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Hubo un año sin verano y la culpa la tuvo un volcán

Aquel año, el de 1816, fue un año atípico. Tanto que los historiadores lo bautizaron como el año sin verano debido a las temperaturas especialmente bajas que se registraron en el hemisferio norte. Durante mucho tiempo ha sido objeto de estudio por parte de expertos para dar con el porqué. La idea de que la erupción de un volcán el año anterior podría estar relacionada estaba muy extendida, hasta que en 2019 un estudio logró establecer la conexión entre el Tambora, situado en la isla de isla de Sumbawa (Indonesia), y el verano ausente, como publicó Environmental Research Letters.

El volcán Tambora sigue activo y se encuentra en una isla de Indonesia. (Foto: Getty Images)
El volcán Tambora sigue activo y se encuentra en una isla de Indonesia. (Foto: Getty Images)

Para entender la magnitud del primer fenómeno, la erupción del volcán, las cifras publicadas por Muy Interesante dan una idea bastante clara de cuál fue el impacto a nivel mundial. La primera erupción se registro el 5 de abril de 1815. Fue tal que el ruido de la misma se oyó a más de 1.000 kilómetros de distancia. Hubo quien pensó que eran disparos de cañón y prepararon sus tropas. Pero aquello fue solo un aviso.

El 10 de abril se produjo la gran erupción. La columna de humo y cenizas expulsadas alcanzó los 40 kilómetros de altura, el estruendo se oyó a más de 2.500 kilómetros y del Tambora salieron 400 millones de kilos de material arrasándolo todo a su paso. Murieron 10.000 personas como consecuencia directa de la erupción y alrededor de 80.000 más, según la CNN, por las enfermedades derivadas de aquello. La luz del sol desapareció por las cenizas durante dos días en cientos de kilómetros a la redonda y los expertos aseguran que su erupción fue hasta 8 más potente que la del Vesubio que borró del mapa Pompeya en el año 79 d.C.

Eso ocurrió en abril de 1815. Un año después tenía lugar el verano más frío en la mitad norte del planeta desde 1601, indican en Muy Interesante. Se dieron variaciones de temperatura de hasta 20 grados, nevó en México y Guatemala y Europa tuvo un verano más fresco de lo habitual.

Dos eventos conectados entre sí según el mencionado estudio. Andrew Schurer, autor principal del mismo e investigador asociado en la Facultad de Geociencias de la Universidad de Edimburgo, declaró a CNN que “la erupción inyectó una gran cantidad de dióxido de azufre en la estratosfera, que se habría extendido rápidamente por todo el mundo, oxidándose para formar aerosoles de sulfato. Estos aerosoles volcánicos reducen la radiación neta de onda corta, causando un enfriamiento superficial extenso y duradero. También conducen a una reducción de la lluvia global, al tiempo que humedecen algunas regiones secas y provocan cambios dinámicos en la circulación a gran escala tanto del océano como de la atmósfera”.

La erupción, más destructiva que la de Pompeya, tuvo lugar en abril de 1815. (Foto: Getty Images)
La erupción, más destructiva que la de Pompeya, tuvo lugar en abril de 1815. (Foto: Getty Images)

La anomalías en la temperatura no fueron exclusivas del verano de 1816. También se dieron en las estaciones anteriores, pero en ese momento fueron más notables. De ahí que se estableciese la relación entre la erupción del volcán y el ‘año sin verano’. Para llegar hasta ella Schurer y el resto del equipo recopilaron los datos existentes y modelos climáticos para estudiarlos y determinar el efecto causa consecuencia llegando a la conclusión de que el Tambora tuvo algo que ver.

A ese punto llegaron tras replicar distintos modelos e introducir en uno de los escenarios la erupción. “La inclusión del forzamiento volcánico en los modelos climáticos puede explicar el enfriamiento, y estimamos que aumenta la probabilidad de temperaturas extremadamente frías hasta 100 veces. Existe una fuerte evidencia en las simulaciones del modelo de que la erupción volcánica aumenta la posibilidad de un verano tan húmedo en Europa Central en aproximadamente 1,5 a tres veces. Y sin el forzamiento volcánico, es menos probable que haya sido tan húmedo y altamente improbable que haya estado tan frío”, concluyó dijo Schurer.

La erupción del Tambora provocó el ‘año sin verano’ y este, a su vez, la escritura de una de las grandes novelas del género de terror: Frankenstein. Fueron las inusuales temperaturas de aquel verano las que hicieron que, ante lo desapacible del clima, Lord Byron animase a los amigos que estaban con él en Villa Diodati, en Suiza, a no salir y a escribir un relato. Una de las invitadas era Mary Shelley. Autora de este clásico publicado dos años después.

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