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Asocian las experiencias traumáticas infantiles con la hipertensión en la edad adulta

Por Lisa Rapaport (Reuters Health) - Las experiencias traumáticas en la niñez, como el abuso, el abandono o la disfuncionalidad familiar, elevarían el riesgo de desarrollar hipertensión en la edad adulta, según sugiere un nuevo estudio. Los autores siguieron a 400 personas durante más de dos décadas y hallaron que la presión a los 30 aumentaba significativamente en aquellas que habían vivido varias experiencias extremadamente estresantes en la niñez, tras tener en cuenta los factores socioeconómicos y la historia clínica. Esto no prueba que las experiencias traumáticas de la niñez causen hipertensión, pero plantea la posibilidad de que la atención mental o la reducción del estrés tengan un papel en la prevención. "Esta es la primera vez que demostramos cómo el efecto de las experiencias adversas en la niñez en la presión podría comenzar a verse en la adultez temprana, alrededor de los 30 años", dijo el autor principal, Shaoyong Su, de la Facultad de Medicina de Georgia Regents University. El equipo de Su reunió a un grupo de niños y adolescentes, de entre 5 y 16 años en 1989, sin signos de presión alta o enfermedades crónicas para monitorearlos hasta el 2012. Participaron 181 menores caucásicos y 213 afroamericanos; 78 eran hermanos. La mayoría tuvo por lo menos ocho elevaciones de la presión en los 13 controles promedio durante el estudio. Después de los 18 años, los participantes respondieron cuestionarios sobre su niñez para determinar si habían sido víctimas de abuso emocional, físico o sexual, de abandono o de disfuncionalidad familiar (enfermedades mentales, adicciones, violencia doméstica, delitos o problemas matrimoniales). El equipo monitoreó los valores de presión sistólica y diastólica, que en una persona saludable son de 120 y 80 mmHg, de acuerdo con los CDC de Estados Unidos. Cuando esos valores son de 140 y 90 mmHg o más, la persona tiene hipertensión. Un tercio de los adultos estadounidenses (70 millones) es hipertenso. Los autores estimaron que, a los 38 años, los participantes con por lo menos cuatro experiencias traumáticas en la niñez tenían valores de presión sistólica y diastólica promedio más altos (respectivamente, 9,3 y 7,6 mmHg de diferencia) que aquellos sin esas experiencias. La exposición a un suceso traumático tuvo un efecto similar en la presión de los hombres y las mujeres, de los afroamericanos y de los blancos. Su advirtió que el estudio es pequeño y que se necesitan más investigaciones sobre cohortes más grandes para determinar de manera firme una relación entre las experiencias traumáticas y la presión. Dado el diseño observacional del estudio, los resultados no prueban que los sucesos traumáticos provoquen la hipertensión, según precisó la doctora Debbie Lawlor, de la Universidad de Bristol, Reino Unido, y autora de un editorial sobre el estudio publicado en Circulation. FUENTE: Circulation, online 9 de abril del 2015.