Adiós Trump... ¿Qué le espera a la ciencia con Biden de presidente?

Aunque aún faltan algunos votos por contar y Trump peleará en los tribunales, Biden se coloca como vencedor de las elecciones | imagen Andrew Harnik/Pool
Aunque aún faltan algunos votos por contar y Trump peleará en los tribunales, Biden se coloca como vencedor de las elecciones | imagen Andrew Harnik/Pool

La campaña electoral estadounidense ha sido larga y controvertida, y a pesar de las quejas y salidas de tono de Donald Trump sobre los votos, los resultados ofrecen un claro vencedor: Joe Biden. Pocos recuerdan una ruptura tan brutal entre la comunidad científica y una administración política de la que dependen un enorme número de centros e instituciones. La relación entre el gobierno de Trump y los científicos estaba rota y la ofensiva por ambas partes se había incrementado hasta límites nunca vistos. Por una parte, los principales Journals científicos atacaban sin piedad al Presidente con editoriales tan potentes como directos: Science acusaba “Trump mintió sobre la ciencia”, Nature se unía al ataque con artículos como “El plan de Trump conseguirá un gobierno estúpido”, o “la ciencia bajo asedio: la dudosa agencia medioambiental de Trump”. Hace tan solo unos días la publicación oficial del MIT admitía que los científicos, especialmente los expertos en climatología, están “aterrados por un segundo mandato de Trump”.

Por su parte, el candidato republicano ha mantenido durante todo su mandato un tenso pulso con los científicos, sobre todo respecto al cambio climático, y con la llegada de la epidemia de coronavirus a Estados Unidos la lucha se ha abierto también al resto de investigadores, incluyendo a los de su propio equipo. Hace solo unas semanas, Trump llamó “idiota” al principal responsable de la lucha contra el coronavirus en el país, Anthony Fauci, y durante la campaña terminó amenazando con algo surrealista con la advertencia a los ciudadanos de que si ganaba Biden, haría caso a los científicos… Ahora, con el proceso electoral dando sus últimos coletazos y después del último resquicio de votos, es lógico y comprensible que los científicos respiren aliviados… “Por fin se ha acabo esta pesadilla” publicaba Nature en uno de sus más recientes editoriales.

Está claro que cuatro años más de Administración Trump hubieran sido un desastre general, y aunque la victoria de Biden representa un (merecido) aliciente para numerosos campos científicos, tampoco queda muy claro cuánto podrá hacer el nuevo presidente por revertir el daño infligido por Trump durante los últimos años. El 20 de enero de 2021, Joe Biden asumirá el cargo como nuevo Presidente de los Estados Unidos y muchos empiezan ya a preguntarse cuál es su plan sobre los asuntos científicos más relevantes y urgentes en los próximos años.

La mala gestión de la pandemia por parte del Presidente Trump ha sido una de las cuestiones claves en campaña | imagen Erin Scott/Reuters
La mala gestión de la pandemia por parte del Presidente Trump ha sido una de las cuestiones claves en campaña | imagen Erin Scott/Reuters

Respuesta a la pandemia de Covid

El programa electoral de Biden incluía un apartado especial de medidas para frenar la expansión del coronavirus, empezando por un aumento significativo en pruebas diagnósticas y rastreo. El tanden Biden-Harris promete duplicar el número de centros para test de manera gratuita y establecer un organismo que dirigirá la producción y distribución de "decenas de millones de pruebas". Además, el presidente electo se ha comprometido a ampliar los programas de vigilancia y rastreo de los CDC, así como la producción de Equipos de Protección a nivel federal para que no depender de terceros países en el suministro de mascarillas, guantes, etc.

Destaca también el objetivo de Biden de invertir veinticinco mil millones de dólares en la fabricación, distribución y administración de las futuras vacunas de Covid. Su propósito es que “la vacuna llegue a todos los estadounidenses de manera gratuita”. Por encima de todo, la gran diferencia que esperamos ver es el compromiso del nuevo Presidente en el respeto a los mecanismos y métodos científicos. Al contrario que Trump (que anunciaba por su cuenta cualquier medicamento o tratamiento que se le ocurriese), Biden se compromete a que los datos clínicos de cualquier vacuna o tratamiento serán publicados y revisados conforme a los criterios científicos y siguiendo las normas de la FDA.

La ciencia climática se impondrá sobre la carrera espacial

Los gobiernos demócratas de los últimos tiempos no han sido demasiado buenos para la NASA. La presidencia de Barack Obama trajo importantes recortes en el presupuesto de la Agencia Espacial y la cancelación de programas espaciales como el Constellation, que proyectaba el regreso a la Luna en 2020 o la liquidación del desarrollo de cohetes como los Ares I y Ares V.

La mayoría de científicos estadounidenses están contentos con la derrota de Donald Trump y la llegada de Biden… todos, excepto los del sector aeroespacial. La primera consecuencia directa del triunfo demócrata no ha tardado en llegar y el actual Administrador de la NASA, el polémico Jim Bridenstine, ya ha anunciado que va a dimitir del puesto, aunque el nuevo presidente le pida que se quede.

El programa Artemisa, que había previsto la llegada a la Luna en 2024, pende de un hilo y lo más seguro es que se retrase (como ya era previsible) cuatro años más. “El punto más débil es sin duda la estación Gateway”, nos explica el experto en espacio Daniel Marín. “Durante el mandato Trump este proyecto de estación alrededor de la Luna se convirtió en un proyecto internacional, y es probable que sobreviva gracias a la aportación de otros países”.

El Presidente Trump y el vicepresidente Mike Pence asistiendo al lanzamiento del Falcon 9 y la Crew Dragon de SpaceX | imagen Jonathan Ernst/Reuters
El Presidente Trump y el vicepresidente Mike Pence asistiendo al lanzamiento del Falcon 9 y la Crew Dragon de SpaceX | imagen Jonathan Ernst/Reuters

En Space News lo tienen claro: La administración de Biden enfatizará la ciencia climática sobre la exploración lunar en la NASA. Los grandes proyectos planetarios de la agencia pueden sufrir retrasos ya que los demócratas apoyarán las misiones de observación de la Tierra (poniendo especial énfasis en NOAA –Administración Nacional Oceánica y Atmosférica–) para comprender mejor cómo el cambio climático nos está afectando.

El presidente Trump ha pasado a la historia como el responsable directo de que Estados Unidos se haya retirado de algunos de los más importantes acuerdos internacionales en materia climática (como el Acuerdo de Paris). Biden ha prometido reincorporarse a estos pactos climáticos, retomando la política activa de años pasados.

Transición energética

La principal y más marcada diferencia entre las políticas de Donald Trump y Joe Biden se encuentra en la regulación de la energía y el medio ambiente. Los últimos cuatro años han supuesto todo un varapalo para la transición energética de Estados Unidos, y aunque es muy tentador pensar que Biden recuperará todo el terreno perdido… no va a ser nada fácil.

Gran parte de estas políticas que la nueva Administración pretende llevar a cabo dependen de los votos que consigan en un Senado Republicano. Pensar que Biden es el nuevo salvador de las políticas energéticas de Estados Unidos es pecar de ingenuos. El demócrata lanzó grandes promesas en campaña, como los dos billones de dólares para el proceso de transición energética, generación de renovables e impulso de la innovación en tecnologías de reducción de emisiones de gases invernadero… sin embargo, va a tener que hacer encajes de bolillos para conseguir los apoyos republicanos que necesitará para llevar estas políticas a buen término.

Sin una mayoría en el Senado, los demócratas podrían necesitar meses o años y tortuosas batallas legales para hacer retroceder las acciones de la administración Trump que debilitaron los programas ambientales y climáticos. Antes de la campaña, algunos científicos ya lo advertían: “Revertir las decisiones tomadas durante los últimos años consumirían casi el mismo tiempo que se utilizó en tomarlas, eso es ya una década perdida”.

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