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Una antigua casa de Mandela se convierte en hotel de lujo en Johannesburgo

Johannesburgo, 25 feb (EFE).- Después de casi tres décadas preso, Nelson Mandela regresó a Johannesburgo en los años 90 con la misión de pavimentar el camino de su país a la democracia. Allí se asentó en el exclusivo barrio de Houghton, en una mansión que ha sido ahora reconvertida en hotel de lujo y "santuario" dedicado a "Madiba".

"Es una experiencia, básicamente una oportunidad de experimentar el legado de Mandela, una oportunidad para nosotros de dar cobijo a ese legado y de traspasarlo a una nueva generación", explica a Efe Dimitri Maritz, gerente de este establecimiento bautizado como Sanctuary Mandela (Santuario Mandela).

Con nueve habitaciones ambientadas en diferentes periodos de la vida de Mandela y un restaurante, este espacioso edificio de muros blancos fue el hogar del icónico activista anti-"apartheid" entre 1992 y 1998, año en el que se casó con su tercera esposa, Graça Machel, y se mudó a otra mansión, también en Houghton (norte de Johannesburgo).

"El precio de entrada es de 4.000 rands (unos 235 euros) por noche y la suite presidencial (donde dormía el propio Mandela) cuesta 15.000 rands (unos 878 euros)", detalla Maritz.

En 2018, cuando este proyecto se puso en marcha, el edificio -que es propiedad de la Fundación Mandela- se encontraba en tan mal estado que hacía temer por su futuro.

La iniciativa de convertirlo en un hotel, de hecho, respondió a la necesidad de evitar una mayor degradación.

"Lo que intentamos es que sea un lugar sostenible (económicamente), que pueda mantenerse a largo plazo", apunta el gerente de Sanctuary Mandela, que abrió sus puertas en septiembre pasado y cuya gestión está en manos de las compañías Motsamayi y Miarestate.

Para Maritz, las aparentes contradicciones implícitas de ligar un establecimiento de lujo al legado de Mandela no son tales. Invita, de hecho, a los escépticos a visitar el lugar y a conocer su historia antes de emitir juicios.

"No nos estamos aprovechando de su legado. Lo importante para nosotros es demostrar una nueva manera de mantener un legado. Si vemos lo que le ha pasado a Liliesleaf (enclave histórico de Johannesburgo donde se reunían los luchadores contra el 'apartheid'), que ha caído en ruinas, lo que queremos es evitar que eso pase", recalca.

ESCENARIO DE UNA ETAPA CLAVE PARA LA HISTORIA DE SUDÁFRICA

Los años que Mandela pasó en esta casa fueron no solo cruciales para la vida del Nobel de la Paz, sino también una etapa que marcó el rumbo de la Sudáfrica contemporánea.

Abarca dos de los años más duros en la transición para poner fin al segregacionismo racista del "apartheid" -una era en la que Sudáfrica estaba al filo de estallar en guerra civil- y los primeros años de su presidencia tras ganar las elecciones de 1994, que le convirtieron en el primer jefe de Estado negro del país hasta 1999.

"Muchas de las negociaciones empezaban aquí (...). Incluso durante su presidencia nunca se quedaba mucho en Pretoria, trataba de volver a su hogar y a la comida casera tanto como podía", señala Maritz.

Las paredes de esta mansión también vieron desfilar a personalidades de renombre mundial que acudían a visitar a Mandela, desde el entonces presidente estadounidense, Bill Clinton, a la modelo Naomi Campbell, pasando por el cantante Michael Jackson o la presentadora Oprah Winfrey.

UN MENÚ CON LOS PLATOS FAVORITOS DE MANDELA

Para todas esas personalidades y muchas otras guisó Xoliswa Ndoyiya, la cocinera personal de Mandela en toda esa etapa y hasta su muerte (2013), y hoy chef a cargo del restaurante de Sanctuary Mandela.

Quien visite el establecimiento puede degustar, a precios más asequibles que las habitaciones, un menú inspirado en los gustos del propio Mandela: raviolis rellenos de rabo de buey (uno de sus guisos favoritos), desayunos generosos y platos en los que no faltan ni el samp (plato tradicional sudafricano a base de granos de maíz) ni las alubias.

"Era un hombre al que le gustaba su comida", rememora la chef.

Cuando el Nobel le dio la oportunidad de empezar a cocinar para él, Ndoyiya, procedente de la misma región de Sudáfrica que Mandela (la provincia del Cabo Oriental), aún no tenía 30 años.

Conocer al líder sudafricano fue una sorpresa, al menos para ella, porque el día en que se presentó para el puesto, recomendada por amistades, nadie le había dicho con quién se iba a entrevistar.

Superada la conmoción inicial de encontrarse ante Mandela -él mismo se encargó de romper el hielo bromeando con un "¿me conoces?"-, Ndoyiya le prometió que podría cocinar para él la comida casera que tanto había extrañado en la oscuridad de su celda.

"Si piensas que era el padre para la nación, era más que eso en casa (...) Era un padre en casa y un abuelo para todo el mundo", comparte Ndoyiya.

"De él aprendí valores como ser respetuoso, amar a la gente y, sobre todo, compartir", agrega la chef, que recuerda con emoción que Mandela nunca se olvidaba de dar las gracias, ni de reconocer el mérito de su cocina incluso ante los más ilustres invitados.

Nerea González

(c) Agencia EFE