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Alejandro Trujillo, del Grupo Copesa de Chile: "No hay nada más preciado en las crisis que la información validada a través de métodos profesionales"

Alejandro Trujillo Bustos es el director de Audiencias y Estrategia Digital del Grupo Copesa de Chile. Periodista y licenciado en Comunicaciones egresado en la Universidad de Santiago de Chile, trabajó durante siete años como coordinador de la sección Política de El Mercurio y desde 2013 lidera nuevos proyectos online de la compañía de medios fundada en 1950 por la familia Picó Cañas, que cuenta en la actualidad con los diarios nacionales La Tercera y La Cuarta y el multiplataforma Pulso, dedicado al segmento de los Negocios, revistas y radios, entre otros.

En dialogó con LA NACION para la serie "Coronavirus y medios", el ejecutivo describe la situación de la pandemia en su país, analiza el contrapunto entre los gobiernos de Argentina y Chile sobre las cifras de contagios y detalla algunas claves de los medios del grupo (con sede en el barrio de Las Condes) en la cobertura periodística de la crisis sanitaria con impacto en la audiencia y las suscripciones digitales.

- Después de dos meses, ¿cuál es su evaluación sobre las medidas del gobierno chileno para hacer frente a la pandemia?

- Habrá que esperar un poco más para ver si fueron o no las correctas. Hasta ahora no se ve país en el mundo demasiado seguro sobre la forma en que se está enfrentando esta crisis, por lo que sería ingenuo apurar conclusiones. Ahora, lo que sí ha quedado claro ya en el caso chileno, es que la batalla comunicacional y política, la batalla de las confianzas, es tanto o más importante que la epidemiológica. Un mal manejo de las expectativas puede hacer que buenos resultados iniciales, como los que el gobierno celebraba hasta hace pocos días: con una tasa de mortalidad relativamente baja y un nivel de contagios abordable por la capacidad hospitalaria disponible, sean utilizados hoy por la oposición para acusar a La Moneda de un enfoque triunfalista, poco transparente y descuidado. Más aún luego de que un salto en el número de contagios diarios obligara a posponer los planes de las autoridades para un retorno más decidido a las actividades normales (la llamada "nueva normalidad"). Hoy por hoy, ya sea por las críticas o por un proceso de aprendizaje natural, el Presidente usa un tono más moderado que el que usaba al comienzo para referirse al devenir de la pandemia en el país, y decretó el viernes 15 de mayo pasado el cierre casi total de la región Metropolitana. También reforzó las medidas económicas y lanzó un plan de distribución directa de alimentos en las zonas más vulnerables, para ayudar a que las personas cumplan el confinamiento obligatorio.

- ¿Cómo se vivió en su país la comparación que hizo el presidente argentino Alberto Fernández de la situación sanitaria de ambos países?

[ Cabe recordar que el presidente argentino tuvo numerosos roces con la administración de Sebastián Piñera. Primero, por las revueltas sociales en Chile y, después, por la interpretación de los datos sobre el coronavirus que el mandatario argentino informó en una de sus presentaciones. También unos dichos de Fernández en una conversación con la oposición chilena encendieron la mecha: "A Chile le "falta volver a unirse para poder recuperar el poder en favor de los chilenos". El gobierno trasandino le volvió a reclamar que evite "la injerencia en los asuntos internos" ]

- Fue una polémica más de elite que de opinión pública, aunque bastó para irritar a un sector del oficialismo. Y es que una comparación realmente objetiva entre la situación sanitaria de ambos países, se alegó en Chile, obligaba a considerar elementos omitidos por el presidente Fernández, como el mayor número de tests que se realizan en Chile (las autoridades hablan de una estrategia de testeo masivo para salir a detectar casos) y la menor tasa de letalidad que se ha registrado. Para La Moneda el episodio fue la constatación de que las relaciones bilaterales no serán lo mismo que fueron con Mauricio Macri, a quien Sebastián Piñera consideró siempre su aliado político en la región. Lo que generó mayor suspicacia fue la influencia que pudo tener en el pronunciamiento del mandatario argentino el excandidato presidencial Marco Enríquez-Ominami, un personero que integra los sectores más duros de la oposición a Piñera. Con todo, la conversación telefónica que Fernández y Piñera sostuvieron el 27 de abril y que se hizo trascender rápidamente, fue una señal de la voluntad de dar por superado el impasse.

El tráfico se ha disparado cerca de un 50% y las suscripciones digitales están casi al doble de lo presupuestado

- ¿Por qué se disparó la curva de contagios en los últimos días?

- El gobierno ha buscado vincular el incremento a una estrategia mucho más agresiva de testeos, aunque existe cierto consenso ya entre los especialistas de que la curva parece estar respondiendo al relajo que hubo en las medidas de control que deben adoptar todas las personas. La cobertura noticiosa de los casos de España e Italia golpearon con mucha fuerza en la opinión pública al inicio de la pandemia, pero a medida que se avanzaba en el control de los contagio los llamados a retomar las actividades con cierta normalidad hicieron que la población bajara la guardia. Las propias autoridades han reconocido eso. Hasta hace poco más de una semana -el fin de semana del 9 y 10 de mayo- la curva aún se mantenía estable y hasta comenzó a hablarse públicamente de un plan de "retorno seguro". Pero el día de inflexión fue el miércoles 13 de mayo cuando hubo un incremento del 60,43% en los contagios reportados diariamente: 2660 personas. Fue entonces que se anunció que la casi totalidad de la Región Metropolitana -la más grande del país- entraría en confinamiento obligatorio el viernes 22. Aún no se sabe por cuánto tiempo.

- ¿Han tenido casos positivos en la empresa?

- Afortunadamente hasta ahora no hemos tenido casos entre nuestros equipos periodísticos. Aunque tres de nuestros colaboradores -dos periodistas y un fotógrafo- debieron estar en cuarentena preventiva debido a que se detectó un contagio en La Moneda y debieron hacerse el test PCR. Todos salieron negativos y se reincorporarán a sus funciones en terreno próximamente.

- ¿Qué medidas adoptaron para prevenir contagios en la organización?

- Desde hace ya más de dos meses que estamos operando con un plan de contingencia centrado en el teletrabajo. La totalidad de nuestra operación periodística es realizada a distancia, tanto la producción de los contenidos para los canales digitales como el diseño y la diagramación de la edición impresa, se realizan y coordinan a través de herramientas con flujo online. También se han dispuesto las medidas de protección para aquellos que están en terreno porque entendemos que nuestro rol también es informar en primera persona del devenir de la pandemia.

El rol fundamental de los medios, más que instalar temas y ejercer el control de la agenda, es el de contextualizar y brindar un marco de certeza a las discusiones que se generan en las redes sociales

- ¿Qué impacto tuvo la cobertura de coronavirus en términos de la audiencia digital y el modelo de suscripción?

- La revalorización del periodismo a nivel global será probablemente una de las pocas buenas nuevas que dejará esta crisis. Nunca antes el periodismo tuvo tanta demanda como ahora, una paradoja si se consideran los agudos problemas financieros que casi todos los medios de comunicación del planeta enfrentan. En tiempos de incertezas no hay bien más preciado que la información de calidad. Y en el caso de La Tercera eso se constata al ver los enormes saltos de audiencia que están teniendo a través de las plataformas digitales todos nuestros contenidos. El tráfico se ha disparado cerca de un 50% y las suscripciones digitales están casi al doble de lo presupuestado, aun cuando todos los contenidos vinculados a la crisis del coronavirus se encuentran fuera del muro de pago. Eso supone también un desafío, como medio debemos estar a la altura de ese llamado que hace la ciudadanía por más y mejor periodismo.

- ¿Cuáles son las estrategias que están llevando adelante como medio para protegerse de la proliferación de noticias falsas potenciadas en este contexto?

- El rol fundamental de los medios hoy, más que poner temas (que sin duda lo seguirán haciendo), que ejercer el control de la agenda, es el de contextualizar y brindar un marco de certeza a las discusiones que se generan a partir del enorme caudal de informaciones a las que las personas acceden libremente gracias a las redes sociales. Nuestros lectores esperan que, así como podemos abrir nuevas conversaciones a través de nuestros reportajes y entrevistas, invirtamos también periodismo en las conversaciones que ellos ya están teniendo a partir de informaciones a las que acceden a través de WhatsApp, Facebook, por los comentarios de algún twittero o por lo que se cuela en algún programa no periodístico de televisión. Es por eso que, desde antes de la pandemia, sobre todo con motivo del estallido social del año pasado, hemos desarrollado una línea de contenidos muy activa de verificación de datos (factchecking). Con entregas diarias y un newsletter semanal. Como lo vemos parte de nuestro rol social, y como una forma de contribuir a esa conversación que se da orgánicamente en la redes, la mayoría de esos contenidos son liberados también del muro de pago, y estamos en conversaciones con un canal de televisión para asegurarles también una salida a través de su noticiario.

- En la Argentina, el gobierno nacional publicó spots para solicitar a la ciudadanía que se informe solo por las vías oficiales. ¿Qué ocurre en su país? ¿No es esto un riesgo para el trabajo del periodismo profesional y una manera de controlar la agenda?

- Ya lo decía antes a propósito del aumento de audiencia digital que están teniendo los medios: No hay bien más preciado en una crisis que el acceso a información de calidad, que la información validada a través de métodos y herramientas profesionales. Las crisis demandan respuestas de una ciudadanía activa, educada y sensibilizada, por lo que el periodismo pocas veces tuvo un rol más decisivo. Ciertamente es un rol que hay que asumir con mucha responsabilidad, por todo lo que está en juego, que demanda rigor y estándares periodísticos más altos, pero que no puede pretender limitarse. Los Estados de excepción que se han decretado en el mundo entero para tratar de controlar la crisis sanitaria y económica suponen ya una limitación de las libertades individuales, por lo que el control que pueda ejercer la prensa a ese mayor poder que -justificadamente y de manera temporal- están teniendo los gobiernos, es fundamental para el resguardo de los intereses y la salud de las personas.

- ¿Cuáles son los contenidos periodísticos de su medio que mejor han conectado con los intereses de la audiencia?

- Naturalmente todos los contenidos vinculados a las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias, las historias humanas de quienes están en la calle liderando esa lucha, así como los balances diarios con la evolución de contagios figuran siempre entre los más concurridos. Pero estos meses nos han servido también para confirmar que todos los contenidos vinculados a soluciones cotidianas -de guías y recomendaciones para sortear de mejor manera la cuarentena, de recomendaciones- son y deberán seguir siendo parte importante de nuestro sello periodístico. El periodismo de calidad no solo debe medirse por golpes e investigaciones, que sin duda son más importantes que nunca, sino también por la capacidad de entregar -a través de los contenidos, de buenas historias- herramientas a las personas para su diario vivir.

Los Estados de excepción que se han decretado en el mundo entero suponen ya una limitación de las libertades individuales, por lo que el control que pueda ejercer la prensa a ese mayor poder de los gobiernos, es fundamental para el resguardo de los intereses y la salud de las personas

- ¿Cómo vislumbra el futuro de Copesa para la etapa postpandemia?

- Esperamos poder capitalizar la apuesta que desde hace ya un par de años hemos venido haciendo por lo digital. Hace exactamente 12 meses, a través de una portada del impreso con un único titular que decía: "El periodismo no cabe en el papel", lanzamos nuestra suscripción digital transparentando a nuestros lectores nuestra voluntad de hacer que La Tercera sea mucho más que un diario. Les prometimos que nuestro sello sabría imponerse a través de los lenguajes digitales en los distintos momentos del día y en diversos formatos y plataformas: podcasts, newsletters, radio, videoseries, aplicaciones. Creemos que hemos avanzado mucho en ese esfuerzo, en un año sumamos ya más de 30 mil suscriptores digitales y esperamos poder acercarnos a las 50 mil en lo que queda de 2020.

- ¿Cuál es la situación más compleja que tuvieron que enfrentar como organización frente a esta crisis global?

- En general esta crisis nos sorprendió bien preparados en lo referido a la digitalización de la organización. Todos nuestros periodistas trabajan con herramientas en línea y la reciente implementación de ARC (el sistema de administración de contenidos del Washington Post) ha hecho que los flujos de trabajo sean mucho más manejables a distancia. Además, meses antes habíamos hecho una apuesta por levantar un equipo periodístico y un canal web, llamado Qué pasa, exclusivamente para generar contenidos diarios en torno a temas de ciencia, salud y medioambiente, por lo que teníamos bastante capacidad instalada para brindar una cobertura amplia sobre la crisis sanitaria. Ese canal es hoy obviamente uno de los canales más visitados de nuestra red de medios digitales.