Así se salvaron los niños mormones de la masacre en Sonora

Rhonita Maria LeBaron murió junto a sus mellizos de seis meses y otros dos hijos dentro de su automóvil en llamas tras recibir una ráfaga de disparos cerca de la localidad de La Mora, en Sonora, México (Facebook)
Rhonita Maria LeBaron murió junto a sus mellizos de seis meses y otros dos hijos dentro de su automóvil en llamas tras recibir una ráfaga de disparos cerca de la localidad de La Mora, en Sonora, México (Facebook)

Cinco niños mormones se escondieron entre los matorrales de la árida geografía de Sonora, en el norte de México, para sobrevivir una aterradora emboscada en la que murieron 9 familiares.

Tras el brutal tiroteo contra los tres vehículos que transportaban a 17 miembros de la familia mormona LeBaron, Kylie Evelyn, de 14 años, Devin, de 10, Cody Grayson, de 7, Xander Boe, de 4, y Brixon Oliver, de 10 meses, regresaron aterrorizados y heridos por sus propios medios hasta su finca para pedir auxilio.

El activista Julian LeBaron, quien es familiar de las víctimas, dijo que uno de los niños sobrevivientes estaba herido en un pie y otro en la mejilla.

También confirmó que Mackenzie Langford, de ocho años, fue encontrada ilesa durante la madrugada luego de que su padre alertara que no había regresado a casa ni estaba entre las víctimas del ataque del lunes 4 de noviembre, en el que su madre Dawna y sus dos hermanos fueron asesinados.

La séptima sobreviviente es una bebita de siete meses, llamada Faith, que significa Esperanza en inglés.

La bebé de pecho estaba viva. Yo mismo la encontré”, dijo LeBaron, quien vio a la niña del piso en el vehículo donde fue tiroteada su madre Christine. Al parecer su madre la habría lanzado al suelo para protegerla durante el ataque.

Otros niños encontrados por el defensor local de derechos humanos no tuvieron la misma suerte. Murieron tiroteados cuando intentaron escapar. “Un niño de 4 años estaba completamente descompuesto a balazos. Otra de unos seis años estaba reventada en varios pedazos”.

“Esto es para que quede registrado: Nita y 4 de mis nietos murieron quemados...justo a las afueras de La Mora”, dijo un hombre entre sollozos mientras grababa las imágenes de una camioneta, aún humeante, completamente calcinada. En el interior se veían los hierros de los seis asientos chamuscados. En la carrocería blanca se distinguían múltiples disparos de bala.

Indignación

La masacre de la familia mormona ha generado indignación entre los mexicanos y pudiera crear tensiones diplomáticas porque las víctimas también poseían nacionalidad estadounidense.

Aunque aún se desconocen las causas del ataque, la muerte a sangre fría de tres mujeres que viajaban solas con sus hijos a una reunión familiar abre un nuevo capítulo de crueldad en la guerra del crimen organizado en México.

LeBaron expresó que los enfrentamientos entre los carteles de la droga entre Sonora y Chihuahua son cada vez más frecuentes y dejan a su paso decenas de víctimas inocentes.

“ No creo que fue contra nosotros. Pero hay que enviar un mensaje, no para las autoridades, sino para los 120 millones de mexicanos. Algo vamos a tener que hacer”, dijo LeBaron al referirse a los altos índices de homicidios e inseguridad en el país.

Otros familiares de las familias LeBaron y Langford usaron las redes sociales para pedir a los gobiernos de México y Estados Unidos medidas radicales para frenar la impunidad del crimen organizado en los estados fronterizos donde viven decenas de familias mormonas.

Las víctimas eran miembros de una comunidad llamada Colonia LeBaron, que fue fundada en las primeras décadas del siglo XX por un grupo disidente de la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días, cuando en Estados Unidos comenzó a perseguir a los grupos que practicaban la poligamia.

Los gobiernos de Sonora y Chihuahua emitieron un comunicado conjunto asegurando que habían asignado fuerzas adicionales para realizar la investigación del hecho y reforzar la seguridad en la zona.

Pero esas palabras no consuelan demasiado a los LeBaron, quienes fueron víctimas de la delincuencia organizada en 2009, cuando dos jóvenes de su familia fueron asesinados al negarse a pagar recompensa por un secuestro.

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ha expresado que su gobierno no tiene una guerra contra el narcotráfico. Por el contrario, ha optado por una política conciliadora que ha generado críticas dentro y fuera del país. Uno de los que no comparte la posición de López Obrador es Rich Glenn, subsecretario de Estado adjunto para asuntos de narcotráfico internacional, quien opinó en una audiencia en la Cámara de Representantes de Estados Unidos que solo le ganarán la guerra a la drogas si México aplica una estrategia integral para combatir al crimen organizado internacional.