Asediada minoría rohingya de Myanmar contempla con esperanza triunfo de Suu Kyi

Por Timothy Mclaughlin SITTWE, Myanmar (Reuters) - A Noor Bagum le habría gustado votar por la Liga Nacional para la Democracia (NLD) de Aung San Suu Kyi, pero al igual que la mayoría de los miembros de la asediada minoría rohingya, no participó en las históricas elecciones en las que la premio Nobel de la Paz consiguió un triunfo avasallador. Despojados de sus derechos electorales por el Gobierno, muchos musulmanes rohingya ahora esperan que la nueva administración liderada por Suu Kyi y el partido NLD (por sus siglas en inglés) trabaje para restaurar sus vidas y muchos de los derechos civiles que perdieron. "Espero que las cosas mejoren un poquito", dijo Noor Bagum, una mujer de 28 años cuya aldea fue destruida durante los hechos de violencia entre budistas y musulmanes que remecieron al estado oriental de Rakhine en Myanmar en el 2012. El caso de los rohingya será el asunto más controvertido -e inevitable- de abordar en una larga lista de temas que Suu Kyi heredará del actual Gobierno. Suu Kyi, elogiada por muchos en Occidente por impulsar el movimiento a favor de la democracia de Myanmar durante los años de la dictadura militar, también ha sido criticada dentro y fuera del país por no denunciar activamente los abusos cometidos contra la minoría. Cuando el Gobierno de NLD asuma el poder en marzo, la líder estará bajo presión internacional para tomar una postura definitiva en la defensa del grupo. Pero hablar por los rohingya implica un costo político en la ex Birmania. Ellos están sumamente marginados en el país porque se les considera como inmigrantes ilegales de Bangladesh. Suu Kyi se arriesga a perder apoyo político al asumir la causa de una minoría que ha sufrido acosos y persecución. RIVAL LOCAL El NLD también enfrenta a un poderoso rival local: el Partido Nacional Arakan (ANP, por sus siglas en inglés), que ha sido acusado de incitar las hostilidades hacia los musulmanes y ha pedido la deportación de los rohingya. El ANP ganó la mayoría de los 29 escaños nacionales en Rakhine y accedió al control de la asamblea regional del estado. "Estaremos malditos si lo hacemos y estaremos malditos si no lo hacemos", dijo Win Htein, un líder del NLD, al explicar que defender a los rohingya daría al ANP "una gran razón para criticarnos". Aunque muchos han vivido en Myanmar por generaciones, los rohingya no están entre los 135 grupos étnicos reconocidos bajo la ley de ciudadanía del país y tienen derechos limitados. Muchos cuentan con documentos de residencia temporal, conocidos como "tarjetas blancas", que les permitían votar hasta que el derecho fue anulado por el presidente Thein Sein este año. Noor Bagum y miles de otros rohingya son ahora virtuales prisioneros en la capital del estado, Sittwe, donde viven en campos de refugiados como Thae Chaung, compuesto por una serie de chozas de bambú parchadas por lonas y tela de sacos de arroz. Hasta ahora, el NLD ha ofrecido poco en el sentido de una vía para abordar el estatus de los rohingya o en un proceso para reintegrarlos en las comunidades de donde los obligaron a salir. Pero los primeros comentarios tras las elecciones de un líder del partido, Win Htein, sobre el acto que despojó al grupo de su ciudadanía demuestran que su esperanza podría estar justificada. "El acto debe ser revisado porque es demasiado extremo (...) (Deberíamos) revisar esa ley y hacer las enmiendas necesarias para considerar que las personas que ya están en nuestro país, quizás la segunda generación, y que sean tomadas como ciudadanos", sostuvo Win Htein a Reuters. Añadió que deseaba que el Gobierno del NLD permita a los rohingya instalarse en cualquier parte de Myanmar para "reducir la carga sobre el estado de Rakhine". No estaba claro si el político, uno de los más influyentes de su partido, hablaba en representación del NLD o si su opinión era personal. (Reporte adicional de Aubrey Belford y Hnin Yadana Zaw. Editado en español por Marion Giraldo)