El nuevo y costoso capricho de López Obrador que no le quisieron cumplir

Mexican President Andres Manuel Lopez Obrador sits next to an assistant as he travels in economy class aboard a commercial flight from Guadalajara to Mexico City, on Saturday, March 9, 2019. Lopez Obrador has answered more questions from the press, flown in more economy-class flights, posed for more selfies with admiring citizens and visited more genuinely risky areas with little or no security than several combined decades of his predecessors. (AP Photo/Marco Ugarte)
(AP Photo/Marco Ugarte)

Las conferencias de prensa matutinas del presidente Andrés Manuel López Obrador configuran parte esencial de su personal estilo de gobernar.

El nueve de mayo de manera sorpresiva informó que se declaraba desierta la licitación para la construcción de la refinería Dos Bocas, porque a su gobierno le pareció elevada la cotización de las empresas que habían sido invitadas, además que no se ajustaban a los tiempos de terminación de la obra que les fueron solicitados.

No fue menos sorpresiva la solución que ofreció para que se cumpla este capricho presidencial, dijo que la refinería será construida por su gobierno, es decir, con la coordinación, administración y supervisión de Petróleos Mexicanos y la Secretaría de Energía en un plazo de tres años.

Según López Obrador con esta determinación se podrá dar contenido nacional a la obra porque la construirán los trabajadores y especialistas de Pemex, serán ingenieros del sector energético los que participen en la construcción, que empezará el 2 de junio y estará terminada en mayo de 2022.

El proyecto de construcción de la refinería en Dos Bocas, es uno de los dos emblemáticos del presidente López Obrador, el otro es la construcción del Tren Maya, ambos han sido considerados como improvisados debido a que no se conoce un estudio técnico que les de viabilidad y, según los especialistas, los presupuestos que se plantean para su ejecución son limitados.

En enero el Instituto Mexicano del Petróleo hizo pública una evaluación sobre la construcción de la refinería de Dos Bocas, y concluyó que, como está planteada es “inviable técnica y financieramente”.

Según el IMP el proyecto, sin ningún tipo de retraso, tendría un costo de 14 mil 740 millones de dólares, casi el doble de los 8 mil millones de dólares que el Gobierno proyecta gastar. Obviamente el presidente López Obrador, en su conferencia de prensa matutina, dijo que el estudio del IMP no tenía fundamento.

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Después de hacer pública esta evaluación, el director del Instituto Mexicano del Petróleo, Ernesto Ríos Patrón, fue relevado de su cargo.

No es la primera ocasión en los escasos cinco meses de gobierno, que al presidente López Obrador se le ocurre que una forma de bajar el costo de las obras públicas es encomendárselas a los trabajadores del Estado, recordemos que la construcción del aeropuerto de Santa Lucia será realizada por personal militar de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Las noticias que diariamente expresa por la mañana el presidente López Obrador generan diversos comentarios a favor y en contra en los ambientes relacionados con la política, la economía y finanzas del país.

Analistas financieros en los medios consideran que la determinación de López Obrador de construir la refinería corresponde a una visión nacionalista ya superada que no toma en cuenta la globalización y desarrollo tecnológico por el que atraviesa el mundo y solo meterá en problemas las finanzas de Pemex.

Para el investigador del ITAM Jorge Sánchez Tello, el gobierno de López Obrador “debe tener cuidado en una decisión de esta magnitud para no perjudicar las finanzas públicas; existen diferentes estudios y evaluaciones de proyectos donde ven costos muy altos en su construcción. Esta decisión puede poner en mayor peligro las finanzas de Pemex, que de por sí se enfrenta a una quiebra técnica”.

Según Sánchez Tello, uno de los negocios menos rentables para Pemex es la refinación. Construir la refinería de Dos Bocas sin un estudio serio sobre su verdadero impacto y sin analizar alternativas, puede tener un impacto negativo en las finanzas públicas. (Expansión, 9 de mayo de 2019)

Sobre las críticas dijo el presidente que sus detractores se oponen porque no les gusta que cambie la política económica como está sucediendo, “pero vamos a hacer la refinería en tiempo, en forma y de acuerdo al presupuesto.”

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Esta determinación de López Obrador se suma a otras en las que no escuchó el punto de vista de los expertos ni parece que le importen las consecuencias financieras para el país. Impone su criterio, no respeta los contrapesos y es su forma de mandar al diablo a las instituciones.

Venga de donde venga la crítica, el comentario, la observación o la recomendación que no tenga como fuente su propio pensamiento suele ser descalificado por el presidente López Obrador a temprana hora y frente a la nación.

Sus conferencias de prensa mañaneras son para que informe sobre sus determinaciones, las explique, ratifique y rectifique lo dicho, enmiende la plana a sus colaboradores, ataque a sus detractores, descalifique a los medios que lo cuestionan y responsabilice del mal estado de la nación a los gobernantes anteriores. No son para escuchar y atender a los que sí saben. Los que piensan diferente son adversarios, conservadores o fifis.

Es el presidencialismo mexicano sin límites, absoluto y sin contrapesos como lo diseñó el constituyente de 1917 y lo perfeccionó Lázaro Cárdenas.