Alfie Evans, el niño al borde de la muerte que ha reabierto el debate de la eutanasia en Europa
Por Juan Francisco Alonso | En Reino Unido no se habla más de que niños en estos días, aunque por motivos diametralmente diferentes. Por un lado, porque los príncipes Guillermo y Catalina de Cambridge dieron a luz a su tercer hijo en Londres este lunes; y por el otro lado, porque ese mismo día se conoció la noticia que los médicos le habían retirado las máquinas que mantenían con vida al pequeño Alfie Evans, quien ha pasado el grueso de sus apenas 26 meses de existencia postrado en una cama de hospital por culpa de una extraña enfermedad.
La historia de Alfie, mantiene en vilo no solo a los británicos, sino también a media Europa y ha reavivado el debate en torno a la eutanasia, luego de que los distintos jueces y tribunales del país hayan decidido permitirle a los médicos que tratan al infante en el hospital Alder Hey de Liverpool (noroeste de Inglaterra) que le retiraran todos los equipos que lo ayudaban a seguir viviendo, por considerar que “jamás podrá recuperarse”.
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Este martes la familia recibió otro duro golpe: un tribunal determinó que el pequeño no podrá viajar a Italia para recibir el tratamiento que tanto esperaban sus padres, aunque los médicos no le dan esperanzas de vida. Los padres recurrirán esta decisión polémica.
El caso es tan complicado que llamó la atención del papa Francisco, quien la semana pasada recibió al padre del pequeño en una audiencia, ofreció acoger al bebé en el Hospital Niño Jesús de Roma, el cual es administrado por el Vaticano, para seguirlo tratando.
El Pontífice había solicitado a las autoridades británicas que permitan que el pequeño viaje, pues ha insistido que “el único que puede disponer de la vida desde el inicio hasta su fin natural es Dios. Y que es nuestro deber hacer todo para proteger la vida”.
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La oferta del jefe de la Iglesia Católica fue respaldada por el Gobierno italiano, el cual le concedió la ciudadanía a Alfie para facilitar su traslado. Ambos gestos sin embargo no han sentado bien del otro lado del Canal de La Mancha y así ha quedado en claro con la negativa de Londres a permitir que el pequeño sea trasladado o siquiera recibir a los responsables del hospital romano, según ha publicado la prensa vaticana.
Los padres deseaban llevar a su hijo a Italia para que pueda seguir batallando por su vida y evitar que fuera “asesinado”, según sus palabras. No obstante, ni los médicos ni los jueces se los permiten. Incluso en el hospital han sido apostados dos docenas de policías, con el propósito de garantizar que el pequeño siga allí y que nada ni nadie interrumpa el mandato judicial de no brindarle más tratamiento al bebé.
Un drama de origen desconocido
El calvario de Tom y Katie Evans, una pareja de veinteañeros, comenzó casi desde el mismo momento en que se produjo el hecho más feliz de su vida: En mayo de 2016, cuando nació su hijo Alfie, pues éste vino al mundo en estado “semi vegatativo”, según reseñó la prensa británica, la cual le ha dedicado grandes espacios a la historia.
Al principio los médicos creían que el pequeño sufría de algún tipo de trastorno o “desarrollo tardío”, pero las convulsiones y espasmos que comenzó a padecer a las semanas de su nacimiento; y por los cuales sus padres debían llevarlo constantemente al hospital, les hicieron sospechar que algo peor estaba ocurriendo y por ello lo diagnosticaron con una enfermedad neurodegenerativa.
A los seis meses de edad Alfie comenzó a requerir de la ayuda de máquinas para poder respirar y comer. Esas máquinas le fueron retiradas por mandato judicial el lunes, luego de una batalla legal que se ha extendido por meses; y aunque los médicos les aseguraron a los padres que el pequeño fallecería a los minutos, más de diez horas después seguía con vida.
“Alfie lleva respirando nueve horas y no está sufriendo”, escribió el martes el padre, quien ha cuestionado duramente los dictámenes, muchas veces con argumentos religiosos.
La resistencia del pequeño y las demandas del padre obligaron al Hospital a suministrarle oxígeno para estabilizarlo.
Algunos expertos, citados por medios británicos, creen que el pequeño podría sufrir de una extraña enfermedad llamada síndrome de depleción del ADN mitocondrial (SMD), el cual el año pasado ya le costó la vida a otro bebé británico: Charlie Gard, el cual como Alfie no estaba consciente, no respondía a estímulos y no podía respirar sin asistencia mecánica.
Este padecimiento, la cual debilita los músculos debido que no reciben la oxigenación y energía necesarias, no tiene cura y hasta ahora se han registrado menos de 20 casos en todo el mundo, según la BBC.
No es la primera vez
El caso de Charlie también terminó en los tribunales y estos igualmente ordenaron desconectarlo en julio del año pasado en contra de los deseos de sus padres, lo cual, como ahora, provocó como un agrio debate. Horas después de que los dictámenes fueran ejecutados por el personal sanitario el bebé falleció.
A diferencia de Alfie, Charlie nació sin ningún problema aparente, pero a los meses comenzó a sufrir del hígado y de allí en adelante su declive fue indetenible.
Aunque en el Reino Unido la eutanasia o “suicidio asistido” no es legal, la justicia de ese país ha abierto las puertas a practicarla en aquellos casos en los que considera que los afectados no pueden llevar “vidas dignas” y tras recomendaciones de expertos.
Los responsables del hospital Alder Hey han argumentado que mantener a Alfie conectado a un respirador no es del “mejor interés” para el niño y que además cualquier tratamiento adicional no solo es “inútil” sino también “cruel e inhumano”. Esas opiniones fueron acogidas íntegramente por los distintos jueces y tribunales que han tenido el espinoso asunto en sus manos.
En los casos de Charlie y Alfie no solo la justicia británica, sino incluso la europea dio el visto bueno a la desconexión de los niños.
Debate agrio
La historia de Alfie ha traído de nuevo a la palestra el tema de la eutanasia, pero además el hecho de que la orden judicial de desconectar al pequeño de los equipos que le dan respiración y lo alimentan e hidratan haya coincido con el nacimiento del nuevo príncipe ha provocado un agrio debate en las redes sociales.
Two mums called Kate, two baby boys..One baby will go on to have everything, the other asks for nothing but a chance.#alfieevans pic.twitter.com/oUTIgGah6G
— EMDS (@edavvo) April 24, 2018
Miembros del llamado Ejército de Alfie (Alfie’s army, en inglés) han utilizado Twitter y otras redes sociales para solicitarle a la reina Isabel II que interceda a favor del pequeño. Otros en cambio no dejaron pasar por alto la coincidencia entre la decisión en contra del pequeño y el nacimiento del nuevo miembro de la familia real para cuestionar el trato sanitario recibido por uno y otro.
First Charlie Gard, now Alfie.
If this was a royal baby, would the British courts have ruled so cruelly?
It’s the basic right of parents to seek treatment and care for their little ones. Let Alfie go.#AlfieEvans
— Lila Rose (@LilaGraceRose) April 24, 2018
Otros por su parte cuestionaron que las autoridades enviaran policías a vigilar que la orden judicial
de desconectar al bebé se cumpliera, pues frente al hospital se congregaron grupos de personas
que se oponían a la misma.
Al debate se sumó el conductor del programa de la CNN, Piers Morgan, quien criticó que ni siquiera le permitieran a los padres estar con su pequeño en casa.
At least let his parents take him home to die, for goodness sake. He’s THEIR little boy, nobody else’s. #AlfieEvans
— Piers Morgan (@piersmorgan) April 24, 2018
En la red también se pueden hallar algunas voces que recomiendan a la familia aceptar lo inevitable y pasar los últimos instantes con su criatura, en lugar de continuar azuzando el “circo mediático”.
El tema, con aristas éticas, morales, religiosas y económicas, ha mostrado ser tan polémico como siempre.
I implore Tom Evans to devote his energy – in the final moments of #AlfieEvans’ life – to spending time at his bedside. Speaking to the media circus outside #AlderHey is achieving no positive end, + is robbing you of the short + precious time that you have left with your son.
— Dr Adrian Harrop (@DrAdrianHarrop) April 24, 2018