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Arrestaron a un comisario por abastecer de armamento a las bandas narco

ROSARIO.-Antiguos eslabones de la banda de Los Monos expandieron durante la cuarentena la guerra narco al norte de Rosario, en la zona portuaria de San Lorenzo, donde se concentran las terminales agroexportadoras de soja. Esa estrategia de crecimiento, que se hizo visible con tres asesinatos en los que se usaron ametralladoras y armas de guerra, contó con la complicidad, según sospechan los investigadores, de un comisario de esa región que ayer fue detenido, junto a otros dos policías, con un arsenal de armas con numeración adulterada y droga.

La detención del jefe policial Raúl Fleitas, titular de la comisaría 7a., se dio en el marco de más de 20 allanamientos en los que efectivos de la Agencia de Investigación Criminal arrestaron por orden del fiscal Matías Edery a once miembros de un clan narco, que es un eslabón de la banda de Los Monos, con base operativa en Villa Gobernador Gálvez.

Desde hace algunos meses los investigadores a cargo del fiscal Edery siguen los pasos de esta banda narco, que aprovechó la quietud de la cuarentena para ampliar su territorio a zonas que eran manejadas por Esteban Alvarado -histórico rival de Los Monos- que está preso desde febrero de 2019, luego de que fuera detenido por el crimen de un prestamista en una investigación que realizó el Organismo de Investigación, en ese momento a cargo del actual ministro de Seguridad de Santa Fe, Marcelo Saín.

Fuentes judiciales señalaron a LA NACIÓN que en este momento la banda de Los Monos dividió su funcionamiento en dos partes: desde la cárcel de Marcos Paz, Ariel Cantero, el líder de la organización, se ocupa de ordenar las extorsiones a empresarios, que pagan un dinero semanal o mensual a cambio de no ser blanco de ráfagas de disparos. Incluso, esta metodología de recaudación ilegal se expande al plano financiero informal que maneja el dólar blue en el centro de la ciudad.

El rubro histórico del narcotráfico, con la red de producción y distribución, habría quedado en manos de un excuñado de Cantero apodado Gordo Bai, que tiene su base en el sur de Rosario y Villa Gobernador Gálvez. Se presume que la organización elabora cocaína en las afueras de la ciudad, cuyo valor en la cuarentena se duplicó.

Esta rama de la banda es la que está, según la causa que se tramita en los tribunales provinciales, detrás de los hechos de violencia en el otro extremo, en San Lorenzo, una zona estratégica porque están asentadas las terminales portuarias que exportan más del 80 por ciento de la soja que produce la Argentina.

En diciembre pasado, unos días después de asumir, el ministro de Seguridad intervino la Unidad Regional XVII, de San Lorenzo, luego de que la justicia detectara que dos comisarios de esa región estaban involucrados en una trama narco con Alvarado. Uno de ellos, el comisario Cristian Di Franco, fue condenado en un juicio abreviado. Pero las sospechas sobre la vinculación entre policías y narcos no se cortaron en esos eslabones, sino que amenaza ser más profunda, con vínculos con dirigentes políticos.

En las escuchas telefónicas de las últimas semanas en la Fiscalía detectaron que el titular de la comisaría 7a. de San Lorenzo aportaba información clave a ese sector de Los Monos, a los que también les abastecería de armas, según las fuentes judiciales. Esto se hizo notorio después de los crímenes que se sucedieron en el barrio Norte de esa ciudad, donde esa comisaría tiene jurisdicción.

El 22 de mayo pasado el comisario Fleitas encabezó un allanamiento por orden del juzgado penal de 1a. instancia de ese departamento en Montevideo al 9000, donde funciona uno de los 50 búnkeres que la nueva cúpula policial de la intervención de la Unidad Regional XVII denunció a la justicia cuando asumió en diciembre pasado. Sin embargo, la policía no encontró nada.

Unos minutos después de que fuera detenido el comisario Fleitas, fue encontrado el cadáver de un joven de 26 años con un disparo en la cabeza y el cuerpo calcinado. El cuerpo fue hallado en un campo de la localidad de Roldán, una zona que pertenece al departamento San Lorenzo.

Oleada de crímenes

El cadáver de Franco Hueso, que fue hallado en la localidad de Roldán, en una calle que lleva hacia la empresa BioEnergy, tenía una bolsa negra de residuos en la cabeza y las manos atadas, por lo que se presume que podría tratarse de un crimen con el sello narco.

Sin embargo, la trama del crimen puede ser más compleja, ya que las primeras sospechas apuntan a que la policía podría estar involucrada en este homicidio. Hay dos efectivos detenidos y se secuestraron dos camionetas de la fuerza, en una de las cuales se encontraron rastros de sangre, que están siendo sometidos a un peritaje. El cuerpo del joven fue parcialmente quemado. Tenía su billetera con dinero y documentación, por lo que descartó que se tratara de un robo.

En los últimos días de mayo se inició otra oleada de crímenes vinculados con luchas territoriales. Gerardo Pérez, un veterano narco de 55 años que manejaba un búnker a la vuelta de donde se hizo el allanamiento el 22 de mayo, fue arrojado pocos días después de ese operativo desde un Peugeot 408 en la puerta del hospital Granaderos a Caballo. El cadáver tenía un disparo en el pecho.

La secuencia de un nuevo crimen se repitió dos días después. Dos hombres en moto pasaron por el pasillo que la policía había allanado el 22 de mayo con una ametralladora FMK3 y dispararon contra dos jóvenes, ambos habían sido registrados por los policías. Murió en el actoBrian Sánchez, el muchacho que había estado en el allanamiento encabezado por Fleitas.

Tras ejecutar al adolescente, los dos sicarios en moto se movieron a toda velocidad a la vuelta de ese búnker, donde vivía Gerardo Pérez, el hombre al que le habían disparado dos días antes. Los atacantes cambiaron el cargador de la vieja ametralladora y asestaron 19 tiros contra la puerta del otro búnker.

Las ráfagas de tiros y dos muertos en dos días, todos ligados a la venta de drogas, encendió a los vecinos de la zona norte de San Lorenzo, que quemaron el búnker.

Una semana antes habían asesinado a Joel Mansilla, de 17 años, en un ataque en el que también fue herido de gravedad e suboficial Víctor Páez. Según las sospechas de los investigadores,Los Monos tenían como blanco la banda de Los Romero, en Nuevo Alberdi, el norte de Rosario. En ese hecho los atacantes arrojaron un fusil FAL al ser perseguidos.

La arremetida de Los Monos, con armas más pesadas, se produce en un momento crítico del gobierno de Omar Perotti en materia de seguridad. La salida paulatina de la cuarentena en Santa Fe empieza a mostrar un retorno a los niveles de violencia de enero y febrero, cuando sin pandemia Rosario vivía su propia epidemia de asesinatos, con 80 crímenes en lo que va de este año, en un 85 por ciento ligados a la trama narcocriminal.