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Al menos 7 mujeres han denunciado a acosador en Tinder en México; puede ser investigado por trata

“Luisa” conoció por la aplicación de citas Tinder a un chico australiano hace unos meses. Alto, rubio, parecía simpático, hasta que empezó a ser demasiado insistente en verse, a pesar del confinamiento por COVID-19. Cuando el semáforo en la Ciudad de México cambió a naranja, ella accedió a ir a conocerlo a su departamento, con la promesa de respetar cierta distancia. Nunca pensó hasta qué punto sería invadido su espacio y su intimidad: el australiano intentó tocarla entre las piernas, presionándola con que si no accedía a besarlo quizá en realidad era hombre, un roomate canadiense se paseó desnudo frente a ellos, y le dijo que venían 10 hombres en camino para tener todos sexo con ella.

Aterrada, logró pedir un taxi y salir huyendo, sin saber muy bien cómo procesar esa experiencia, además de la vergüenza de pensar que fue por conocer a alguien por internet. Pero semanas después, brotaron en redes sociales otras denuncias de mujeres como ella que contaron encuentros o un acoso sistemático del mismo sujeto, Brad “Hunter” (cazador), aunque su nombre real es Bradley Tavis Fiddler.

El asunto no quedó en un escándalo mediático: hoy son al menos siete chicas en tres estados del país —Ciudad de México, Puebla y Guanajuato— las que han interpuesto denuncias legales a lo largo de toda la semana pasada en su contra.

De acuerdo con la diputada local de la CDMX, Alessandra Rojo de la Vega, que hizo público el caso, al australiano y a su socio se les puede investigar por trata de mujeres en modalidad digital, ya que además de acosar chicas hasta convencerlas de salir con ellos incluso con métodos automatizados, las graban en las citas o en situaciones íntimas y ese contenido no solo lo difunden sin su consentimiento, sino que lo utilizan para lucrar con él.

Fiddler, también apodado “Bradicus”, y su roomate canadiense Justin Marc o “Justin Hunter”, tienen un negocio de cursos de “seducción en línea” por los que cobran hasta mil 897 dólares.

Tras el escándalo en México por el que huyeron del país —se cree que a Brasil, según pudieron investigar sus propias víctimas—, lejos de esconderse, ahora presumen lo ocurrido como un logro.

“Fuimos tan exitosos que estuvimos en las noticias de todo un país de 126 millones de personas. Amenazas de muerte. Reportes masivos. Prohibición tras prohibición. Hay una razón por la que millones de personas nos odian, tenemos resultados”, se lee en su sitio web bajo una bandera de México, una imagen de un noticiario y los logotipos de las aplicaciones de las que han sido bloqueados, como Tinder, Bumble, YouTube, Instagram y Twitter.

Presumen acoso sexual en serie como un arte

“Aprende el juego en línea de dos maestros”, ofrecen en su página web, en la que apenas ingresar se reproducen videos en los que Brad y Justin están besándose con distintas chicas.

En la presentación de Brad, señala que lleva ocho años “en el juego” y es un “MPUA”, lo que significa Master Pick-Up Artist (traducido como “artista del ligue” nivel maestro). De Justin presume que es “wingman” (hombre ala) de millonarios e influencers.

Todos esos términos y el negocio de dar cursos sobre cómo llevar mujeres a la cama no son un invento de estos dos jóvenes: existen desde hace décadas y hay una especie de comunidad dedicada a lo que supuestamente entienden como seducción, aunque es más bien acoso.

Animal Político tuvo acceso a un chat de Telegram (un sistema de mensajería similar a WhatsApp pero donde los participantes pueden ocultar su número de teléfono e identidad) llamado “Game Mexico City” donde extranjeros que están o van a venir a México comparten supuestos tips sobre “el juego mexicano”, es decir, dónde es más fácil conocer chicas para abordarlas e intentar tener sexo con ellas, conceptos culturales para intentar seducir a una mexicana, o comentarios clasistas sobre cómo tener acceso a mujeres de clase alta “que solo se ven en Polanco”.

En dicho chat se compartieron algunas noticias sobre el caso del acosador australiano, con críticas de que más bien él estaba siendo acosado por feministas, y aprobando lo efectivo de su método.

Y es que en sus redes sociales, Brad y Justin presumen, por ejemplo, que enseñarán a los hombres algoritmos para que Tinder haga “match” (lance un deseo de conocer a la otra persona) a todas las mujeres posibles, incluso desde varios teléfonos, y prometen enseñar también a automatizar mensajes de WhatsApp para mandar una invitación a salir a decenas de contactos al mismo tiempo.

Eso fue lo que “Jaz” vivió y se dio cuenta de que algo raro estaba pasando. Después de haber coincidido con Brad hacía meses en una app y darle su teléfono, él volvió a buscarla recientemente diciéndole que estaba en la ciudad. Pero luego lo encontró con otros perfiles nuevamente en Tinder, en otra app similar llamada Bumble, y recibió mensajes de varios teléfonos. Se le ocurrió contarle a su mejor amigo y probar a gastarle una broma escribiéndole desde el teléfono de él, a lo que el australiano respondió como si fuera una mujer más y también empezó insistir y presionar para tener una cita.

Desconcertados y después de contarle a otra amiga la experiencia y que resultara que había vivido lo mismo, empezaron a investigar en internet y encontraron que el tal Brad tenía denuncias de acoso en países como Perú, Colombia, Brasil y otros.

Porque lo que él y su socio hacen y presumen enseñar no es solo “seducir” a base de cientos de intentos y de insistencia. Muy pronto pasan a la presión, la intimidación y hasta la amenaza, según el relato de víctimas que contaron su experiencia a Animal Político y cuyos nombres fueron cambiados por confidencialidad o a la diputada Rojo de la Vega.

Una de ellas empezó a cuestionar la insistencia y el subido tono de los mensajes de Brad, a lo que respondió que si no fuera gorda, la trataría con más respeto. A otra le dijo que si no salía con él era porque seguramente tenía sexo con muchos más hombres y la insultó.

El colmo fue cuando algunas lo amenazaron con denunciarlo en redes. Sin siquiera haberlo hecho, él respondió con otra amenaza, la de saturar sus teléfonos de fotografías de penes. Y empezaron a recibir decenas de mensajes de distintos números insultándolas, diciéndoles que lo hacían por Brad.

Por todo esto, es que ahora las denuncias presentadas incluyen acoso sexual y amenazas.

La Fiscalía de la Ciudad de México no reveló detalles de la investigación, solo comentó que se tiene una carpeta abierta con cinco víctimas, y que por ahora cada estado lleva su investigación, aunque en caso de ser necesario habrá coordinación con las otras Fiscalías ante las cuales se interpusieron denuncias.

El Instituto Nacional de Migración informó el 22 de agosto pasado que Fiddler ya no se encontraba en territorio mexicano, pero que aun así continuaría la investigación de autoridades mexicanas por las denuncias contra este australiano.

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