"Mi hijo decidió quitarse la vida": la desesperanza empuja al suicidio en Venezuela

<span>En Venezuela es imposible verificar las cifras de mortalidad de la población porque el gobierno tiene un férreo control de las estadísticas desde hace dos décadas y no existen registros oficiales desde 2012</span>. REUTERS/Marco Bello
En Venezuela es imposible verificar las cifras de mortalidad de la población porque el gobierno tiene un férreo control de las estadísticas desde hace dos décadas y no existen registros oficiales desde 2012. REUTERS/Marco Bello

La sonrisa dulce y bonachona de Eugenio un buen día se le borró del rostro. Tenía 65 años y llevaba 4 meses viviendo solo cuando una mañana de agosto se lanzó del balcón de su edificio en Caracas.

El suicidio de Eugenio tomó a todos por sorpresa. No tenía antecedentes de enfermedad mental y contaba con el respaldo de un grupo familiar que lo amaba.

La familia estaba físicamente separada debido a la crisis que atraviesa Venezuela desde hace varios años. La primera en partir fue su hija Julia, quien agarró sus maletas y se fue a Chile en busca de un mejor futuro. Luego se fue su esposa Mercedes para acompañar a la joven en una convalecencia médica e iniciar su propio proceso migratorio. El plan era que todos se reunirían de nuevo en tierras chilenas para comenzar una nueva vida.

Pero Mercedes notó que algo andaba mal. Lo sentía cada vez más consternado y decaído cuando conversaban a diario por teléfono.

La hermana de Mercedes fue a visitar a su cuñado y notó que ya no era el mismo. Lo percibió alterado. Le dijo que el presidente venezolano Nicolás Maduro lo tenía harto con su constante persecución a los opositores. Ella lo convenció de que era mejor pasar unos días en su casa para que se animara en compañía del resto de la familia y acordaron que saldrían a primera hora de la mañana. Fue una noche dura para ambos. Él no podía dormir y ella sentía miedo al verlo hablando solo en la oscuridad. Cuando amaneció, ella fue a colar café y él dijo que iba a ducharse para salir. Un vecino, que también había notado cambios en su ánimo, pasó temprano a saludar.

Las enfermeras protestaban en febrero 2018 por la escasez de medicamentos y servicios médicos que causan muertes prevenibles en Venezuela. Uno de los más afectados son los pacientes psiquiátricos, que recaen en crisis profundas por suspender su tratamiento. (Foto AP/Ariana Cubillos)
Las enfermeras protestaban en febrero 2018 por la escasez de medicamentos y servicios médicos que causan muertes prevenibles en Venezuela. Uno de los más afectados son los pacientes psiquiátricos, que recaen en crisis profundas por suspender su tratamiento. (Foto AP/Ariana Cubillos)

Pero llegó demasiado tarde. La cuñada y el amigo de Eugenio conversaban en la cocina cuando escucharon un ruido parecido a un fuerte portazo. Ella salió a buscar a Eugenio pero no lo encontró dentro del apartamento. Al salir al balcón escucharon los gritos de testigos que vieron cómo Eugenio puso fin a su vida lanzándose al vacío.

“De todos mis tíos el que menos pensábamos que podía hacer algo así era él. Era profesor jubilado de educación física, era super dulce. Nadie se esperaba algo así. De todos los perfiles de personas, el que menos encajaba en un suicidio era él”, dijo Laura, una sobrina periodista que accedió a dar su testimonio pese al tabú que existe en Venezuela sobre el tema.

Las trabas de la burocracia migratoria impidieron que Mercedes y Julia llegaran a tiempo para las exequias y tuvieron que conformarse con mirar el video transmitido en vivo mediante un móvil. “Fue muy triste. Todos estábamos callados y se escuchaban los sollozos de ellas dos”, dijo la comunicadora.

Cifras oscuras

En Venezuela es imposible verificar las cifras de mortalidad de la población porque el gobierno tiene un férreo control de las estadísticas desde hace dos décadas y no existen registros oficiales desde 2012. Pero el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), organismo no gubernamental dedicado a registrar y analizar el violencia y la conflictividad social, ha advertido un repunte de los suicidios a partir de 2016.

En su informe anual de 2017, el OVV señaló un significativo aumento de suicidios en algunas regiones del país. “En el estado Mérida, entre enero y noviembre de 2017 se quintuplicó la cifra de homicidios registrada en todo el año 2016. Ese incremento es de tal magnitud que supera la sumatoria de suicidios en Mérida durante en los últimos cuatro años, y arroja una tasa de 19 por cada 100.000 habitantes”.

Las provincias alejadas de Caracas, la capital de Venezuela, son las más afectadas por la crisis económica y las altas tasas de suicidio. En la foto se observa la fachada de una heladería del estado Mérida, que poseía el Record Guinness por ofrecer la mayor cantidad de sabores y que se vió obligada a cerrar por falta de leche y azúcar. (Foto AFP)
Las provincias alejadas de Caracas, la capital de Venezuela, son las más afectadas por la crisis económica y las altas tasas de suicidio. En la foto se observa la fachada de una heladería del estado Mérida, que poseía el Record Guinness por ofrecer la mayor cantidad de sabores y que se vió obligada a cerrar por falta de leche y azúcar. (Foto AFP)

Para el OVV esa es una cifra significativa porque sólo 20 países en el mundo superan la proporción de suicidios alcanzada el año pasado por esa región andina.

Las fluctuaciones de los números de suicidios en el país parecen estar vinculadas con la situación sociopolítica. La primera cifra registrada por la Organización Mundial de la Salud sobre el tema fue en 1979, cuando se registraron 589 muertes por autolesiones. Durante esa época Venezuela atravesaba una extraordinaria bonanza proveniente de los inmensos ingresos petroleros luego de la nacionalización de los hidrocarburos.

La cifra se fue incrementado de manera sostenida en los próximos 20 años hasta alcanzar 1.246 suicidios en 1999, año del triunfo electoral de Hugo Chávez y nacimiento de la llamada Revolución Bolivariana.

Para el 2002, la OMS registró 731 muertes por autolesiones, lo que representó un abrupto descenso que sorprendió a los analistas. Esa tendencia se mantuvo hasta 2012, cuando el Instituto Nacional de Estadísticas de Venezuela publicó las últimas cifras oficiales con 788 suicidios. El cese de la divulgación de los datos oficiales coincidió con el fin de la era Chávez, quien gobernó al país hasta su muerte en marzo de 2013.

El deterioro de la situación económica y social de Venezuela se ha acentuado de tal manera que el Centro de Estudios Latinoamericanos (Cesla) indicó la contracción de la actividad económica durante 12 trimestres consecutivos “ha intensificado la destrucción del tejido empresarial, el incremento de la tasa de paro, la escasez de bienes de primera necesidad, el crecimiento exponencial de la inflación y el aumento sostenido de los niveles de pobreza e indigencia de la población venezolana, cuyo salario mínimo interprofesional supone en la actualidad menos de un dólar al mes”.

La situación es tan desesperada que miles de venezolanos huyen a diario a pie por la frontera hacia Colombia. Los que se quedan buscan mecanismos para sobrevivir dentro de su precaria situación. Unos pocos se han hundido en la depresión y han optado por acabar con sus vidas para poner fin a sus penurias. Pero las historias de estas personas desaparecen entre el oscurantismo impuesto por el régimen bolivariano.

Los expertos aseguran que a pesar de la gravedad de la situación Venezuela aún no es un país deprimido sino ansioso. Al menos un 10% de la población ha decidido buscar un mejor futuro cruzando la frontera, como esta madre venezolana con su bebé, que espera por su permiso migratorio entre la frontera entre Perú y Ecuador..(AP Photo/Martin Mejia)
Los expertos aseguran que a pesar de la gravedad de la situación Venezuela aún no es un país deprimido sino ansioso. Al menos un 10% de la población ha decidido buscar un mejor futuro cruzando la frontera, como esta madre venezolana con su bebé, que espera por su permiso migratorio entre la frontera entre Perú y Ecuador..(AP Photo/Martin Mejia)

Los datos que se manejan son recogidos por institutos de investigación independientes como el OVV y profesionales de la salud mental como la psicóloga clínica Yorelis Acosta, quien aseguró en una entrevista a la cadena colombiana RCN que sólo en Caracas hay suicidios a diario.

Acosta señaló que una posible causa del incremento en los suicidios es la falta de medicamentos para las personas con trastornos psiquiátricos. “No consiguen su medicamento. Se lo toman interdiario, modifican las dosis y eso hace que se descompense”, explicó.

Recordó que la Federación de Psicólogos de Venezuela se ha pronunciado en varias ocasiones sobre el aumento de las consultas a especialistas de salud mental. “Se dice que hay una crisis de ansiedad generalizada”, indicó Acosta. “Un día para un venezolano es una epopeya y la ganamos”, expresó la psicóloga quien insistió en que a pesar de que el aumento de los suicidos es una realidad, lo que prevalece es la resiliencia y la actitud de lucha de la población ante la adversidad.

Testimonios de dolor

El Día Internacional de la Prevención el Suicidio que se conmemora el 10 de septiembre pasó sin pena ni gloria en Venezuela. Pero al día siguiente, las redes sociales se sacudieron con el mensaje desesperado de un profesor universitario que estaba contemplando acabar con su vida.

Decenas de personas e instituciones se apresuraron en su auxilio. Su hija declaró a la prensa que estaba con su padre en todo momento y que no lo abandonaría. Poco después el profesor de sociología e historia publicó otro post con un tono más optimista. “Aquí estoy y aquí seguiré. Fue un tropezón, resbalé, pero me recuperé y continúo caminando. Es largo el camino por recorrer, queda mucho trayecto por andar. Llegaré hasta la meta con tesón, resistencia, empuje. Abrazos para todos”.

Pero otras historias compartidas en redes sociales ya las personas habían consumado el acto de acabar con sus vidas.

Claves para entender el espectro suicida

“Al hablar de suicidio no sólo nos referimos al acto consumado, sino a todas las etapas previas que se conocen como el espectro suicida, que van desde la ideación, los pensamientos, los intentos hasta el acto consumado como tal”, explicó la psicóloga Claudia Molina, quien ha investigado sobre la ideación suicida en adolescentes.

Una de las dificultades para identificar si una persona encaja dentro del espectro suicida es que los síntomas son muy similares a los de una persona deprimida. El otro obstáculo es que las etapas no ocurren de manera lineal, ni en un lapso determinado. “Quizás por eso es tan difícil identificarlo para personas tan cercanas como el grupo familiar”.

Las personas con pensamientos suicidas evitan las situaciones que anteriormente les causan placer, se vuelven solitarias y desganadas (Foto The Guardian).
Las personas con pensamientos suicidas evitan las situaciones que anteriormente les causan placer, se vuelven solitarias y desganadas (Foto The Guardian).

Los factores de riesgo que hacen que una persona sea más propensa al suicidio son múltiples y aumentan si existe historia de suicidios en la familia, si una persona ya intentó suicidarse, si tiene historia de trastornos mentales y específicamente historia de depresión clínica, si abusa de las drogas y el alcohol.

Pero Molina resalta que un factor que cobra relevancia en el caso actual de los venezolanos es el sentimiento de desesperanza.

“Es un constructo psicológico. Se ha demostrado que hay una correlación entre el sentimiento de desesperanza y la ideación suicida. Y la desesperanza no es más que la pérdida del sentido de la vida”, expresó la terapeuta que dirige el sitio web de crecimiento personal Psicogamas.

El concepto del sentido de la vida fue desarrollado en el siglo XX por el psiquiatra austríaco Viktor Frankl, quien era judío y sobrevivió a terribles penurias en los campos de concentración de los nazis. Sus padres y su esposa fueron asesinados en los campos de exterminio y uno de sus primeros manuscritos fue confiscado por oficiales de la SS alemana.

Ser testigo de los horrores del Holocausto permitió a Frankl reflexionar de manera profunda sobre el sufrimiento y concluyó que el hombre es capaz de soportarlo todo si encuentra un propósito por el que vivir.

Para una persona abrumada por conflictos emocionales y/o presiones externas como conflictos bélicos y crisis económicas, encontrar un sentido a su existencia puede ser un asunto de vida o muerte.

“Cuando no podemos cambiar la situación, nos enfrentamos al desafío de cambiarnos a nosotros mismos”, dijo el psiquiatra austríaco Viktor Frankl. Unirse a acciones de voluntariado puede dar un propósito a las personas desesperanzadas. En la foto vemos a voluntarios venezolanos preparando una sopa para los niños pobres de la ciudad costera de La Guaira en diciembre de 2017, donde al menos 10% de los infantes presentan algún grado de desnutrición. (AP Foto/Fernando Llano)

¿Pero qué me puede llamar la atención de mi hermano, de mi hijo, de mi pareja que tiene ideaciones suicidas?

“Puedo observar verbalizaciones y conductas. Las verbalizaciones son ideas sobre la desesperanza, sobre el sufrimiento que vive, esa visión de túnel, convencimiento de que las cosas no van a mejorar, el desánimo a hacer cosas”, explicó Molina quien agregó que esas verbalizaciones pueden ser muy concretas o también pueden ser sutiles, como quien va dejando pistas sobre sus pensamientos.

Con respecto a las conductas que presenta una persona que ya tiene una ideación suicida está el alejamiento de situaciones sociales o laborales donde hay disfrute y es frecuente que muestre algún cambio en el cuidado de su aspecto físico, como desinterés por el aseo personal.

La psicóloga advirtió que hay que tener cuidado porque estos síntomas son muy parecidos a los que presentan las personas deprimidas, pero eso no significa que las personas deprimidas van a intentar suicidarse.

En otros casos, la ideación suicida está acompañada de la planificación. Las personas comienzan a arreglar sus asuntos pendientes. Pagan sus deudas, se despiden de sus familiares. La salvedad es que estadísticamente estos casos están más relacionados con personas que padecen enfermedades terminales y deciden acabar con un sufrimiento prolongado de manera planificada.

En busca del antídoto

Hay dos ámbitos muy distintos cuando se habla de la prevención del suicidio. “Cuando ya ha habido el intento suicida lo que hay que evitar a toda costa es que la persona tenga las herramientas y los instrumentos para provocarse la muerte”, dijo Molina.

Pero cuando una persona está en la etapa de la ideación, aumentan los recursos disponibles para preservar su vida.

“En el caso de Venezuela, hay una situación social y económica bastante intensa. Cuando una persona está inmersa en esa situación no queda otra que refugiarse en esos recursos psicológicos para que la persona pueda ver más allá de esa situación externa. Hay que apoyarse en el concepto del sentido de la vida”.

Molina dijo que encontrar un significado a la situación que se está viviendo “es vital” para poder seguir adelante.

“En el caso de los venezolanos que nos encontramos separados por la distancia es importante transmitir al familiar en problemas que hay una vida más allá de eso. Que las cosas no son permanentes, que ciertamente la situación está muy grave pero hay que transmitir que existen otras posibilidades más allá de la vida precaria que está viviendo”.

Es probable que en el momento de la conversación con una persona con pensamientos suicidas, ésta no pueda ver el sentido de ese sufrimiento. “Pero hay que insistir en que lo que está viviendo le va a servir de algo para salir adelante, para plantearse nuevos retos, para crear resiliencia, pero enfocado en el sentido de la vida y de la esperanza”.

La experta en salud mental insistió en que los familiares deben estar atentos. Primero hay que validar el sufrimiento de la persona afectada, escucharla con atención. En segundo lugar, hay que ofrecer una válvula de escape para que pueda dispersar la situación en la que vive al expresar su dolor.

Otra recomendación de Molina es que las personas que viven en Venezuela deben mantenerse unidas. “A pesar del caos no dejen de reunirse para disfrutar de momentos de dispersión. No sólo para hablar de lo mal que está la situación sino para compartir en familia y distraerse, escuchar, dar la razón “.

Si te encuentras en Venezuela necesitas ayuda psicológica, la FPV puso a la disposición una línea gratuita a la que puedes recurrir.

Nota al lector: Los nombres verdaderos de Eugenio, Mercedes y Julia fueron cambiados para proteger su intimidad.