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ANÁLISIS-México contra Brasil: Los presidentes populistas confunden a los inversores

Por Rodrigo Campos

NUEVA YORK, 8 abr (Reuters) - Cuando un populista de izquierda y un legislador de extrema derecha ascendieron al poder en las dos mayores economías de América Latina, los inversores creyeron que sabían dónde iba a estar el dinero.

Pero después de más de dos años y una costosa pandemia, los inversores desilusionados están ahora ocupados en cómo pasar de un Brasil que en su día prometió reformas y privatizaciones convincentes a un México que se espera que se beneficie de la recuperación económica de Estados Unidos.

Las preocupaciones de los inversores de que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador gastaría en exceso para apaciguar a las bases que le dieron una victoria aplastante en 2018 aún no se han materializado, y tampoco las promesas del presidente Jair Bolsonaro de optimizar la economía brasileña.

López Obrador "es 'menos malo' de lo que los inversores esperaban, y el gobierno de Bolsonaro ha sido 'menos bueno' de lo que los inversores esperaban", dijo Marshall Stocker, gestor de carteras de Eaton Vance en Boston.

Si bien la forma en que enfrentan la pandemia del COVID-19 parece a veces estar en sintonía, con una mezcla de negación y desconfianza en la ciencia, sus respuestas financieras han sido marcadamente diferentes.

Bolsonaro gastó un 8,6% más del Producto Interior Bruto en la respuesta al virus, mientras que López Obrador usó apenas un 0,6% más del PIB, según datos del Fondo Monetario Internacional.

"La lectura del vaso medio lleno es que México no emprendió ninguna de las políticas agresivas de relajación fiscal de sus vecinos", dijo Patrick Esteruelas, jefe de investigación de Emso Asset Management en Nueva York.

Esto, junto con la esperanza de que un paquete de recuperación económica de 1,9 billones de dólares firmado por el presidente estadounidense Joe Biden impulse un fuerte crecimiento en el norte, está estimulando un cambio de sesgo de los inversores.

Aunque ambos países sufrieron salidas de inversores extranjeros en febrero, las acciones y bonos de México atrajeron 355 millones de dólares en las tres primeras semanas de marzo, frente a las salidas de Brasil de 465 millones de dólares, según datos del Instituto de Finanzas Internacionales.

El FMI elevó esta semana las perspectivas del PIB de México para 2021 en 0,7 puntos porcentuales al 5,0%, mientras que subió las de Brasil en 0,1 punto porcentual al 3,7%.

El cambio a favor de México se ha visto respaldado por la situación del COVID-19 en Brasil, donde se espera que las muertes pronto superen lo peor de una ola récord en Estados Unidos en enero.

Brasil ha reportado hasta ahora más de 13 millones de infecciones y sobre 336.000 muertes, mientras que México ha registrado más de 2,2 millones de casos y alrededor de 205.000 muertes, según un recuento de Reuters.

Bolsonaro preguntó esta semana a las fuerzas armadas si tenían tropas disponibles para controlar posibles disturbios derivados de la crisis del COVID-19.

"Bolsonaro ha perdido el apoyo de gran parte de la comunidad empresarial, del grueso de la población y de parte de la cúpula militar", dijo en una nota Elizabeth Johnson, directora gerente de investigación de Brasil en TS Lombard.

Las luchas internas sobre el presupuesto han agriado las relaciones entre el ejecutivo y el Congreso, añadió.

UN BRASIL FRÁGIL Bolsonaro sorprendió a los inversores en febrero cuando despidió al jefe de la petrolera estatal Petrobras después de una disputa sobre el aumento de los precios de los combustibles.

El mes pasado, el director general del Banco do Brasil, el mayor banco controlado por el Estado, dimitió tras una disputa con Bolsonaro sobre el cierre de sucursales.

Los mercados financieros de Brasil no se han recuperado del todo de las ventas provocadas por los cambios.

El real ha perdido más de un 7% este año frente al dólar, frente a una caída de alrededor del 1% del peso. Si el billete verde se fortaleciera aún más, el efecto de una moneda más débil beneficiaría a México, más orientado a la exportación, frente a Brasil, donde un real más débil aumentaría sobre todo las presiones sobre los precios.

Los desequilibrios fiscales también hacen que Brasil esté más expuesto a las alzas de los rendimientos del Tesoro estadounidense, en un momento en que los retornos de los bonos locales de referencia coquetean con los máximos de hace un año.

La posibilidad de que el expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva se presente como candidato contra Bolsonaro el año que viene también está aumentando la presión sobre Bolsonaro para que impulse el gasto social, y disminuye las probabilidades de reformas legislativas.

Es menos probable que se aprueben pronto las reformas administrativas y fiscales, pero "incluso si consiguen alguna de estas reformas, estarían muy diluidas con un ajuste fiscal muy atrasado", dijo Gordon Bowers, analista del equipo de deuda de mercados emergentes de Columbia Threadneedle.

Según algunos inversores, un Brasil sobrevendido podría ofrecer oportunidades a los cazadores de valor.

"La política de Brasil es desordenada y su comunicación es pobre, pero las reglas todavía funcionan y el gobierno puede mantener el control del camino", dijo Ricardo Adrogue, jefe de deuda soberana global y divisas de Barings. "Hay presupuesto para aumentar la protección social y el déficit no será explosivo".

"El resto es sólo ruido", añadió, "y quizá una gran oportunidad de inversión".

(Reporte de Rodrigo Campos, Reporte adicional de Karin Strohecker, Editado en español por Javier López de Lérida)