Acabó la luna de miel entre el presidente argentino y su más visible opositor

Buenos Aires, 12 sep (EFE).- La particular 'luna de miel' que durante meses han vivido el presidente argentino, Alberto Fernández, y el alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, su más visible opositor, ha terminado. La decisión del Gobierno de retirar fondos a la capital para traspasarlos al más importante distrito oficialista ha caldeado los ánimos y va a llegar a los tribunales.

En el país de la "grieta", como se conoce a la fuerte polarización política entre el peronismo -que lidera el jefe de Estado- y la coalición Juntos Por el Cambio, que hasta diciembre pasado estaba en el poder con Mauricio Macri como presidente, la aparente armonía entre ambos políticos, fuera o no por mera estrategia política, era vista como algo beneficioso para la madurez democrática.

"Mi amigo Horacio", llegó a llamarlo el presidente públicamente en julio pasado. Y aunque el alcalde, correligionario de Macri, dijo en un entrevista que en política solo tiene "compañeros de trabajo", no fueron pocos sus gestos de afinidad con el mandatario, con quien compareció en innumerables ocasiones durante la pandemia del coronavirus, que se propusieron enfrentar de forma conjunta.

EL PUNTO DE INFLEXIÓN

Pero esta semana, y de la noche a la mañana, las cosas parecen haber cambiado. Lo que comenzó como una protesta salarial de la Policía de la provincia de Buenos Aires -la más poblada y rica del país, que no integra la capital y está gobernada por el también peronista Axel Kicillof- ha abierto la caja de los truenos entre el Gobierno nacional y el capitalino.

La razón: la plata con la que el Ejecutivo de Fernández, en su afán de echar una mano al de Kicillof, ha decidido hacer frente a la subida del sueldo de los efectivos, que no es otra que parte de los fondos que el Estado entrega anualmente a la capital, a la que el presidente considera "opulenta" e "injusta" con el resto del país.

"La decisión que tomó el Gobierno nacional es inconstitucional", sentenció este jueves Rodríguez Larreta, quien reprochó que la medida nunca le fue consultada -salvo un mensaje de texto que le envió el mandatario minutos antes de anunciarla públicamente, al que no contestó- y representa el deterioro de la "convivencia política que se había logrado".

Y así fue que adelantó que el Ejecutivo local acudirá a la Corte Suprema para "defender con todos los recursos jurídicos los derechos de la Ciudad", que, según destacó, aporta alrededor del 22 % del Producto Bruto Nacional y solo recibe el 3,5 % de los fondos de coparticipación que el Estado manda a todas las provincias.

Más allá de todo, ni Fernández ni Rodríguez Larreta han dado el paso de cortar vínculos: “Vamos a seguir dialogando porque ningún diálogo se rompe”, dijo el presidente el viernes, pero volvió a apelar a la solidaridad y a la necesidad de distribuir "de otro modo" para las zonas más necesitadas.

A UN AÑO DE LAS ELECCIONES

Este roce político se da cuando solo resta un año para que Argentina vuelva a las urnas para renovar parte del Parlamento -aún quedan tres para las presidenciales-, una cita que será crucial para marcar poder y para la que las fichas del ajedrez político parecen empezar a desperezarse luego de las generales de 2019.

Según la encuesta de opinión pública que realiza el estudio Giacobbe & Asociados, tanto Fernández como el alcalde -a quien expertos ubican como futuro candidato a presidente- cuentan con similar porcentaje de imagen positiva (37,1 % y 38 %, respectivamente), aunque el mandatario cosecha peor porcentaje de negativa: 48,5 % frente al 25 % de Larreta.

"Parece que ahora el Gobierno está subiendo a Rodríguez Larreta al 'ring', porque se empieza a dar cuenta de que su 35 % (de apoyos al oficialismo) es sólido", pero que sin embargo hay un porcentaje del 45-50 % de rechazo, comentó el analista Jorge Giacobbe a Efe.

El experto considera que Larreta, alcalde desde 2015 y reelegido el año pasado en las urnas, es visto como un hombre que no despierta pasiones negativas ni positivas, como un gestor y alguien mesurado. Pero que llega un momento en que debe reaccionar ante los dardos del contrario.

Y por otro, ve al peronismo, en especial el kirchnerismo, liderado por la vicepresidenta del país, Cristina Fernández (que fue mandataria entre 2007 y 2015), especialmente habilidoso en elegir rivales, y a la par construirlos.

EL TABLERO POLÍTICO

Tanto el oficialista Frente de Todos como Juntos Por el Cambio tienen en su seno diversos partidos y sectores cuya influencia dentro de cada agrupación es constantemente analizada por los expertos.

Algunos atribuyen la decisión de recortar los fondos a la capital a la vicepresidenta, quien mantiene un fuerte enfrentamiento con el macrismo, al que acusa de impulsar contra ella en los últimos cuatro años una persecución en los tribunales, donde es señalada en varias causas de corrupción.

Y en el frente opositor, Macri, que apenas hace apariciones públicas, mantiene en el aire su futuro político pero sigue siendo considerado puntal de una coalición que se mantiene unida a pesar de la derrota de 2019; con un sector más moderado, que tiene a Larreta como rostro más visible, y otro más duro, capitaneado por la exministra de Seguridad Patricia Bullrich.

Por el momento, nadie se aventura a calcular cuál es el camino que tomará el clima político y qué puede pasar en las próximas citas electorales, teniendo en cuenta el difícil momento que vive el país, que arrastra desde 2018 una recesión agravada ahora por los efectos del coronavirus.

Rodrigo García

(c) Agencia EFE