Los argentinos con cargos decisivos en la política española,un fenómeno en crecimiento

Mónica Silvana Gómez, nacida en Mataderos, acaba de asumir como eurodiputada por el PSOE

MADRID.- Es un fenómeno notable. Fruto de la relación entre ambos países y de las sucesivas oleadas migratorias hacia la península, la vida política española cuenta con varios dirigentes de origen argentino que se destacan en el primer plano de la actividad cotidiana.

Tres de ellos ocupan cargos de alta exposición en el Congreso de los Diputados, aunque no siempre coinciden en sus lineamientos ideológicos o partidarios.

La que más exposición mediática tiene es la hispano-argentina Cayetana Álvarez de Toledo, vocera oficial para el bloque del conservador Partido Popular (PP) y quien fija discurso en el recinto. No nació en la Argentina, sino en Madrid, pero sí tiene su nacionalidad. Pasó muchos años de su infancia en Buenos Aires y es hija de madre argentina. Tanto, que en el partido la definieron como la "Messi española", por la estrella del Barcelona.

En las pasadas elecciones generales fue cabeza de lista por el partido en Barcelona, donde cosechó los peores resultados de la historia partidaria. Con un discurso claro de ataque al independentismo, solo pudo salvar una banca: la suya.

Son conocidos sus discursos de rechazo al feminismo radical y su posición crítica hacia el independentismo. Sumamente articulada, hasta sus adversarios le reconocen su capacidad dialéctica.

En la vereda de enfrente está Gerardo Pisarello, del grupo de izquierda Unidas Podemos, que fue elegido secretario de la llamada Mesa del Congreso, el órgano de gobierno de la Cámara baja. Si bien esa responsabilidad no le confiere un perfil de exposición mediática muy alto, implica una participación directa en las decisiones de gobierno y agenda del cuerpo.

Tucumano, de 49 años, es hijo de un abogado radical defensor de presos políticos. Se trata de Ángel Pisarello, que asumió esa tarea en el gobierno del general Juan Carlos Onganía y que fue secuestrado y asesinado en 1976, en la última dictadura, un desenlace que "lo marcó de por vida".

Llegó a España siendo muy joven, en 1997. Se doctoró en Derecho por la Universidad Complutense y se afincó luego en Barcelona, donde llegó a vicealcalde por En Comú, la marca local del izquierdista Podemos. Amante de la democracia "municipalista", ejerció de alcalde varios meses, durante un período de licencia de la alcaldesa.

Habla catalán y simpatiza con el independentismo, aunque su posición es a favor del referéndum para decidir en la materia, según explicó meses atrás en diálogo con LA NACION. Muchos lo recuerdan por haber figurado entre los que retiraron el busto del exrey Juan Carlos del Parlamento local.

También en Podemos milita el rosarino Pablo Echenique, uno de los primeros en la etapa fundacional de la agrupación que lidera Pablo Iglesias. Es actualmente diputado y uno de los que palpan a diario el futuro del gobierno del socialista Pedro Sánchez, ya que lidera la negociación para el -hasta ahora rechazado- gobierno de coalición.

Fue eurodiputado y secretario general de la agrupación. De 40 años, es doctor en Física, especializado en la rama cuántica y molecular. Sufre de atrofia muscular espinal, lo que le genera una discapacidad del 88%. "Puedo hacer casi todo, pero más despacio", dice Echenique, que se desplaza en silla de ruedas. Su discapacidad fue una de las razones por las que la familia emigró a España.

A ellos se suma Mónica Silvana González, nacida en Mataderos y criada en la ciudad correntina de Esquina, que acaba de asumir como eurodiputada por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

La lista no se agota aquí. Pero estos son los perfiles de mayor exposición. En el caso de los tres diputados nacionales, fueron designados como tales tras las elecciones generales de abril pasado.

No está claro si el gobierno en ejercicio del presidente Pedro Sánchez podrá ser investido. En caso de que no lo consiga para fines de septiembre próximo, se hará un nuevo llamado a elecciones con la consecuente disolución del Congreso.

En sentido inverso, también hay políticos españoles que se vuelven argentinos. Eso acaba de ocurrir con el nuevo responsable de la diplomacia de la Unión Europea (UE), el actual canciller español, Josep Borrell, que acaba de adoptar la nacionalidad argentina.

"Esto no tendrá efectos prácticos. Se trata de un gesto para recuperar identidad", aclaró el funcionario antes de dirigirse a la sede del Consulado Argentino en esta ciudad, donde se cumplió la ceremonia. A partir de ahora, Borrell cuenta con los dos pasaportes: el español y el argentino. Este último, por ser el país de nacimiento de su padre.

Décadas atrás, el abuelo de Borrell se exilió en la Argentina y eligió como destino la provincia de Mendoza, donde regenteó una panadería. Allí también nació su hijo, el padre del actual canciller.

La idea de recuperar esa identidad maduró recientemente, en ocasión de un encuentro de Borrell con el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo.