Acoso, difamación y teorías conspirativas: el otro ataque a los sobrevivientes de la masacre en una escuela de Florida

El poderoso activismo de adolescentes sobrevivientes de la reciente masacre en la escuela Stoneman Doughlas High en Parkland, Florida, y otros jóvenes que se han movilizado en su apoyo en muchas ciudades del país ha tenido un enorme y filoso impacto en la opinión pública y en la sociedad de Estados Unidos.

Su apasionado y a la vez lúcido clamor por una mayor regulación de armas de fuego y su exigencia de que se proteja la vida ha calado hondo tanto en aquellos que tienen posturas afines a ellos como, al parecer, en quienes piensan lo contrario y defienden a ultranza la compra-venta, posesión y portación de armas con las mínimas regulaciones y restricciones posibles.

Adolescentes en muchas ciudades de EEUU se unieron a los jóvenes sobrevivientes de la masacre en una escuela de Florida para exigir un mayor control de armas. (Archivo Yahoo)
Adolescentes en muchas ciudades de EEUU se unieron a los jóvenes sobrevivientes de la masacre en una escuela de Florida para exigir un mayor control de armas. (Archivo Yahoo)

Algunos han llevado su rechazo a estos jóvenes al campo ideológico y tratado de asociar su movimiento con el avance de ideas y políticas de izquierda en un afán de interponer escudos partidarios y prejuicios para tratar de frenar o contrarrestar el avance de los jóvenes, cuyo movimiento #NeverAgain (Nunca otra vez) ha cobrado inusitada fortaleza e influencia.

Y también, para tratar de desacreditar a estos jóvenes, cuya legitimidad en tanto sobrevivientes de un atroz y condenable crimen es prístina, han comenzado a surgir contra ellos descalificaciones, ofensas y estigmatizaciones, incluso teorías conspirativas abiertamente desinformadoras y hasta calumniosas.

Algunas pueden ser meras elucubraciones fantasiosas o reacciones a botepronto de personas que se ven desarmadas argumentativamente, pero otras tienen trazas de abierta mala fe y afán de distorsión y manipulación.

Las descalificaciones

Una de las primeras expresiones contra los jóvenes ha provenido de comentaristas y políticos conservadores. Por ejemplo, en National Review afirma que los adolescentes están siendo manipulados por izquierdistas que usan su dolor para impulsar controles de armas.

El joven David Hogg, estudiante sobreviviente de la masacre en su escuela en Parkland, Florida, fue el objetivo de una teoría conspirativa que afirmaba que fue aleccionado con ideología anti Trump por el FBI, donde su padre ciertamente trabaja, o bien para minar al presidente o para tapar la negligencia de esa entidad ante reportes tempranos de la peligrosidad de quien luego desató el tiroteo en ese centro educativo. REUTERS/Jonathan Drake/File Photo

Ciertamente el asunto tiene connotaciones políticas, pero esta línea argumental resulta ofensiva pues cuestiona la capacidad e independencia de estos jóvenes y los reduce a una suerte de títeres. Cada uno de ellos puede o no tener simpatías y conexiones con uno u otro lado del espectro político, pero lo que los ha impulsado a alzar la voz es su propia experiencia, el haber sido sobrevivientes de un horrendo episodio de violencia armada que les arrebató a 17 personas de su comunidad escolar.

Un exlegislador republicano, por ejemplo, dijo que los adolescentes de 17 años no son capaces de organizar por sí mismos manifestaciones de alcance nacional, sugiriendo que hay otros manipulándolos, como se narra en The New York Times. Lo cierto es que, sí, esos jóvenes se han mostrado capaces de una logística y una acción significativas y que también hay otras personas y organizaciones que los apoyan de diferentes modos. Pero eso no implica que estén siendo manipulados o utilizados.

Emma González brindó un discurso demoledor en el que culpó por la tragedia de la escuela de Parkland al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por no terminar con la venta libre de armas en el país. (AP)
Emma González brindó un discurso demoledor en el que culpó por la tragedia de la escuela de Parkland al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por no terminar con la venta libre de armas en el país. (AP)

Otros, como el vicepresidente de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), Wayne La Pierre, han llevado el debate al terreno de los enconos ideológicos, acusando a políticos demócratas de impulsar ideas socialistas europeas y elucubró que si el Partido Demócrata recobrara el control del Congreso y la Presidencia “nuestras libertades estadounidenses podrían perderse y nuestro país cambiaría para siempre”.

Curiosamente, como un espejo, críticos desde la izquierda han afirmado que el control republicano del Legislativo y la punzante presidencia de Trump están erosionando las libertades y vulnerando derechos y principios democráticos fundamentales del país.

Las teorías conspirativas

El debate tendencioso y a veces equívoco en asuntos políticos ideológicos es una cosa, pero las invenciones y mentiras abiertas son algo que va incluso más allá.

Una, por ejemplo, que se ha visto expresada con sus variantes en el pasado, es la que afirma que los jóvenes sobrevivientes de Parkland que han encabezado protestas son en realidad “actores” pagados con el objetivo de promover la agenda del control de armas.

“No soy un actor pagado, soy alguien que fue testigo de esto”, ha dicho David Hogg, uno de los chicos más golpeados por las teorías conspirativas en torno a la masacre de Parkland. (Vía Time)
“No soy un actor pagado, soy alguien que fue testigo de esto”, ha dicho David Hogg, uno de los chicos más golpeados por las teorías conspirativas en torno a la masacre de Parkland. (Vía Time)

Es ciertamente una ofensiva mentira, pero falacias similares se difundieron en torno al atroz tiroteo en la escuela primaria Sandy Hook, que algunos tacharon de ser un “montaje”.

Incluso el propio Trump en cierto modo catalizó una de las teorías conspiratorias cuando sugirió en Twitter que la falla del FBI en atender reportes previos sobre la peligrosidad de Nikolas Cruz, el tirador de Parkland, se habría debido a que esa entidad está demasiado volcada en la investigación de la injerencia rusa en las elecciones de 2016, tema que ha tocado al presidente de modo punzante.

Y el hecho de que el padre del estudiante David Hogg trabaja en el FBI ha dado pie a historias que alegan que el joven fue aleccionado en retórica anti Trump proveniente de esa entidad, sugiriendo que el FBI estaría manipulando ese activismo con fines políticos o para encubrir su negligencia ante las alertas de la amenaza de Cruz.

Además lo han acusado de ser un actor que nunca estuvo en la escuela. La teoría ganó impulso en parte porque Hogg fue entrevistado por un reportero el año pasado cuando estaba de vacaciones en California. En ese viaje, fue testigo de la disputa de un amigo con un salvavidas.

David Hogg. (AP)
David Hogg. (AP)

El hijo del presidente Donald Trump, Donald Trump Jr., marcó con “me gusta” un tuit que tenía un enlace con una historia que insinuaba que Hogg no era sobreviviente del ataque.

Otras falacias y teorías conspiratorias recorren las redes sociales. Según BuzzFeed, algunos ven la mano del magnate liberal George Soros detrás del activismo de los adolescentes de Parkland, entre ellos el notorio exalguacil de Milwaukee, David A. Clarke.

Y el excomentarista de Fox News Bill O’Reilly incluso dijo que la prensa nacional “cree que su trabajo es destruir la administración de Trump” y que si para ello debe recurrir a niños, lo hará.

En lo denso de la web ciertamente fluyen incontables variantes de estas teorías. Pero los estudiantes no se han amilanado, confrontando a los provocadores en entrevistas y redes sociales.

“Ellos nos ven como una amenaza. Y, honestamente, eso es algo divertido para mí. Y me gusta porque significa que lo que estamos haciendo funciona. Estamos cambiando el mundo”, dijo Hogg en declaraciones a la MSNBC el miércoles en una protesta en las afueras del Capitolio de Florida.

Los opositores y detractores

Habría dos perfiles de personas o entidades que se han volcado a criticar, estigmatizar o a tratar de plano de engañar con afirmaciones sobre los jóvenes #NeverAgain en general y, en específico, a los sobrevivientes de la matanza en Parkland.

Como se relata en Time, ha habido desde alegaciones de políticos conservadores y organizaciones pro armas hasta teorías conspirativas formuladas por estamentos de la extrema derecha, ya sea de voces con proyección en medios o redes sociales o simplemente usuarios que comentan y difunden por su cuenta. Mucho de ello fluye en internet pero en algunos casos han sido personas de viva voz quienes las han expresado.

Alfonso Calderón, sobreviviente del tiroteo en la escuela Marjory Stoneman Douglas High, participó en una rueda de prensa en el Congreso de Florida, a donde cientos de jóvenes acudieron para exigir un mayor control de armas y mejor seguridad escolar. (EFE)
Alfonso Calderón, sobreviviente del tiroteo en la escuela Marjory Stoneman Douglas High, participó en una rueda de prensa en el Congreso de Florida, a donde cientos de jóvenes acudieron para exigir un mayor control de armas y mejor seguridad escolar. (EFE)

La reacción ante teorías y difamaciones

Redes sociales como Facebook y YouTube han indicado que trabajan para retirar contenidos que difunden esas teorías y YouTube tuvo que dar una cara contrita porque un video que atacaba al estudiante cuyo padre trabaja en el FBI apareció en su sección de videos ‘Trending’ (y por ello se catalizó su tráfico).

Políticos demócratas y republicanos han defendido a los jóvenes de calumnias e invenciones. Por ejemplo, el senador Marco Rubio, que ha recibido sustantivo apoyo económico de la NRA, dijo que afirmar que esos adolescentes son actores “es el trabajo de un desagradable grupo de idiotas sin sentido de la decencia”.

El futuro

Finalmente, la mejor respuesta ante todo ello la han protagonizado los propios adolescentes activistas, los que son sobrevivientes del ataque a su escuela en Parkland y los muchos otros que en el país han salido a las calles a respaldarlos.

Estudiantes del condado de Montgomery, Maryland, protestan contra la violencia con armas y en honor a las víctimas del tiroteo en la escuela secundaria de Parkland, Florida, frente al Capitolio en Washington, el miércoles 21 de febrero de 2018. (AP Foto/J. Scott Applewhite)
Estudiantes del condado de Montgomery, Maryland, protestan contra la violencia con armas y en honor a las víctimas del tiroteo en la escuela secundaria de Parkland, Florida, frente al Capitolio en Washington, el miércoles 21 de febrero de 2018. (AP Foto/J. Scott Applewhite)

En todo movimiento social hay componentes ideológicos, posiciones en diversos tonos y matices y ciertamente hay posturas muy variadas sobre lo que debe hacerse y lo que no para que horrores en centros educativos como los de Columbine, Virginia Tech, Sandy Hook y Parkland, y otras masacres sucedidas en otros entornos, no se repitan.

La gran ‘Marcha por nuestras vidas’ de #NeverAgain convocada para el 24 de marzo, y lo que incluso antes llegue a debatirse y quizá definirse en el Congreso, en la Casa Blanca y en los gobiernos estatales, será de peso en el éxito o el acotamiento de este nuevo y joven movimiento.

El clamor por mayor control de armas –prohibición de rifles semiautomáticos, cargadores de munición de gran capacidad y accesorios para incrementar el poder de fuego, además de más extensos y mejores requisitos y sistemas de revisión de antecedentes en toda compraventa de armas, por ejemplo–, por mayor seguridad en las escuelas, por mejor atención a personas con problemas mentales y por la convicción de que el derecho a vivir supera a un derecho irrestricto a la posesión y portación de armas resuena con diversas intensidades y matices en el activismo de estos jóvenes.

Estudiantes en Minnesota, como en otros estados, se sumaron a los adlescentes sobrevivientes de la matanza en Parkland, Florida, y marcharon por mayor control de armas. Un adelanto de la gran marcha nacional al respecto convocada por los jóvenes para el 24 de marzo, con foco en Washington DC. (AP)
Estudiantes en Minnesota, como en otros estados, se sumaron a los adlescentes sobrevivientes de la matanza en Parkland, Florida, y marcharon por mayor control de armas. Un adelanto de la gran marcha nacional al respecto convocada por los jóvenes para el 24 de marzo, con foco en Washington DC. (AP)

Lo cierto es que todo ello ha sido poderoso. Ha conmovido y convencido a una enorme porción de la sociedad estadounidense, de suyo mayoritariamente a favor de un mejor control de las armas, ha sacudido a políticos de todas las orientaciones y ha puesto en jaque a quienes apoyan mantener al mínimo las regulaciones en materia de armas, como es el caso de la NRA.

Los jóvenes que hoy marchan y los que los apoyan son un claro síntoma de que se estaría finalmente dando un cambio sustantivo en la actitud social en el tema del control de armas en Estados Unidos, un fenómeno que, por añadidura, podría ahondarse y consolidarse en el futuro si las nuevas generaciones llegan a adultas con una visión mayoritaria y una capacidad de acción distinta y transformativa en esa grave materia. Su voto en las elecciones y su acción en las calles, por ejemplo.

Ello explica, quizá, el frenesí de algunos por tratar de deslegitimar ese movimiento naciente y poderoso. Y también su fuerza, oportunidad y legitimidad ante la gran mayoría de la sociedad estadounidense. El diálogo, el acuerdo en propuestas positivas y el consenso, pero también la exigencia activa, justa y firme, son lo que se requiere para poder atender la lacra de la violencia armada en Estados Unidos.

Sigue a Jesús Del Toro en Twitter: @JesusDelToro