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La Antártida, un destino de ensueño para turistas de todo el mundo

Unos pingüinos caminan por la orilla del mar en la isla King George, en la Antártida, el 13 de marzo de 2014 (AFP | Vanderlei Almeida)

El sol comienza a caer y el cielo nublado se confunde con la blancura de la nieve. Decenas de turistas caminan en fila, fascinados por los glaciares azules y los avistamientos de pingüinos-papúa en la Antártida, un destino cada vez más codiciado. El grupo ha pagado una pequeña fortuna -3.000 dólares por persona- para una inmersión relámpago de cinco horas en el continente blanco, adonde han llegado en avión. "Venir a la Antártida es cumplir un sueño para mí y mi mujer. Algunos años atrás, intentamos venir, pero quedamos en lista de espera. Para venir ahora nos inscribimos con un año de anticipación y finalmente aquí estamos", dijo a la AFP el estadounidense John Riess, un sonriente señor de 81 años, al lado de su esposa Sharon, de 73. La pareja embarcó en un crucero en Florida, en el sureste de Estados Unidos, donde vive, rumbo a Punta Arenas, en el sur de Chile, y allí tomó un vuelo de dos horas hacia la Antártida. - Bases, pueblito y "pingüineras" - Los turistas han visitado la base chilena Presidente Eduardo Frei en la Isla Rey Jorge, en el archipiélago de las Shetland del Sur, y la vecina estación rusa Bellinghausen con su curiosa iglesia ortodoxa. También han conocido el pueblito de chilenos Villa las Estrellas con 64 habitantes y, claro, las "pingüineras". Otra posibilidad es recorrer la Isla Media Luna, hábitat de lobos marinos y pingüinos-papúa y donde está situada la base argentina Teniente Cámara. Allí los turistas pueden tomar café caliente, enviar postales y estampar sus pasaportes con el "krill", un tipo de crustáceo que es el símbolo de la estación. "Ha sido una experiencia fantástica. Lo especial de venir aquí es, primero, visitar un continente intacto. En segundo lugar, ver los pingüinos. Todos adoran los pingüinos. Para mí, en particular, fue especial caminar cerca de las bases, ver cómo los científicos de varios países trabajan en cooperación", contó la canadiense Maureen Malone, de 69 años. El turismo es una de las escasas actividades económicas permitidas por el Tratado Antártico y el Protocolo de Madrid, que prohíben la explotación minera en el continente helado. - En crucero o en avión - La Antártida atrae a más de 30.000 turistas en la temporada estival, entre noviembre y marzo, cuando es posible navegar los gélidos mares y aterrizar sin problemas. La mayor parte de los turistas llega en cruceros que atraviesan el indómito mar de Drake desde Ushuaia (sur de Argentina) y Punta Arenas, y el resto en avión, según datos de IAATO, la asociación internacional que reúne un 90% de las operadoras turísticas en la Antártida. "Un 90% de los turistas de todo el mundo que tienen la Antártida como destino salen de Ushuaia. Los cruceros duran un promedio de 11 días. Los más baratos cuestan unos 5.000 dólares. Los más caros, de 15 días y que llegan al Círculo Polar Antártico, valen unos 12.000 dólares", contó por teléfono a la AFP el brasileño Gunnar Hagelberg, propietario de la operadora Antarctica Expeditions junto con su mujer, Zelfa Silva. Con oficinas en Buenos Aires y Porto Alegre (Brasil, sur), Antarctica Expeditions representa a 16 operadoras que llevan turistas de Ushuaia a la Antártida. De acuerdo con estimaciones de IAATO, 35.354 personas habrán visitado la Antártida al final de la temporada 2013-2014, mil más que en 2012-2013 y 8.000 más que en 2011-2012. "Por temporada llevamos 120, 130 personas a la Antártida. Hemos visto un aumento de un 15% a 20% de los turistas interesados "en visitar este continente)", dijo a la AFP Nicolás Paulsen, subgerente comercial de la aerolínea chilena Dap, que ofrece vuelos logísticos y turísticos. Según Paulsen, el turismo en la Antártida crece cada año tres puntos porcentuales más que el turismo en todo el país, que aumenta un 7% anual. La mayor parte de los turistas vienen de Estados Unidos, Australia, China y Rusia, pero también crece el número de brasileños interesados en este destino, afirmó. "La Antártida es vital para nosotros, influye en el clima, en las corrientes marinas... El turismo es importante porque cuantas más personas conozcan el continente, más van a querer protegerlo", concluyó.