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América Latina está en manos de políticos muy mediocres: Jon Lee Anderson

DESDE QUE EN 2014 completó su sentencia de 23 años de cárcel, el Popeye sacó provecho del renovado glamur del narcotraficante Pablo Escobar. Además de una serie en Netflix tuvo un programa en YouTube, Popeye arrepentido, en el que se filmó contando historias de los viejos tiempos.

A pesar del nombre de su programa, Jhon Jairo Velásquez, Popeye, muerto en febrero pasado a causa de un cáncer, no parecía muy arrepentido. A menudo expresaba admiración por Escobar, a quien llamaba el Patrón, y reconoció alegremente sus crímenes; admitió haber asesinado a más de 250 personas, incluidos varios políticos destacados, y haber ayudado a orquestar el homicidio de unas 3,000 más, se lee en Los años de la espiral. Crónicas de América Latina (Sexto Piso, 2020), el más reciente libro del periodista Jon Lee Anderson.

Para el autor, “tal vez el periodismo no sea el mejor oficio del mundo, como exageró tan genialmente Gabriel García Márquez, pero está cerca. Cuando repaso las experiencias que el oficio me ha proporcionado me siento muy afortunado.

“No se me ocurre otro camino que me hubiera brindado la oportunidad de charlar sobre la Revolución Cubana con Barack Obama en el mismísimo Despacho Oval, admirar la colección de ositos de peluche del encarcelado exdictador panameño Manuel Antonio Noriega o de observar, con mis propios ojos, cómo unos indígenas aislados salían de la selva peruana tan desnudos como Dios los trajo al mundo”, explica Lee Anderson.

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“Esta década ha sido inverosímil. Si bien considero que la historia de América Latina es cíclica, esta década en particular ha sido de lo más confusa, dramática y coyuntural”, señala Lee Anderson en entrevista con Newsweek México.

Todas las décadas tienen su matiz, la de 2010 a 2020 fue históricamente decisiva. Como uno de los máximos ejemplos, para Lee Anderson está la noción de la democracia como instrumento político, el cual, señala, quedó en jaque después de aproximadamente 30 años en los que América Latina volvió a la democracia.

Esta década, comenta, fue decisiva en el sentido de que empezó a deteriorarse al mismo tiempo que se desmoronaron las opciones de la izquierda liberadas por el fenómeno del “chavismo” de la década anterior, lo que coincidió con la desgracia de otros iconos de la izquierda. Como la muerte de Fidel Castro y el escándalo de Lula da Silva en Brasil.

UN PERIODO CONFUSO, DE GOLPES Y SUCESOS INESPERADOS

“¿Qué quiero decir con Los años de la espiral? Vamos a ver. A mi juicio, la segunda década del siglo estuvo matizada por la volatilidad, además de por la decadencia o desaparición de algunas tendencias anteriores, así como por la entrada en escena de nuevos patrones, no todos positivos. Ha sido un periodo confuso, de golpes y sucesos inesperados, tan descendente como ascendente, sin rumbo fijo. O sea, una época que se mueve como en espiral”, explica el autor.

El periodista hace un recuento de los acontecimientos más notables que se inician con la famosa marea rosada ya instalada en una decena de países por todo el hemisferio y con un Barack Obama en la Casa Blanca.

Paradójicamente, “se termina la década con Trump en la Casa Blanca con todo lo que eso significa: Fidel muerto, Chávez muerto, Lula desgraciado, un Brasil en manos de Bolsonaro, Venezuela en manos de Maduro y en colapso constante.

“Una América Latina francamente en manos de una serie de políticos muy mediocres. Regodeándose en una nueva ideología, una especie de caudillismo refrito. Da la sensación de un continente a la deriva con todos sus problemas anteriores no solamente no solucionados (de pobreza, desigualdad social, seguridad pública, migración, desesperanza), sino con todos esos aspectos que son propios de la realidad latinoamericana”, advierte Lee Anderson.

Explica que, desde un aspecto negativo, se puede observar que dichas problemáticas van en aumento y de momento no tienen solución. Aunque, señala, como opciones quedaban soluciones a través de cierta filosofía política o la implementación de una contrarrevolución, “pero todo eso quedó en jaque y en franco cuestionamiento y en la psique colectiva de todo el hemisferio para el final de la década”.

Este periodo se inició, a juicio del autor, con políticos que pretendían crear “un mundo mejor” como un refrán casi romántico y “se terminó con patanes como Bolsonaro y como Trump y como Bukele, desdeñando las instituciones democráticas de sus países, minando sus naciones con sus tuits, sus comportamientos vulgares y sus decretos cotidianos. Eso ha creado un efecto de desazón en todo el ambiente, y solo estoy hablando de este hemisferio, ni hablar del mundo entero”.

La década comprendida entre 2010 y 2020 ha sido un tiempo de grandes transformaciones y turbulencias en América Latina.

Anderson explica que ahora todo está preparándose para un mundo más allá del hemisferio, de mayor enfrentamiento entre superpotencias, un poco más como la Guerra Fría de hace 30 años, y América Latina, señala, se nota que va a formar parte, aunque todavía no está visible pata nivel de análisis.

“OBAMA Y CUBA: UN PARÉNTESIS MUY POSITIVO”

En Los años de la espiral, autor y lector viven juntos la evolución de la política y de la realidad en un periodo relativamente corto y con el trasfondo de grandes cambios políticos aparentemente en segundo plano.

“Se observa a Estados Unidos que siempre su sombra tiene una impresión muy fuerte en la región, y debido al cambio tan drástico que hubo a mediados de la década vimos a un Obama que intentó, como él mismo dijo, “enterrar el sable de la Guerra Fría”, realizándose pláticas de paz con Cuba, que se vio a la par de la distensión entre el gobierno colombiano con su antigua guerrilla de las FARC, eso era un paréntesis muy positivo.

“Luego hubo 180 grados de descenso en los pocos años que asistimos a la firma de los acuerdos de paz en Colombia y el abrazo de Raúl con Obama. Debido a la presencia de Trump esto nos ha llevado otra vez a una especie de brecha regional con Estados Unidos, de retórica bélica, matona e inclusive han vuelto a abrazar la noción de la doctrina Monroe. Que siempre ha sido para los latinoamericanos una ofensa. Creo que, en el libro, el hecho de que enfatice tanto en esta década, permite ver un poco esa narrativa en tiempo real”.

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Para el periodista, el significado personal de estos sucesos surge al sentirse hermanado con América Latina. Asegura que es su continente de preferencia y su cultura de adopción. “Me siento muy hermanado con sus procesos de evolución, su historia, sus dramas, sus tragedias; los personajes de América Latina son los que han poblado mi imaginario”.

Anderson agrega que los personajes son los que han marcado su vida, su horizonte profesional, y los tiene presentes siempre. “Así que todas las historias que ahí se encuentran son historias que yo busqué, que sentí la compulsión de hacer, nadie me lo asignó. Fue mi opción en la vida, primero ejercer esta profesión y después enfrentarme y conocer a todos estos personajes”.

Las figuras entrevistadas por Anderson reflejan una realidad que muchas veces nadie desea ver. “Este libro es un compendio de estas historias y muchas otras más. Espero que sirva como una suerte de estampa de la época”, sentencia.

MÉXICO Y LÓPEZ OBRADOR

En México, de manera personal, el periodista confiesa que llegó a pensar que el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, “rompería el molde” de lo que se veía en América Latina. Creyó, agrega, que por provenir de una especie de izquierda socialdemócrata con sus tintes mexicanos sería una especie de contrabalanza al impacto de tener un Trump en Casa Blanca.

“No parecía ser tan demagogo como Chávez. Pero una vez en el poder ha optado por una política de apaciguamiento, no de respeto mutuo con Estados Unidos. Lo que sí ha logrado es que Trump no insulte a diario a México. Pero ¿a caso eso es justo? ¿Dónde queda la dignidad de México? Cuarta transformación, veo muchas mañaneras. Debe saber que debe tragar unos cuantos sapos de periodistas que no te quieren o están vendidos. Entrar en el ruedo de la crítica constante a periodistas por nombre y apellido no me parece digno de un presidente. Él es genial, es simpático, pero eso no lo va ayudar”, afirma el periodista.

Los años de la espiral. Crónicas de América Latina, contiene 20 piezas de formato largo y 21 artículos cortas originalmente publicados en inglés en The New Yorker. Incluye perfiles y crónicas, artículos de opinión, obituarios y reportajes sobre temas contemporáneos.

Se incluyen textos sobre Cuba, Venezuela, Brasil, Haití, México, Colombia, Nicaragua, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Panamá, El Salvador y Puerto Rico. Aparte de figuras como Obama y Noriega, aparecen García Márquez, Fidel y Raúl Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Juan Guaidó; Lula y Dilma, Bolsonaro, Evo Morales, Daniel Ortega, Cristina Kirchner, Salinas de Gortari y López Obrador.

Hay también personajes impactantes como el pícaro cantante y presidente haitiano Micky Martelly y el sicario colombiano Popeye. N