tenía efecto antiagregante plaquetario a dosis bajas.

Es decir, el ácido acetilsalicílico inhibía la función de las plaquetas evitando su agrupación. Por tanto, reducía el riesgo de formación de coágulos en los vasos sanguíneos.

Dicho descubrimiento tuvo como consecuencia una praxis médica donde se recomendaba el consumo diario de dosis bajas de aspirina para prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares (ECV) en adultos sanos, a partir de cierta edad, o para evitar el deterioro en personas que ya las sufrían.

Sin embargo, después se descubrieron las consecuencias de esta práctica, como el incremento del riesgo de hemorragias, sobre todo de origen digestivo.

El pasado 26 de abril, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos (U. S. Preventive Services Task Force) publicó en la revista JAMA nuevas indicaciones sobre el uso de la aspirina para prevenir enfermedades cardiovasculares.

En Estados Unidos, este grupo es la principal fuente de recomendaciones y directrices para pruebas de detección, asesoría psicológica y el uso de medicamentos para la prevención de enfermedades.

Se compone de expertos médicos y lo patrocina la Agencia para la Investigación y Calidad de la Atención Médica (AHRQ), del Departamento de Salud y Servicios Humanos (Department of Health and Human Services).

¿QUÉ CONSECUENCIAS ACARREA TOMAR ASPIRINA?

De acuerdo con los hallazgos del grupo de expertos, quienes analizaron 13 ensayos clínicos recientes sobre este asunto, tomar aspirina diariamente en dosis bajas como prevención primaria de la enfermedad cardiaca en adultos mayores de 60 años no muestra un beneficio claro.

“La prevención primaria significa que estás en riesgo de enfermedad cardiaca y se necesitan medidas preventivas para reducir dicho riesgo. Pero no hay evidencia de que las arterias estén realmente enfermas y el paciente aún no ha sufrido un ataque cardiaco o derrame cerebral”, dice el Dr. Joshua Septimus, profesor asociado de medicina clínica del Hospital Houston Methodist.

Sobre este grupo de edad, el consumo regular de la aspirina aumenta el riesgo de hemorragias, especialmente en el tracto digestivo y el cerebro, peligros que se acrecientan con la edad.

En tanto, en grupo de personas de entre 40 y 59 años, el consumo de aspirina tampoco se recomienda como medida preventiva si los pacientes no tienen ninguna enfermedad cardiovascular o no han sufrido un infarto.

El grupo de expertos, al analizar los resultados agregados de múltiples ensayos clínicos, observaron que dosis bajas de aspirina (100 mg al día) se asocian con un incremento del riesgo de sangrado gastrointestinal del 58 por ciento.

Además, encontraron un aumento del riesgo de hemorragia intracraneal. Por otro lado, no se hallaron diferencias significativas entre dosis de 50 a 500 mg a la hora de prevenir enfermedades cardiovasculares. El Grupo de Trabajo ve razonable la pauta de 81 mg de aspirina al día, que es la dosis más prescrita en Estados Unidos.

Para personas con más de 70 años o con gran riesgo de sangrado, no se aconseja en ningún caso la ingesta de aspirina para prevenir enfermedades cardiovasculares.

¿QUIÉN SE BENEFICIA DE TOMARLA?

El apunte más directo que hizo el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos es que el pequeño beneficio se encontraba en el grupo de edad de entre 40 y 59 años, el cual tiene un riesgo del 10 por ciento o mayor de sufrir enfermedades cardiovasculares en un plazo de diez años, o que ya padecían alguna.

Los individuos con menor riesgo de hemorragias y con mayor riesgo cardiovascular, en un porcentaje entre 15 y 20 por ciento en diez años, son quienes más se pueden beneficiar con este medicamento.

Para realizar la evaluación de la conveniencia de tomar este tratamiento preventivo, el médico puede determinar tu nivel real de riesgo a partir de tu puntaje de calcio de la arteria coronaria (CAC). La puntuación proporciona una medida de la cantidad de placa que tienes en las arterias.

“Cuanto más alto sea tu puntaje de CAC, más placa tendrás en tus arterias”, dice el Dr. Septimus. “Es una representación mucho más precisa de tu verdadero riesgo de ataque cardiaco y accidente cerebrovascular, y puede ayudar a confirmar si pudieras beneficiarte de la aspirina diaria en dosis bajas o no”.

Sin embargo, advierte el Dr. Septimus, aun cuando tu estimación sea de alto riesgo, se debe de sopesar si tu riesgo de sangrado no es mucho mayor. Por lo cual, tomar aspirina diariamente en bajas dosis te pondría en riesgo.

El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos remarca que la decisión sobre el tratamiento preventivo con aspirina para enfermedades cardiovasculares debe ser observando las características específicas del paciente. Es decir, no puede tomarse como un tratamiento generalizado.

LA MEJOR FORMA DE PREVENCIÓN PRIMARIA

Los expertos también advierten que, si actualmente estás tomando este tipo de tratamiento preventivo, hables con tu médico sobre las nuevas recomendaciones y no suspenderlo hasta una evaluación médica de tu caso particular.

En lugar de tomar diariamente aspirina en dosis bajas, tu médico puede ayudarte a reducir tu riesgo de enfermedad cardiaca haciendo cambios en el estilo de vida. Por ejemplo, adoptar una dieta saludable, realizar ejercicio y dejar de fumar.

Si tienes diabetes, contrólala. Cuida tus niveles de colesterol y toma medidas para manejarlo si es alto. Atiende los niveles de presión arterial y nivélalos si son altos.

“Nuestra comprensión de la salud, así como la mejor manera de prevenir y tratar la enfermedad, siempre está evolucionando. Y este cambio en las pautas del uso de la aspirina es solo un ejemplo de eso”, concluye el Dr. Septimus. “La nueva información cambió la forma en que abordamos la prevención de ataques cardiacos y los accidentes cerebrovasculares”. N

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