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África, el continente en el que se ha asentado el Estado Islámico para seguir propagando el terror

Kenia, Somalia, Nigeria, Camerún, Libia, Egipto, Túnez y Burkina Faso. Es la lista de países africanos que en el mes de junio de 2019 han sufrido atentados terroristas yihadistas. Pese a su escasa difusión en los medios, hay regiones del planeta que siguen viviendo con frecuencia este tipo de ataques indiscriminados sobre la población civil. Y detrás de algunos de ellos está la mano del Estado Islámico y de sus sucursales en las distintas regiones.

Entre 2014 y 2018, el grupo llegó a controlar vastas regiones de territorio en Siria e Irak, pero las sucesivas derrotas en ambos países acabaron con algunos de los bastiones más importantes del ISIS como Raqqa o Mosul. La pérdida del terreno les debilitó y les cortó vías de financiación, pero la estrategia siguió siendo la misma: continuar ejerciendo su influencia en aquellos lugares en los que sea posible, sin perder de vista los atentados en los países occidentales.

Atentado en Siria (MUHAMMAD AHMAD/AFP/Getty Images)
Atentado en Siria (MUHAMMAD AHMAD/AFP/Getty Images)

Con el objetivo de seguir manteniendo y expandiendo su poder, el grupo desde hace años ha recurrido a alianzas con grupos yihadistas locales y a los lobos solitarios. Fruto de estas uniones llegaron los ataques en Sri Lanka, que se saldaron con más de 300 muertos. En Filipinas también son frecuentes los atentados, pero sin duda el continente en el que más ha crecido el grupo ha sido el africano.

Las razones son sencillas. Hay países en los que la insurgencia tiene tanto poder que incluso los Gobiernos no pueden garantizar la seguridad de todas las regiones. Los ejemplos son variados. Más allá de estados fallidos como Libia o Somalia, están los casos de Malí, Nigeria o Burkina Faso. La debilidad provoca que las fronteras sean porosas y que los grupos criminales puedan actuar de una manera más fácil que en los países occidentales. Además, hay un gran mercado de tráfico de armas.

Sin duda alguna, hablar de terrorismo en África es hablar de Boko Haram. Este grupo, que se fundó en 2002, está presente actualmente en Nigeria, Camerún, Chad, Malí y Níger y es el causante de más de 20.000 muertos solo en el país nigeriano y más de 2 millones de desplazados, según diversas oenegés, aunque las cifras varían e incluso se apunta a que podrían ser superiores.

En el año 2015, la organización se alió con el ISIS, convirtiéndose en el Estado Islámico en África Occidental. Su capacidad de hacer daño sigue siendo muy importante y buena muestra es la gran cantidad de ataques que se producen en la región. Aún queda en la memoria el secuestro de las niñas de Chibok en 2014. De las 200 estudiantes, aún hoy hay 112 en paradero desconocido.

Niños desplazados por la violencia de Boko Haram en Nigeria. (AP Photo/ Sunday Alamba)
Niños desplazados por la violencia de Boko Haram en Nigeria. (AP Photo/ Sunday Alamba)

Otro grupo muy importante en África subsahariana es el Estado Islámico del Gran Sáhara. Fue fundado en el año 2015 como consecuencia de una escisión de Al Murabitun (una rama de Al Qaeda) y opera en la zona del Sahel. Los países a los que ha llevado su capacidad de destrucción son Malí, Burkina Faso o Níger.

Tres naciones que comparten todas ellas su pobreza, sus Gobiernos débiles y las dificultades de control de un territorio que abarca muchos kilómetros de desierto. Ya son varios los atentados que han cometido en los últimos años y además existe un gran temor en Occidente al contagio a países cercanos como Ghana, Togo o Benín.

También en Congo

Además, en el mes de abril de 2019, el Estado Islámico abrió sucursal en la República Democrática del Congo, al reivindicar, tras una serie de ataques yihadistas, el país como una provincia más de su autoproclamado califato. Congo vive en estos momentos una gran urgencia sanitaria en mitad del segundo peor brote de ébola vivido en el mundo, que ya supera los 1.600 muertos. La violencia por parte de grupos armados, entre ellos el grupo islamista Fuerzas Democráticas Aliadas (aliado del ISIS), continúa.

Finalmente, no se puede olvidar la presencia desde hace varios años de la filial del Estado Islámico en Egipto, que combate al norte del Sinaí con el Ejército egipcio. En el año 2017 se produjo una gran masacre en una mezquita al acabar el grupo con la vida de más de 230 personas.

Así pues, el ISIS sigue muy vivo en el mundo y su influencia no para de crecer. África en este sentido ha ocupado el lugar de Siria e Irak y es donde el grupo está mostrando en los últimos meses todo su potencial destructivo.