Anuncios
Elecciones México 2024:

Cobertura Especial | LO ÚLTIMO

Cómo los antivacunas usaron la muerte de su bebé para difundir información falsa

Amanda Makulec es “diseñadora, oradora e instructora de visualización de datos de salud con sede en Washington”. Así lo explica en el artículo de opinión publicado hace solo unos días en The New York Times en el que relata cómo los antivacunas usaron la muerte de su bebé para difundir información falsa sobre la vacuna del coronavirus y cómo eso la hizo sentir.

GUÍA | Los pasos que tienes que seguir para poder ver un contenido no disponible por tus preferencias de privacidad

En el tuit con el que ha compartido su columna resume que "el año pasado, nuestra pérdida se transformó en una mentira viral sobre las vacunas contra el COVID-19. Más de siete meses después, quería compartir esa experiencia para darle al mundo una idea de los impactos humanos de la desinformación. Recuerde, hay personas reales en juego".

Makulec cuenta en su texto que fue una de las muchas mujeres que ha dado a luz durante la pandemia y que debido a los confinamientos y restricciones pocas personas llegaron a verla embarazada o a conocer a su segundo hijo, al que ya no podrán conocer porque, explica, “en septiembre de 2021, con 3 meses escasos, mi hijo murió”. Cuando ocurrió la tragedia decidió contar a través de su perfil en Twitter lo sucedido. Lo hizo, según sus propias palabras, como “una forma de protección”. Pensó que contándolo se adelantaba a las típicas preguntas sobre cómo estaba el bebé.

Entonces alguien decidió rebuscar en su perfil y dio con tuits que confirmaban que durante el embarazo se había vacunado contra el coronavirus. Esa persona utilizó aquellos tuits y la muerte de su hijo para componer un mensaje manipulado que asociaba ambos hechos. Básicamente lo que hizo fue juntar el tuit de su alivio tras vacunarse con el de la triste noticia y añadir a las capturas de pantalla el mensaje: “Segura… y eficaz”. Una insinuación bastante obvia que Makulec ha negado de forma rotunda: “La autopsia demostró que no había ninguna relación entre la muerte de nuestro hijo y la vacuna”.

A aquel mensaje enviado por un desconocido que usó su dolor para difundir una noticia falsa le siguieron otros con acusaciones y preguntas. “No me esperaba que mi momento de duelo y mi más profunda pena se fuesen a utilizar como arma contra las mujeres embarazadas y las vacunas que podían protegerlas de las peores consecuencias de la COVID-19. Sentí esa contraposición de las dos imágenes como una violación del espacio que mi marido y yo necesitábamos para nuestro duelo”, lamenta Makulec en su artículo de opinión.

Lo ocurrido es algo que le dolió profundamente y por partida doble, como madre, pero también como profesional de la salud pública. “Hay un costo humano en la desinformación”, sentencia. Ella, que lleva años trabajando por una información veraz, que usasen su dolor y su pérdida para tergiversar es algo que califica de “desgarrador”. Cuenta en su columna de opinión en The New York Times, publicada ahora también en su edición en español, que se sintió “frustrada” y con “una profunda tristeza” por no poder hacer nada para frenar la mentira y porque esa información falsa llegase a otras embarazadas.

Pero su texto no habla solo de cómo se sintió y lo ocurrido, sino que aprovecha para hacer hincapié una vez más en la seguridad de la vacuna para embarazadas citando estudios y fuentes oficiales desmontando bulos e informaciones falsas. También cuenta lo complicado que resultó intentar frenar la propagación de la mentida de su caso y cómo se alejó de las redes sociales como medida de protección.

De su experiencia saca varias conclusiones. Quizá una de las más valiosas y que es sencilla de poner en práctica es que “en el contexto de los acontecimientos mundiales, leer y retuitear con conciencia puede ayudar a detener la velocidad de la propagación de información errónea. Con ello se podrían despejar nuestros canales sociales para dejar espacio a la verdad, y evitarle a una familia en duelo dolor y sufrimiento adicionales”.

Acaba su texto en primera persona con un recordatorio para todos, que “son personas reales las que están en juego”. En el tuit con el que ha compartido su columna se pueden ver multitud de mensajes de apoyo y de agradecimiento por contar su experiencia y su mensaje.

EN VÍDEO | Explosión de casos covid en una Corea del Norte sin vacunas: casi 400 000 nuevos casos