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Alicia Alonso, la "loca latina" que sentía a España como su "segunda patria"

Madrid, 17 oct (EFE).- Alicia Alonso bailó por primera vez en Nueva York el que sería su título emblemático, "Giselle", y lo hizo "contenida" pero luego la cubana, que sentía a España como su "segunda patria", se puso en modo "loca latina" y llevó el papel a una dimensión solo reservada a las divas.

España, donde fundó, en 1992, en la Complutense una cátedra de danza que devino en el Instituto de Danza que ha estado 18 años en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), fue parte de su vida desde que visitó el país con sus padres y hermanos siendo niña.

"Aquí aprendí, en Jerez de la Frontera (Cádiz), mis primeros bailes, que fueron del folclor español. Luego he visitado el país en infinidad de ocasiones con el Ballet Nacional de Cuba y hemos recibido el respeto y la admiración de su público", decía en una entrevista con EFE en 2017.

Por España, de donde eran sus abuelos, sentía "fascinación" y tenía a algunas de sus "personas más especiales": la reina Sofía, Montserrat Caballé, Victoria de los Ángeles y Teresa Berganza, por las que sentía "devoción", según ha contado a EFE su amigo Alberto García.

García, director del Instituto Universitario de la Danza Alicia Alonso, ha recordado las "muchas ocasiones" en las que actuaba como emisario de la cubana con sus amigas españolas.

"Se adoraban. Cuando íbamos a los cursos de El Escorial, Berganza y ella siempre estaban juntas y era fácil verlas de la manita. Por la reina Sofía sentía un afecto muy grande y yo creo que era mutuo", revela.

Con Montserrat Caballé, fallecida hace un año, tenía también una relación muy especial desde que una vez asistió en Barcelona a un ensayo de "La Traviata" y le dijo que para dar más dramatismo a la escena debía levantar la copa de una determinada forma y llevar un brazalete.

La catalana le dijo que no tenía ninguno y ella le mandó uno al día siguiente: a partir de entonces, siempre que Caballé cantaba ese papel llevaba puesta la pulsera de Alonso.

La cubana, nacida el 21 de diciembre de 1920 como Alicia Ernestina de la Caridad Martínez del Hoyo, hizo de "Giselle" un personaje vivo y lleno de emoción en buena parte porque le imprimió su apasionado y a la vez ferozmente disciplinado carácter, fruto quizá del reto que suponía la discapacidad visual que tenía desde los 21 años.

Alonso cuenta en un documental que cuando hizo ese papel por primera vez en Nueva York estaba muy contenida pero que "al poco" se soltó.

"Y dije 'ahora van a saber lo que es una loca latina'", y en la escena de la locura de Giselle "se tira de los pelos", algo asombroso y absolutamente extraño en el ballet clásico pero que se convirtió en un referente copiado en todo el mundo.

Su "alma" y gusto por lo español, decía, era algo que le salía a cada paso: una vez le explicaron cómo bailaba Maya Plisetskaya (1925-2015) "Carmen" y no dijo nada pero empezaron a montar la pieza para el Ballet de Cuba y ella se paró en el escenario, se puso la mano en la cintura y reivindicó con firmeza "yo soy Carmen".

De hecho, una de sus biografías, de la cubana Mayda Bustamante, se titula "Alicia Alonso en Carmen. Mito y Leyenda", en el que se subraya el "temperamento latino" de la intérprete y el "fuego" y la "sensualidad", "garra y dramatismo" que definían a "su" Carmen.

"Todo el temperamento español le fascinaba. Estaba pendiente de todo lo que pasaba aquí y su fundación y el Instituto de Danza eran alimento para su alma", asegura García.

Otro de sus referentes en España era la bailarina, coreógrafa y directora del English National Ballet, Tamara Rojo.

"Su relación con ella fue muy cercana y muy bonita. Cuando hizo 'Giselle' en el teatro Albéniz fue una de las bailarinas invitadas. Era como una niña pero en el escenario se creció de tal manera que Alicia quedó impresionada. 'Es de las pocas bailarinas actrices que hay', decía".

La cubana delegó por primera vez en su vida una gira por España, a donde viajaba cada año con el Ballet Nacional de Cuba, el pasado mes de junio debido al delicado estado de salud que tenía desde hacía un año.

La sustituyó la primera bailarina y subdirectora de la formación desde enero, Viengsay Valdés, que aseguraba en declaraciones a EFE que Alonso "no se había rendido" solo que tenía que "cuidarse un poco".

"Siempre que ocurre algo con mi salud se producen especulaciones. Muchas gentes se preocupan, lo cual agradezco. No creo que los comentarios confusos provengan de mis enemigos, porque, como dije una vez, soy tan feliz que mis enemigos no existen", aseguraba la coreógrafa cubana en una entrevista con EFE con motivo de su nombramiento, en Segovia, como Embajadora Mundial de la Danza.

(c) Agencia EFE