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Análisis: EE.UU., una economía en el limbo y con varios signos de interrogación

WASHINGTON.- El empinado derrumbe de la economía de Estados Unidos parece haber llegado a una meseta, y hay señales de que la ola de despidos y suspensiones está amainando. El desempleo en mayo disminuyó al 13,3%, frente al 14,7% registrado en abril.

El sector del transporte tuvo un modesto repunte, y los estadounidenses han empezado a comer de nuevo afuera, pero la actividad económica sigue sumida en una profunda depresión y la recuperación pospandemia todavía está muy lejos. Anteayer llegó la última señal de que la caída de la economía puede haber tocado fondo, cuando el gobierno informó que 1,9 millones de norteamericanos habían solicitado el seguro de desempleo durante la última semana de mayo, un número penosamente alto, pero así y todo es el más bajo desde marzo, cuando el coronavirus empezó a propagarse por Estados Unidos.

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Los datos del empleo parecen confirmar los modestos signos de que la economía estaría por empezar a remontar la curva, a medida que el país reanuda su actividad. En las últimas semanas hubo un auge de solicitudes de créditos hipotecarios, aprovechando seguramente bajísimas tasas de interés, que están en mínimos históricos. También está creciendo el consumo de combustible y derivados del petróleo.

En las últimas semanas, según la Administración de Seguridad en el Transporte, el número de viajeros en los aeropuertos empezó a crecer, y hasta las reservas en restaurantes están repuntando. "La recesión a causa del Covid-19 se convertirá en la más breve y sin dudas la más grave de la historia", dice Mark Zandi, economista en jefe de Moody's Analytics.

Zandi agrega que la recesión pandémica probablemente ya haya terminado, casi tan abruptamente como se inició, y destaca que durante mayo el plantel de las empresas privadas se redujo en 2,76 millones de empleados, muy por debajo de los ominosos pronósticos de los analistas. Sin embargo, aunque la Gran Recesión fue declarada técnicamente superada por los economistas en junio de 2009, el desempleo no volvió a sus índices previos a la recesión hasta 2017, un recordatorio de que las penurias económicas pueden prolongarse en el tiempo. Ahora los expertos predicen lo mismo, que la recuperación llevará años.

O sea que por el momento la economía norteamericana está en un limbo, con muchas empresas trabajando a la mitad de su capacidad y con un enorme signo de interrogación sobre cuántas de esas empresas pueden sobrevivir en dichas condiciones. Como los trabajadores ociosos no saben si serán reincorporados, no gastan nada y se sientan sobre sus ahorros. Los presupuestos de los estados y municipios quedaron diezmados, lo que probablemente desate una nueva ola de despidos en la segunda mitad del año.

"Las cifras son espantosas, pero como había tantos pronósticos sobre un colapso económico definitivo, los números que estamos viendo, aunque penosos, no constituyen el peor escenario posible", dice Lindsey Piegza, economista en jefe de Stiefel Fixed Income. "Hay que ver el vaso medio lleno: pudo haber sido peor".

Pero lo que más les importa a los norteamericanos es la situación del empleo: cuando sienten que es fácil conseguir trabajo, tienen mejor percepción de la economía y tienden a gastar más. Y lo cierto es que en abril el índice de ahorro de los norteamericanos alcanzó un récord del 33 por ciento, clara señal del temor en la ciudadanía.

De todos modos, la mera señal de que la economía no sigue hundiéndose es alentador para la gente, dicen los analistas. Otra de esas señales es que solo una cuarta parte de las empresas tuvo que cerrar locales u oficinas durante la semana pasada, una rotunda mejora en comparación con el mes pasado, y los empresarios informan menos interrupciones en la cadena de pagos y suministros.

"En el mejor de los casos, es un repunte sumamente parcial", dice Nick Bunker, director de investigaciones económicas de Indeed Hiring Lab. "La pérdida de empleos se desaceleró, pero no tocó fondo. Todavía hay un montón de gente que está perdiendo su trabajo y hay un montón de empresarios que no empezaron a contratar", agregó.

The Washington Post (Traducción de Jaime Arrambide)