Ambiciones, proyectos de ley y rencores: razones por las que DeSantis nunca será secretario de Defensa

El gobernador Ron DeSantis habla en la Convención Nacional Republicana el martes 16 de julio de 2024 en Milwaukee.

Si bien el gobernador Ron DeSantis es uno de los principales candidatos para ser nominado secretario de Defensa bajo el mandato del presidente electo Donald Trump, las personas cercanas a ambos hombres ven obstáculos que podrían impedir que Trump le ofrezca el puesto y que DeSantis lo acepte.

La Oficina del Herald/Times de Tallahassee habló con 11 personas cercanas a DeSantis y Trump para este artículo. Los posibles obstáculos son tanto personales como políticos.

Pete Hegseth aún podría conseguir el cargo

El candidato de Trump aún no está hundido y tiene un gran defensor en el senador federal Rick Scott, republicano de Florida que nunca tuvo una buena relación con DeSantis, quien lo sucedió cuando dejó el cargo en enero de 2019.

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“.@PeteHegseth ha entrado en combate y ha arriesgado su vida por nuestro país”, dijo Scott en una declaración en X el miércoles por la noche. “Hará un trabajo increíble en el Departamento de Defensa y es por eso que lo apoyo”.

DeSantis sirvió en la Marina como abogado y en un momento asesoró a los SEAL de la Marina en Irak.

Hegseth, copresentador de Fox and Friends y aliado de Trump, se ha visto envuelto en una polémica desde que el Washington Post informó que pagó a una mujer por su silencio después que ella lo acusó de violación. Hegseth ha negado la acusación de violación e insistió en que el encuentro fue consensual.

La complicada historia de DeSantis y Trump

Es bien sabido que DeSantis y Trump intercambiaron críticas durante las primarias presidenciales republicanas del año pasado. Y si bien desde entonces han enterrado sus diferencias, y DeSantis se ha ofrecido a recaudar fondos para Trump durante las elecciones generales, tanto DeSantis como el presidente electo tienen fama de guardar rencor.

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Una posible comparación fue entre DeSantis y el senador republicano de Utah Mitt Romney. En 2016, Romney llamó a Trump durante su primera candidatura presidencial “un farsante, un fraude”. Pero Romney todavía quería ser su secretario de Estado cuando Trump mencionó su nombre como una posible nominación después de ganar las elecciones.

Al final, el cambio de actitud no sirvió de nada. Trump terminó pasando por alto a Romney, pero no sin antes publicar una foto de Trump y Romney con aspecto avergonzado reunidos durante una cena.

Esta analogía tiene sus límites. DeSantis se ha mantenido en gran medida alejado de adoptar posiciones morales contra Trump, centrándose en cambio en las diferencias políticas. Durante su campaña de las primarias presidenciales, sostuvo que el partido estaba listo para la próxima versión de Trump, una que tuviera menos bagaje y se centrara más en implementar la agenda conservadora.

Pero a veces han estado en desacuerdo sobre cuál debería ser esa agenda.

Wiles no respondió a una solicitud de declaraciones. Los portavoces de Trump y DeSantis tampoco respondieron a las solicitudes de declaraciones para este artículo.

El cargo podría no ser lo mejor para DeSantis

Ha habido distintas opiniones al respecto. El cargo de secretario de Defensa es de alto perfil y mantendría a DeSantis en Washington y posiblemente en televisión, lo que lo ayudaría a generar apoyo para una posible candidatura presidencial en 2028.

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Pero es un cargo en el gobierno federal, lo que haría que recaudar dinero sea más difícil gracias a una ley de 1939 que prohíbe a los empleados del poder ejecutivo participar en ciertas actividades políticas, incluyendo solicitar y aceptar contribuciones de campaña.

Por otra parte, es posible que la restricción no sea del todo aplicable. La Oficina del Asesor Especial investigó las denuncias sobre la Ley Hatch y encontró en un informe publicado en 2021 que 13 altos funcionarios de Trump la habían infringido durante su primer mandato como presidente. El informe señala que “la disciplina ya no es posible una vez que los sujetos dejan el servicio gubernamental”.

También es un nuevo trabajo. DeSantis tendría que adoptar una agenda completamente nueva, lo que siempre es un riesgo. Tiene un poder abrumador en Florida, la zona cero del nuevo partido republicano. Y cuando termine su mandato como gobernador en 2027 podría fácilmente pasar a hacer campaña para presidente.

Ocupar un puesto en el gabinete también limitaría la capacidad de DeSantis de criticar o distanciarse de la administración Trump en una futura candidatura presidencial. Si permanece en la mansión del gobernador otros dos años, DeSantis podría seguir desempeñando el papel de aliado de Trump, manteniendo al mismo tiempo un aire de independencia respecto del presidente electo y su agenda.

DeSantis no es particularmente rico y Washington es caro.

El patrimonio neto de DeSantis en diciembre del año pasado era de casi $1.8 millones, según un formulario de ética estatal que los funcionarios electos deben completar cada año. Gran parte de su riqueza provino de la publicación de sus memorias en 2023, Courage to Be Free: Florida’s Blueprint for America’s Revival. El salario de gobernador de DeSantis el año pasado fue de $141,400. Todavía debía $16.929,11 en préstamos estudiantiles. No tenía hipoteca. Vive en la mansión del gobernador en Tallahassee.

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Convertirse en secretario de Defensa implicaría un aumento significativo para DeSantis; a partir de este año, el trabajo paga $246.400 anuales.

Pero también podría traer consigo nuevas facturas: si DeSantis, que tiene tres hijos pequeños, deja su trabajo para asumir el puesto de secretario de Defensa, podría tener que comprar o alquilar no solo una casa, sino dos: una en Florida y otra en Washington.

Trabajar para Trump no es sinónimo de seguridad laboral

A pesar de todo el prestigio que conlleva servir en una administración presidencial, los secretarios del gabinete sirven a voluntad del presidente, lo que significa que DeSantis podría ser sacado del cargo por capricho si eso es lo que quiere Trump.

Durante su primer mandato en la Casa Blanca, el célebremente voluble Trump destituyó y reemplazó repetidamente a asesores y funcionarios designados. Su primer secretario de Defensa, el general retirado de la Infantería de Marina James Mattis, ocupó el cargo durante poco menos de dos años.

Si permanece en la mansión del gobernador, DeSantis seguirá en el centro de atención política durante al menos otros dos años, una garantía que no tendría si acepta el trabajo en el Pentágono.

El corresponsal jefe de McClatchy en Washington, Michael Wilner, contribuyó a esta información.