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Cansados de la cuarentena, argentinos ignoran nuevas restricciones por COVID-19

Gente mayor con tapabocas aguarda para recibir una vacuna contra el coronavirus (COVID-19) en Buenos Aires

BUENOS AIRES, 16 abr (Reuters) - Hastiados tras el extenso confinamiento del 2020, comercios y clientes de Buenos Aires decidieron el viernes ignorar las nuevas restricciones impuestas por el Gobierno para controlar la fuerte segunda ola del coronavirus que está asolando a Argentina.

Además de una polémica suspensión de las clases, las medidas disponen el cierre nocturno de comercios y la prohibición de usar espacios internos en gimnasios, restaurantes y bares, que fueron algunos de los rubros más golpeados el año pasado, cuando el presidente Alberto Fernández ordenó un estricto aislamiento social para enfrentar la pandemia.

Aunque el decreto presidencial rige desde el viernes hasta el 30 de abril, muchos creen que las restricciones podrían extenderse, como sucedió de forma reiterada en 2020.

El movimiento 'Sillas al Revés', creado el año pasado para defender los intereses de reconocidos restaurantes de Buenos Aires, aseguró que no acatará el decreto, que consideró un "nuevo atropello" contra el sector.

"La gastronomía no contagia. Somos un espacio seguro para trabajar. Ya se comprobó que no somos foco de contagio y sí fuente de empleos", señaló el grupo en un comunicado.

"REBELIÓN"

En distintos barrios de Buenos Aires y sus alrededores podía verse el viernes clientes en el interior de bares, gimnasios y restaurantes.

"Que el presidente haga lo que tenga que hacer. Yo no estoy de acuerdo con estas medidas", explicó Marcelo, de 63 años, que hace 18 años tiene un bar en el barrio de Almagro. "El año pasado fue durísimo".

El empresario gastronómico dijo que no acatará la nueva normativa, que autoriza solo mesas en el exterior.

Un gimnasio sobre la famosa avenida Corrientes tenía la persiana de ingreso levantada por la mitad, lo que permitía el ingreso de sus clientes.

"Por el momento seguimos abiertos, como todas las cadenas de gimnasios", dijo una empleada que no quiso dar su nombre.

Fernández se mostró en contra de la "rebelión" de estos sectores y destacó que han recibido ayuda estatal para poder sobrevivir durante las restricciones previas.

"Las leyes se hacen para ser cumplidas. Puedo entender que estos sectores puedan verse de algún modo afectados, pero quiero recordarles que todos esos bares, restaurantes que hoy siguen vivos el año pasado recibieron asistencia del Estado", explicó el mandatario en una conferencia de prensa.

"A mí, la rebelión no (...) Estoy para ayudarlos en la emergencia que estamos viviendo, no estoy para tolerar que hagan lo que quieran", agregó.

Verónica, empleada en un bar, recién el viernes conoció la prohibición de atender dentro del local.

"Tenemos solo cuatro mesas afuera, así no se puede", explicó. "No lo acepto yo pero tampoco lo acepta la gente, que continúa ingresando a consumir adentro".

Las nuevas restricciones también suspenden las clases presenciales hasta fin de abril y restringen la circulación entre las 20 y las 6 de la mañana, hora local, en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.

Las medidas dispararon cortocircuitos entre el centroizquierdista Fernández y el alcalde opositor de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, quien recurrió a la Justicia para que las clases presenciales retornen a la capital argentina.

Argentina registró esta semana un récord diario de 27.001 nuevos enfermos. El país totalizó hasta el jueves 2,6 millones de casos, de los cuales 58.925 fallecieron.

(Reporte de Agustín Geist; Reporte adicional de Eliana Raszewski; Editado por Eliana Raszewski y Jorge Otaola)