Buenos Aires Herald, el "testigo inglés" que salvó vidas en Argentina

Buenos Aires, 5 nov (EFE).- El Buenos Aires Herald fue mucho más que el diario de habla inglesa más longevo de Iberoamérica. En sus 141 años de andadura se erigió como el fiel "testigo inglés" de la caótica actualidad de Argentina, pero fue su labor en su última y más cruel dictadura, dando voz a las familias de los desaparecidos por el régimen, la que le reservó para siempre un lugar en la historia.

"La huella, no solamente para el periodismo argentino sino para la historia argentina, está dada por haber salvado vidas, y muchas, en forma sistemática", explica a Efe Sebastián Lacunza, que presenta "El testigo inglés", libro en el que repasa las luces y sombras del diario, del que fue su último director entre 2013 y 2017.

Desde su fundación en 1876 -de mano del escocés William Catchcart- hasta su cierre hace cuatro años, "el Herald" fue modelando, desde una supuesta óptica liberal y conservadora, una identidad atada a cada contexto político.

Una historia "muy rica y profunda", recalca Lacunza, pero "más compleja" y "contradictoria" que la que solo destaca que fue el "único diario que denunció los crímenes del terrorismo de Estado". Y para muestra, un botón: el diario había apoyado editorialmente todos los golpes militares en Argentina en el siglo XX.

Nacido como hoja de servicios para el comercio portuario y las empresas de capital británico, en épocas de una amplia colonia inglesa en Argentina, al poco tiempo, tras comprarlo el estadounidense Ezra Winslow, el Herald pasó de semanario a diario y a abrir su abanico temático.

Y aunque al principio se orientó principalmente a apoyar los intereses británicos, a mitad de siglo XX, con la inmigración inglesa en descenso, sus páginas adquirirían mayor compromiso con Argentina -sin dejar de lado la información internacional-, coincidiendo con el desembarco en su redacción, en 1959, del inglés Robert Cox.

Después se sumaría el anglo-argentino Andrew Graham-Yooll. Ambos, junto a periodistas como Uki Goñi, hicieron del Herald, con sus denuncias del terrorismo estatal, un protagonista clave, pese a su reducida tirada y su pequeña redacción.

HALO DE ESPERANZA

Dirigido por Cox, el diario, claramente antiperonista, apoyó el golpe de 1976 al verlo necesario para lograr el orden en medio del caótico Gobierno de Isabel Perón (1974-1976), marcado por la violencia de las guerrillas de izquierda y la Triple A, grupo parapolicial estatal anticomunista.

Ya en ese tiempo la Triple A había asaltado el Herald y detenido a Graham-Yooll "como sospechoso de terrorismo", y se exilió meses después del golpe.

La complacencia del diario con la dictadura (1976-1983) no tardó en fisurarse al conocerse sus atrocidades -organismos estiman que 30.000 personas desaparecieron y 500 bebés fueron robados-, que los otros medios obviaban.

Familias de desaparecidos de origen británico golpearon la puerta del Herald, que se leía mucho en embajadas y de algún modo pudo sortear la censura por ser en inglés. Y luego se convirtió en una esperanza para muchos.

Es el caso de la española María Consuelo Castaño. Ella y sus tres hijas fueron secuestradas en 1979 y sobrevivieron. También se llevaron a su marido, aunque de él nunca más se supo.

Sobre el caso, el Herald había informado de la desaparición de una familia entera. "Sin esa publicación no estarías hablando conmigo, porque la idea era exterminar a toda la familia", dijo Castaño a Efe en 2018.

"La dictadura se ve empujada a liberar a niños que habían sido secuestrados con sus padres porque (el diario) pone en tapa las fotos de los niños en coincidencia con visitas internacionales", añade Lacunza.

No sin constantes amenazas -Cox fue detenido en 1977 y se exilió en 1979-, los periodistas del Herald se libraron de morir: aunque en el imaginario colectivo fue un diario inglés, la protección llegó principalmente por la embajada estadounidense.

EL CIERRE

Tras la dictadura, Cox y Graham-Yooll -que murió en 2019- serían para siempre referentes de un diario al que le costó encontrar su camino al llegar la democracia y cuyo epílogo llegó en el siglo XXI, cuando encadenó propietarios ajenos a la comunidad angloparlante.

Lacunza tomó la dirección en 2013 y vivió el "traumático" momento del cierre, proceso que comenzó con la reducción de la redacción y la conversión en semanario.

Según el exdirector, influyeron problemas del propio diario, la crisis de la prensa y que el grupo empresarial Indalo, último propietario, no tenía interés en el medio. Pero también los problemas judiciales de los dueños, acusados, durante el Gobierno de Mauricio Macri, de diversos delitos en el periodo kirchnerista.

El último hito de este "pequeño diario universal" llegó en 2015: su periodista Damian Pachter fue el primero en anunciar, por Twitter, que el fiscal Alberto Nisman había sido hallado muerto.

Rodrigo García

(c) Agencia EFE