Advierten “tormenta perfecta” de pandemia, racismo e incertidumbre en Denver

Denver (CO), 11 ago (EFE News).- El alcalde de Denver y el jefe de policía de esta ciudad advirtieron este martes que la “tormenta perfecta” de largas restricciones causadas por la pandemia e COVID-19, las tensiones raciales y la incertidumbre económica ha contribuido a un fuerte aumento de la violencia en la capital de Colorado, afectando ante todo a jóvenes y minorías.

Según datos del Departamento de Policía de Denver (DPD), la ciudad se encuentra cerca de registrar la mayor cantidad de homicidios en más de una década, con más muertes violentas en lo que va de este año que en todo 2019.

En 2020 ya se registraron 50 homicidios en Denver, en comparación con los casi 30 en 2018 y menos de 20 en 2016. Además, hubo 127 heridos de bala, contra 83 hace un año.

Las estadísticas del DPD revelan un 42 % de aumento en violencia a mano armada, 50 % de aumento en tiroteos y 67 % de aumento en los casos de menores de 18 años heridos con balas. Además, hubo 25 % de incremento en robos de armas (poco más de 420 casos) en comparación con 2019 (325 casos).

“Lo que está sucediendo en Denver es problemático. Es aun más problemático que se dispare contra niños en un parque. Es absolutamente inaceptable”, dijo el alcalde Michael Hancock en rueda de prensa, refiriéndose a un incidente ocurrido el domingo pasado cuando desconocidos abrieron fuego desde un carro en movimiento contra una familia latina.

En ese incidente, seis menores (incluyendo niños de 3, 11 y 12 años) resultaron heridos de bala, así como tres adultos. Ninguna de sus heridas, aunque serias, es de gravedad.

Hancock afirmó que la violencia ha llegado a tal nivel que ya genera “temor, inseguridad e inestabilidad”, por lo que las personas “han dejado de invertir económicamente y en bienestar social”.

Pero, dijo, “no aceptaremos que esta es la nueva normalidad para Denver”, por lo que pidió que la comunidad misma asuma su responsabilidad de detener la violencia y especialmente los ataques a niños y jóvenes.

“Convoco a la comunidad a trabajar junto con la policía y juntos unos con otros. No nos vamos a rendir ante quienes buscan perpetrar violencia contra nuestra comunidad”, expresó Hancock.

Por su parte, el jefe de policía Paul Pazen reconoció que la inseguridad en la ciudad, los movimientos sociales contra la brutalidad policial y las consecuencias de la pandemia han impedido que víctimas de crímenes colaboren con la policía para resolver esos incidentes.

Por ejemplo, la familia hispana que fue atacada el domingo pasado solo ha provisto “información limitada” sobre lo sucedido. Y aunque la policía ha identificado a un posible sospechoso del ataque, la falta de cooperación de las víctimas perjudica las investigaciones.

Pazen pidió que “familiares y amigos” de las víctimas contacten al DPD con datos que lleven al arresto del agresor, enfatizando que “es inaceptable que personas en un parque sean baleadas” y que “las poblaciones vulnerables sean las víctimas”.

Aunque 55 % de los 740.000 habitantes de Denver son blancos, estos representan sólo 19 % de las víctimas de crímenes en la ciudad.

“La violencia por la COVID-19 ya no es solo un problema de la policía. Es un problema de toda la comunidad”, afirmó el jefe policial.

(c) Agencia EFE