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Así son las casas de trigo o de arroz: la paja impulsa el auge de la bioconstrucción

Hay cuentos que se equivocan.

Los dos hermanos menores del clásico infantil "Los tres cerditos" fueron tildados de perezosos por construir sus hogares de paja y madera, mientras que el mayor fue aplaudido como el más astuto por erigir su casa con ladrillos para protegerse del lobo feroz.

La moraleja de la historia de autor desconocido, posiblemente escrita en el medioevo, es que hay que pensar las cosas muy bien antes de hacerlas y evitar a toda costa la vagancia.

De vuelta en el siglo XXI, hay una tendencia cada vez mayor a repensar los métodos de construir nuestras viviendas para abaratar los costos y causar el menor daño posible al planeta. Si la historia de los cerditos y el lobo fuera escrita hoy, muy distinto sería el aprendizaje.

La reformulación de algunos métodos de construcción ancestrales ha permitido que la paja salga de la descalificación y el olvido para convertirse en un material duradero, barato y aislante que podría hacer más accesible la casa de nuestros sueños.

Un primer motivo para elegir a la paja como materia prima es su mínimo impacto ambiental. La paja es lo que sobra de la producción agrícola de granos como el trigo, el arroz y la cebada.

Los tallos descartados se apilan en fardos y son usados como relleno. Pero en el siglo XIX, la paja se usó para fabricar las paredes de los colonos con una técnica llamada "estilo Nebraska"

Hay que admitir que los nuevos pobladores de las extensas praderas estadounidenses usaron la paja de manera temporal porque no tenían acceso a materiales más duraderos como la madera ni a la piedra.

Pero después de fabricar las primeras casas, gracias al uso de máquinas compactadoras, descubrieron que la paja aislaba muy bien el frío del invierno y el calor del verano, era fácil de manipular y era barata de conseguir.

"Si bien los fardos pueden soportar alrededor de 900 kg por metro lineal, los bloques de paja de alta densidad, compactados por máquinas, están diseñados para soportar hasta casi 6000 kg/m", dijo el arquitecto y urbanista brasileño Eduardo Souza.

Su popularidad declinó con la Segunda Guerra Mundial (y las presiones de los empresarios del cemento) y renació en la década de 1970, luego de que el periodista de la CBS Roger Welsch recordara las antiguas construcciones de su estado natal de Nebraska en un artículo publicado en el libro Shelter.

Desde entonces, la tecnología de la construcción ha desarrollado métodos para fortalecer los paneles de paja y minimizar sus desventajas.

Souza explicó que la paja se usa más comúnmente para el sellado y aislamiento, mientras el acero o la madera son reservados para la estructura. "Como es un material formado principalmente por aire y espacios vacíos, proporciona un excelente aislamiento térmico a la construcción. Se estima que una casa de fardos de paja bien construida puede ahorrar casi un 75% en costos de calefacción y refrigeración ".

Con respecto a la capacidad de almacenar energía, llamada por los expertos inercia térmica, los fardos de paja son equivalentes al adobe y a los muros de troncos y pueden ser muy resistentes al fuego. “Según algunas pruebas realizadas, se observó que las paredes de paja con yeso de cemento o estuco cumplieron con éxito las condiciones escritas en el Método ASTM E119-05a Fire Tests of Building Construction and Materials".

Como cualquier material de construcción, la paja también tiene sus debilidades. Los principales desafíos de construir con paja es evitar a toda costa la humedad y el moho, que puede producir daños irreparables. Para eso, es necesario que los cimientos tengan una elevación de al menos 20 centímetros del suelo. Los aleros también son importantes para evitar que las paredes absorban agua de la lluvia y se expandan.