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Más allá de la Luna: un film para "audiencias globales" que carece de personalidad

Más allá de la Luna (Over the Moon, 2020, China/Estados Unidos). Dirección: Glen Keane, John Kahrs (co-director). Guion: Audrey Wells, con material adicional de Jennifer Yee McDevitt. Edición: Edie Ichioka. Música: Steven Prince. Voces de la versión original: Cathy Ang, Philippa Soo, Ken Jeong, Sandra Oh, Robert G. Chiu, Ruthie Ann Miles, Kimiko Glenn. Duración: 95 minutos. Disponible en Netflix. Nuestra opinión: mala.

Fei Fei es una nena que vive con su padre y con su madre, que tienen un exitoso comercio de fabricación y venta de "pasteles de la Luna". Fei Fei está obsesionada con la Luna, y su madre le cuenta sobre la leyenda de la diosa de la Luna cuando es más chiquita, y cuando es más grande su madre se muere y Fei Fei -muy ducha en ciencias- decide ir a la Luna para -por una mala pirueta del guion y porque a la leyenda de la señora de la Luna hay que usarla para algo- intentar explicarle a su padre viudo que el amor debe ser para siempre. Claro, la película tendrá explicaciones, también cantadas, sobre la importancia del amor y sobre el proceso del duelo y habrá más personajes -humanos, animales y con formas de animales y con condimentos de leyendas o por lo menos con esa etiqueta-, y colores chillones y más y más canciones.

Trailer de "Más allá de la Luna"Trailer de Más allá de la Luna

El director Glen Keane es presentado como una "leyenda de la animación" pero este es su primer largometraje como director. Es cierto que tiene un currículum muy importante como animador, pero animador no es lo mismo que director; y en todo caso una película como esta no parece estar dirigida por nadie, o por nadie con capacidades artísticas ni tampoco, por así decirlo, de las que solíamos conocer como humanas o, al menos, cinematográficas.

Más allá de la Luna, más un audiovisual empaquetado para embaucar impunemente a los espectadores más inexpertos que una película, marca el achatamiento extremo de cualquier leyenda -palabra abusada en la promoción y en este texto- y también es un atentado letal a la fantasía, a la gracia y a la imaginación.

El valor de la originalidad nunca fue fundamental para el cine, pero este arte -o lo que queda de él en estos tiempos- debería al menos poder convencernos de aquello que nos presenta, y Más allá de la Luna no puede convencer porque no hay nadie detrás que esté diciendo algo. Todo es mínimo común denominador del peor cine hecho para "audiencias globales" en un producto rastrero de emociones prefabricadas -es muy significativo leer en los subtítulos que la música que suena es "alegre" o "nostálgica"-, todo es un sinsentido soporífero que imita lo más impersonal de las últimas décadas de Disney y hasta cita al castillo de Magic Kingdom en unos fuegos artificiales que tienen todo de artificial y nada de fuego. Este post-cine carece de pasión y parece fabricado desde un presente negrísimo por las máquinas malvadas de Terminator, a las que ya no tenemos necesidad de ubicar en el futuro.