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Aremi Fuentes, una dolorosa medalla para México entre engaños y críticas de sillón

Aremi Fuentes miraba a su referente atentamente. Con 11 años, el porvenir había quedado trazado. Las imágenes satelitales eran nítidas y fungían como preludio: Ana Gabriela Guevara ganaba la medalla de plata en los 400 metros en Atenas 2004. No había mejor ejemplo. El éxito era una posibilidad y no sólo una quimera.

A partir de ese momento, Aremi decidió que era momento de caminar un sendero propio. Con el apoyo de su familia, incursionó en el atletismo. “Cuando vi ganar a Ana Gabriela, sentí que yo podía ser como ella”, cuenta en entrevista con Yahoo. La hoy medallista olímpica nació prematuramente y los médicos recomendaron a sus padres que debía practicar deporte.

Su esmero era inalterable, pero en las pistas no pudo cumplir el anhelo de ganar una Olimpiada Nacional. La desilusión embargó sus pensamientos; sin embargo, rápido apareció una ruta alterna. “Un día estaba entrenando en el Estadio Víctor Manuel Reyna, en Chiapas, y un entrenador de halterofilia se me acercó y me dijo que tenía las condiciones para ser halterista”, cuenta.

Sus padres se resistieron en un inicio: nos les parecía lógico que un entrenador que nunca la había visto competir en levantamiento de pesas le dijera que tenía todo para triunfar en esa disciplina. Sin embargo, después de dos años, Aremi convenció a su familia y desde ese momento ya no hubo vuelta atrás. En seis meses ganó la Olimpiada Nacional que tanto se le había negado en atletismo.

Aremi Fuentes junto a Neisi Dajomes (oro) de Ecuador y Katherine Nye (plata) de Estados Unidos. (Edgard Garrido/Reuters)
Aremi Fuentes junto a Neisi Dajomes (oro) de Ecuador y Katherine Nye (plata) de Estados Unidos. (Edgard Garrido/Reuters)

“Era mi sueño y lo logré en otra disciplina. La exigencia es la misma en cualquier deporte, lo que cambia es la preparación. La adaptación no fue tan difícil como hubiera imaginado. A mí me apasionaba el atletismo, pero cuando comencé en halterofilia tuve la disposición de dejarme guiar”.

Todo pasó demasiado rápido. Ya instalada como una competidora firme, el siguiente paso era buscar el boleto olímpico. La oportunidad llegó en 2020, tras una década de acumular experiencias variopintas. Pero la antesala estuvo plagada de imponderables. Dos desgarres musculares amenazaban su presencia en Tokio. El sueño de toda una vida podía esfumarse en un parpadeo.

“Tres semanas antes de que los Juegos se suspendieran, yo tuve una competencia en Cuba, donde se iba a decidir la plaza para Tokio. Tenía que hacer biatlón de 240 kilos. Con eso aseguraba mi plaza, pero en plena competencia sentí dolores en las piernas. Hice la marca, pero al regresar a México me hice unos estudios y tenía dos desgarres”.

La presión se volvió insoportable. Con tanta incertidumbre, el sueño de Tokio parecía desvanecerse. “Tenía el pase, pero poco tiempo para recuperarme. Empecé con el tratamiento. Con un desgarre no se puede forzar un músculo. Era mucho estrés”.

Fuentes realiza un levantamiento durante Tokio 2020, competencia en la que obtuvo la medalla de bronce en la categoría de 76 kilogramos (Luis Acosta/AFP via Getty Images)
Fuentes realiza un levantamiento durante Tokio 2020, competencia en la que obtuvo la medalla de bronce en la categoría de 76 kilogramos (Luis Acosta/AFP via Getty Images)

La pandemia cambió todo. Tokio 2020 se pospuso y Aremi encontró un alivio en medio de tantas dudas. “Regresé a entrenar entre septiembre y octubre de 2020. Si no se hubieran pospuesto, no habría podido llegar”. Incluso destaca que después de recuperarse, tampoco gozó de plenitud física: “No llegué al 100% (2021), pero conseguir la medalla después de todo lo que pasé, me hizo valorarme más”.

La preparación en el plano mental fue clave para soportar una exigencia sin precedentes en su carrera. “Todo lo que pase antes de Juegos Olímpicos crea muchas inseguridades. En el alto rendimiento estás propenso a lesionarte. Hoy escucho más a mí cuerpo, trato de bajar cargas cuando es necesario. Se logró la medalla, que era lo fundamental, pero en un minuto te pueda cambiar la vida. Manejé mucha presión”.

El ejemplo global que puso Simone Biles sirvió para poner sobre la mesa a la salud mental como factor determinante en los atletas de alto rendimiento. “Admiro mucho lo que hizo. Hay temas de lo que nadie habla. Los deportistas pasamos por muchas cosas. Infinidad de tristezas, pero eso no se valora. Nos entran ganas de llorar como a cualquier persona. Somos humanos, no robots. Muchos creen que por ser atletas somos superhéroes y no tenemos sentimientos”.

En eventos como los Olímpicos, las críticas esparcidas en redes sociales tienden a desacreditar la participación de aquellos atletas que no consiguen un podio. “Lo que hizo la delegación mexicana es un orgullo. El solo hecho de calificar a unos Juegos Olímpicos resulta desgastante. Es tan fácil criticar detrás de un monitor. Quisiera que el proceso se valorara más. No siempre vas a ganar, no siempre vas a traer medallas”.

Aremi Fuentes recibiendo el Premio Nacional de Deportes en Palacio Nacional. (Luis Barron /Getty Images)
Aremi Fuentes recibiendo el Premio Nacional de Deportes en Palacio Nacional. (Luis Barron /Getty Images)

La halterofilia le ha entregado a México cuatro medallas olímpicas desde Sídney 2000 hasta Tokio 2020. Aremi se integró a la distinguida lista que conforman Soraya Jiménez, Damaris Aguirre y Luz Acosta. Fuentes tiene una tesis que explica el éxito en la disciplina: “La mujer, por naturaleza, es muy dedicada a todo lo que hace. Te vuelves muy perfeccionista y eso te lleva a lograr grandes cosas. No todo es color de rosa, pero la perseverancia es la llave del éxito”.

Aremi ganó la medalla de bronce gracias a una táctica perfectamente calculada. La mexicana levantó 108 kilos en arranque y 137 en envión para un total de 245 kilos. Su rival directa por el bronce, la surcoreana Suhyeon Kim, debía levantar 140 en envión para superarla. Fuentes y su equipo tenían medido que Kim no manejaba ese peso en sus rangos. “Junto a mi entrenador, valoramos todo el escenario. No es cómodo esperar una falla, pero la estrategia funcionó”.

El oportunista engaño en su tierra

Fuentes tuvo que lidiar con un trago sumamente amargo cuando recibió cheques sin fondos por parte del exgobernador de Baja California, Jaime Bonilla. Al final, optó por ya no reclamar y centrarse en sus próximos objetivos. “Nunca se solucionó ese asunto. No iba a permitir que se burlaran otra vez. Fueron meses desgastantes. Le di vuelta a la pagina. Hay cosas más importantes en las que enfocarme”. La atleta alza la voz y pide apoyo para los deportistas en México, sobre todo para “las nuevas generaciones, las niñas y niños que tienen el sueño de ser deportistas”.

Aremi Fuentes sabe que en el alto rendimiento no existen las cumbres. “Mantenerse es lo más complicado, por la edad, porque el cuerpo está al limite. Todo deporte alto rendimiento es muy traumático”. Pero los desafíos no se detienen y lo tiene tan claro como aquel día que vio a Ana Gabriela subir al podio: “El reto es calificar a París 2024 y repetir con una medalla”.

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