"Art brut" busca museo. Curiosos no abstenerse

Ana Mengotti

Miami, 7 feb (EFE).- Una de las mayores colecciones mundiales de arte hecho por personas con enfermedades mentales, una de las variantes del llamado "art brut", busca un museo u otra institución que sirva para guardar y exhibir sus más de 1.200 muestras de talento artístico "transgresor y genuino".

Entre tanto aparecen candidatos, la fundación National Art Exhibitions of the Mentally Inc (NAEMI), creada en Miami en 1989 por el cubano Juan Martín, permite asomarse a su colección con una exposición que abrirá sus puertas en el Centro Cultural de España en esta ciudad el 13 de febrero.

"La magia del objeto 'outsider'", curada por la también cubana asentada en Miami Claudia Taboada, es una ventana para ver una parte de la grandeza de este arte autodidacta y no sujeto a normas ni modas que el artista francés Jean Dubuffet definió como "brut".

Unos candados de colores con la llave puesta, colgados del techo como móviles de Alexander Calder y recubiertos de cinta adhesiva transparente, un material que es el sello de las obras de la artista cubana Misleydis Castillo, destacan en una esquina de la sala de exposiciones.

En una pared los objetos encontrados de manera fortuita y colocados por el estadounidense Roger Sadler en envases de productos comerciales recuerdan a habitaciones de casas de muñecas , mientras una máscara anti humo y gas que "El buzo", nombre artístico del cubano Jorge Alberto Hernández Cadi, sacó de la basura e intervino con noticias recortadas de la prensa advierte del fin de los tiempos.

El español Ramón Losa, con una obra hecha con libros intervenidos y otra con una cabeza de muñeca, es otro de los trece artistas representados en la exposición, el único no cubano o estadounidense.

El 70 % de los más de 123 artistas radicados en 13 países de los que NAEMI tiene obras es de Estados Unidos, señala en una entrevista con Efe Juan Martín.

Cuando se le pregunta cómo determina si un artista tiene las características necesarias para formar parte de la familia NAEMI, Martín responde: "no exigimos certificados ni diagnósticos de enfermedades mentales".

No obstante, hay artistas que se los envían y también alguno que se ha querido pasar por enfermo para poder exhibir sus obras, subraya.

Entre las muchas anécdotas que ha acumulado desde que empezó a interesarse por el arte hecho por enfermos mentales a partir de una experiencia que tuvo con un paciente al que como trabajador social le facilitó útiles para que dibujara, Martín cuenta que un artista le preguntó que "si se pegaba con un palo en la cabeza" le iba a incluir en las exhibiciones que organiza regularmente NAEMI.

Un caso triste fue el del engaño del que fue víctima por parte de un artista al que le habían presentado como un enfermo mental y no lo era, y otro igualmente infeliz cuando descubrió que una galería de arte española no le había comunicado a un artista que estaba ingresado en un psiquiátrico que las obran que tenía de él se estaban vendiendo.

El artista fue llevado a ver una exposición de NAEMI en el centro cultural madrileño instalado en el antiguo cuartel del Conde Duque y se puso a llorar cuando vio una obra suya en la que había retratado a su hermana y que no tenía ni idea de que estaba allí.

Sin dar nombres, Martín cuenta que ese artista le contactó después y se hicieron grandes "amigos", lo mismo que le ha ocurrido con muchos otros de los que están representados en la colección de NAEMI.

Son vidas "duras, duras" la de la mayoría de estos artistas, dice Martín, quien se emociona al hablar de algunos de ellos y cuando se le pregunta cómo reaccionan cuando ven que sus obras son mostradas al público, dice que es "algo extraordinario".

El ejemplo que antes le viene a la cabeza es el de Misleydis Castilo, que nació sordomuda y tiene un grado elevado de autismo. Cuando la conoció no podía comunicarse y además no permitía que nadie se le acercara.

En la última exposición de sus obras organizada por NAEMI en La Habana, donde presentó sus "gigantes", unas figuras recortadas de papel que representan a hombres forzudos que llevan pequeñas prendas intimas femeninas o están desnudos, Misleydis tuvo contacto físico con el público, dice Martín.

"El arte tiene un efecto terapéutico extraordinario", subraya.

Misleydis fue una de las artistas que participaron en 2019 en la exposición "Flying High: Women Artists of Art Brut", en el The Bank Austria Kunstforum, en Viena, y está representada por una galería francesa que se ha especializado en arte marginal, "outsider" o "brut", al igual que otros artistas de NAEMI.

Normalmente la fundación conecta a los artistas que descubre con ayuda del público y de las redes sociales, pero no recibe dinero por ello sino obras, que pasan a engrosar una colección que sigue creciendo y se financia con donaciones y ventas de algunas piezas.

"Ya no puedo seguir teniendo las obras en mi casa. Quiero entregar parte de la colección a un museo para que la tengan en depósito y vayan exhibiéndola para que sea un símbolo del art brut en el sur de Florida", dice Martín, orgulloso de la labor realizada por NAEMI para ayudar a los artistas enfermos mentales y luchar contra "el estigma" que los rodea.

(c) Agencia EFE