'Ahí viene Cascarrabias': el animado que dio pie a una leyenda urbana en México

No hay niño mexicano que haya crecido en las décadas de los 70 u 80 que no recuerde al menos un detalle de la serie animada 'Ahí viene Cascarrabias' (“Here comes the Grump”) que, al igual que 'Don Gato y su pandilla' fue una serie en un dibujos animados que se emitió primero en EEUU (por la NBC, entre el 6 de septiembre de 1969 y el 25 de abril de 1970) y posteriormente en México.

En su emisión original, la serie no tuvo mucho éxito y duró una sola temporada de 17 capítulos, pero al estrenarse en español en 1972, estos personajes encontraron un nicho fervoroso que la llevó a convertirse no solo en serie de culto, sino en leyenda urbana.

Parte del encanto de la serie (a mi modo de ver) proviene de su pedigrí. Fue creada por De Patie-Freleng Enterprises, una empresa fundada por Isadore “Friz” Freleng y David H. DePatie tras el cierre de la división de animación de la Warner, que dio pie a una serie de cortos y series animados que distribuía la MGM. Freleng había sido, en su momento, el creador de personajes tan célebres como Porky Pig, Piolín y Silvestre, Speedy Gonzalez y Sam Bigotes (o Yosemite Sam, que en cierta forma, se convirtió en el modelo del Cascarrabias, el protagonista de esta serie).

La empresa de Freleng y DePatie se destacó con su primer encargo como independientes: los títulos iniciales de una comedia de Blake Edwards con Peter Sellers: 'La Pantera Rosa'. El icónico dibujo animado de la Pantera se volvió más popular que la película. Tanto que al año siguiente, en 1964, produjeron un corto de la Pantera Rosa que ganó un Oscar.

Dirigida a un público infantil, pero con muchas referencias para entretener a los adultos, 'Ahí viene Cascarrabias' combinaba la psicodelia de esa década con elementos de comedia surrealista y una trama de aventuras. Contaba la historia de Cascarrabias, un mago gruñón y maquiavélico que, montado en un dragón volador que sufría ataques de alergia, iba tras tres personajes: la dulce y sensible Princesa Amanecer, cuyo reino estaba bajo el hechizo de la melancolía; el intrépido Terry Dexter (un chico común y corriente) y Bip, una especie de perro salchicha fantástico con propiedades mutantes (una nariz que se sacaba para oler a larga distancia, se daba vuelta tirando la cola y la cabeza para que “explotara” en los lados opuestos y unas patas con forma de téntaculos).

Los protagonistas volaban en un buggy volador con un globo aerostático integrado y buscaban llegar a la Caverna de las Orquídeas Susurrantes, donde ostensiblemente estaba oculta la llave de cristal que libraría al reino de la Princesa Amanecer de la maldición impuesta por Cascarrabias, que por eso deseaba detenerlos.

Así, mientras buscaban la cueva viajaban a países alucinantes y estrafalarios, como el Reino de Cristal, la Isla Eco con sus montañas de queso gruyere (que gritaban "¡Princesa Amanecer!") y también la mítica Globolandia, habitada por los valerosos soldados globolandeses, donde conocían a insólitos personajes como el madero carnero, el Rey Shampoo, los pájaros constructores con picos de martillos y serruchos, la bruja con doble personalidad ("Linda" y "Canalla") así como al Queso Burgués de voz engolada, y el fonógrafo con patas que hablaba y hablaba y hablaba.

Varios episodios de la serie pueden verse actualmente en YouTube (los estuches en DVD con doblaje original, si se encuentran, cuestan carísimos de segunda mano), disponibles para que el público alimente su nostalgia, y quienes no conocen, lo descubran (Hay una película animada hecha por Ánima, el mismo estudio que hizo las de Don Gato, pero lo menos que se diga de la película, mejor: es terrible).

Desde luego, como pasa con lo que es de culto, hay muchas leyendas sobre el desenlace de 'Here comes the Grump.' Lo cierto es que el capítulo 17 no concluye con la llegada a la misteriosa caverna de marras, y no hay una conclusión a la historia, pero los fanáticos mexicanos no se iban a quedar así nomás con ese final abierto.

Si uno rastrea por los foros de Internet, puede encontrar una plétora de discusiones sobre si existe o no el mentado capítulo final de la serie. Hay quienes juran por su madre que lo han visto — y casi todos coinciden con los detalles: la Princesa y Terry encuentran la famosa llave de cristal que estaba escondida en la nariz del Dragón y esa era la causa de la alergia constante del animal. La discusión está dividida: algunos dicen que ese capítulo es una leyenda urbana y otros aseguran que recuerdan haberlo visto de chicos.

Si bien no hay evidencia de que exista ese episodio final, la leyenda urbana parece ser el colofón ideal para este post-recuerdo infantil: un capítulo que no existe y muchos juran haber visto, con pelos y señales, tan surrealista y mágico, como lo es la serie que tantos reviven y contrabandean, como parte de su niñez.

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