Alberto Fernández intenta aproximarse al mundo empresario en medio de un clima de escepticismo

"Si [Martín] Lousteau, que fue ministro de Economía, leyó las decisiones que tomamos como malas señales, ¿qué puedo esperar de los empresarios?". Alberto Fernández explicó en voz alta el razonamiento que lo llevó a intentar aproximarse al empresariado en las últimas semanas. Es un mundo que lo mira con fuerte escepticismo por los contradictorios mensajes políticos que emanan del oficialismo y por la falta de medidas que generen confianza en los inversores.

Fernández tuvo un primer encuentro hace doce días con un grupo reducido de empresarios en Olivos para, 48 horas después de ese primer contacto, convocar a una cena a los grandes hombres de negocios. Franquearon los portones de la quinta presidencial Martín Migoya (Globant), Sergio Kaufman (Accenture), Daniel Herrero (Toyota), Roberto Alexander (IBM), Roberto Murchinson (Grupo Murchinson), Miguel Acevedo (UIA), Luis Betnaza (Techint), Roberto Urquía (AGD), Miguel Ángel Rodríguez (Sinteplast) e Iván Szczech (Cámara de la Construcción), entre otros. El último lunes, en tanto, Fernández invitó a Luis Pérez Companc a la Casa Rosada, mientras sus funcionarios intentaban sostener los puentes con el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) por el "sabor a poco" que dejaron las medidas dirigidas al sector exportador.

Alberto Fernández, entre Cristina Kirchner y el Fondo

El Presidente y sus funcionarios llevan, además, tres reuniones con los directivos de IDEA, el principal foro del empresariado argentino. Fernández estará a cargo de la apertura del coloquio el 14 de octubre, que este año fue titulado "Qué país queremos ser". En la Casa Rosada, en tanto, están organizando un viaje del Presidente a Vaca Muerta, que aún no tiene fecha confirmada en la agenda oficial. El jefe de Estado haría anuncios desde el yacimiento que fue visto como un sueño para la reconstrucción económica argentina, y que hoy está asolado por la parálisis de la pandemia y la caída del precio del petróleo.

El Presidente intenta dar señales en un momento de extrema sensibilidad por la falta de reservas en el BCRA y cuando comenzaron las negociaciones con el FMI. Necesita mejorar el clima empresario con urgencia, tanto para la economía doméstica como para renegociar la deuda.

Las dudas del empresariado

El decálogo de buenas intenciones que Fernández despliega ante los ojos de los privados, sin embargo, no logra convencer del todo a los empresarios, que vienen sumando disgustos desde el episodio Vicentin. "Por la crisis económica combinada con la incertidumbre de la pandemia, para el empresariado hoy la economía es una patada al hígado. Señales como lo de Vicentin, el decreto de las TICs y el impuesto a la riqueza, incluso lo que ocurrió con Venezuela, no hacen más que sumar piedras a la mochila de la desazón", ilustró uno de los interlocutores del Presidente de los últimos días.

Fernández repasó con los empresarios esas "malas señales" que acumuló en su mandato a los ojos de los privados. Buscó explicarlas, aunque sin enojarse por la mala recepción que tuvieron esas decisiones. "El diálogo con los empresarios está en la dirección correcta. El problema es ver cómo esas buenas intenciones se capitalizan en medidas concretas", dijo uno de los empresarios que escuchó a Fernández.

Un consultor cercano a algunos de los empresarios que pasaron por Olivos resumió: "Coquetean ahora con ellos porque necesitan dólares. Pero la agenda no se ve. Hay desconfianza para invertir e incertidumbre por el tiempo que llevará la renegociación de la deuda con el FMI".

Empresarios en Casa Rosada
Fuente: LA NACION - Crédito: Fabián Marelli

Un caso testigo fueron las medidas anunciadas por el ministro de Economía, Martín Guzmán, para intentar incentivar a productores y aceiteras a que liquiden sus exportaciones. En los días anteriores, varios ministros intentaron allanar el camino convocando a sus despachos a integrantes del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), una nueva entidad integrada por más de 40 actores de la agroindustria que está bien predispuesta al diálogo con la política. Los anuncios resultaron insuficientes para ese sector y -si bien sigue existiendo una línea directa con el Gobierno- la desazón aumentó cuando se reglamentaron las medidas en el Boletín Oficial y resultaron más restrictivas de lo que se pensaba.

Más tensión entre el Gobierno y la Corte: la ministra Losardo no concurrirá a una reunión convocada por Rosenkrantz por las causas de DD.HH.

Hoy, en tanto, el Presidente disertará ante la Asociación de Cámaras Americanas de Comercio de América Latina y el Caribe. Horas después del ruido que generó el posicionamiento argentino por la violación de los derechos humanos en Venezuela, Fernández deberá pronunciarse sobre el futuro de América Latina y la relación de la Argentina con los Estados Unidos.

"Alberto aprovechará para transmitir certezas y frenar la incipiente creencia de un éxodo de compañías de la Argentina, que no es tal. Reiterará la necesidad de volver a la agenda de crecimiento para el cual es necesario el acompañamiento de inversiones productivas que generen empleo. Es fundamental contar con el apoyo del sector privado para lograr este objetivo", dijo un portavoz de la Casa Rosada.

Ante un momento de extrema sensibilidad, el Presidente deberá pensar cada palabra de su disertación.