El 1 de septiembre de 2022 la vicepresidenta argentina sufrió un ataque en el que un individuo gatilló sin éxito un arma de fuego. Una acción que conmocionó a la nación austral y reflejó la creciente tensión política. 12 meses después, las investigaciones prosiguen teniendo en custodia solamente a tres implicados, aunque desde el kirchnerismo se asegura que el intento de magnicidio tuvo motivaciones políticas por parte de sectores conservadores.

Hace un año, la imagen de la vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner a punto de ser asesinada dio la vuelta al mundo.

La líder kirchnerista estaba rodeada por una multitud de seguidores en las puertas de su casa, en un momento en el que estaba a punto de enfrentar su primer juicio por corrupción, cuando un individuo sacó su brazo entre la multitud y gatilló un arma hasta dos veces intentando disparar a la también expresidenta argentina (2007-2015).

Las balas no llegaron a salir por un error técnico, pero la sociedad argentina quedó conmocionada ante lo que estuvo a punto de ser uno de los magnicidios más graves de la historia del país.

Argentina contuvo la respiración y sus seguidores realizaron numerosas y multitudinarias manifestaciones en su apoyo. Detrás del móvil del crimen, el kirchnerismo, corriente que lidera la actual vicepresidenta, sostiene que hay odio político.

La figura de Cristina Fernández ha estado omnipresente en la política desde hace 20 años y al igual que su legión de seguidores es vasta, la de detractores también.

La mayoría de la clase política condenó lo sucedido y se horrorizó ante la cercana posibilidad que existió de que fuera asesinada.

Con EFE y medios locales

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