La niña que caza jirafas y que Internet odia responde y desafía a todos los que la han criticado

Aryanna Gourdin solo tiene 12 años de edad, pero va camino de convertirse en una de las personas más odiadas del mundo. Esta joven de Utah (Estados Unidos), se ha hecho famosa por sus fotos en Facebook en las que alardeaba de haber cazado a una jirafa en África. Y no solo presume en las redes sociales de matar especies protegidas. También lo hace en entrevistas desde las que responde a todos aquellos que han afeado su conducta.

“No voy a dejar de cazar, disfruto mucho y me hace feliz”, asegura Gourdin en declaraciones concedidas a un canal de televisión estadounidense y que recoge el Telegraph.

Además de estas respuestas, Aryanna ha ido publicando en su Facebook execrables fotos de ella junto al cadáver de una cebra, de una gacela, de un oso y de otros animales salvajes.

La niña se hizo famosa a mediados de agosto, cuando publicó la primera foto de su cacería en Sudáfrica, en la que mató a una jirafa, y desde entonces va subiendo imágenes de sus tropelías. Y lo único que consigue es que el odio hacia ella se multiplique.

“Soy una cazadora y me da igual lo que la gente diga de mí. Nunca voy a parar. Es algo que me pone de buen humor, que disfruto y que quiero que los demás vean”, explica sin una pizca de vergüenza. “Mi objetivo es que otras mujeres y otros niños se impliquen en el mundo de la caza, que es asombroso”, remata en la entrevista.

Pero lo que está consiguiendo es justo lo contrario. Su página de Facebook se está llenando de comentarios en su contra, que la acusan de ser una asesina y de ser una insensible, por cazar animales que están en peligro de extinción y de utilizar sus cabezas como premio. Incluso algunos cazadores le echan en cara que mate a animales tan majestuosos y difíciles de ver, y no se centre en presas más comunes y de las que no hay peligro de que desaparezcan.

(Aryanna Gourdin y su padre)

Aunque Aryanna mata como un cazador adulto, su manera de razonar es el de una niña con una edad mental bastante escasa: se defiende asegurando que al matar jirafas está permitiendo que otras especies de la zona puedan comerse su cadáver y vivir más años.

Pero la culpa de su conducta no recae exclusivamente sobre ella. Su padre, Eli Gourdin, es también un cazador, y asegura que “estamos muy orgullosos de lo que somos y nunca pediremos perdón”.