En 36 horas, Ian se convirtió en una tormenta de categoría 4. El cambio climático podría hacer que esto sea más común

Antes que el huracán Ian azotara la costa suroeste de la Florida con vientos de 155 millas por hora, pasó por dos alza de velocidad de la llamada “intensificación rápida”, cuando la velocidad máxima de los vientos de un ciclón aumenta en 35 mph en un solo día.

Este proceso llevó a Ian de tormenta tropical a monstruo de categoría 4 en 36 horas. Es un fenómeno peligroso que el cambio climático podría hacer más común en futuras temporadas de huracanes.

“Es demasiado pronto para decir exactamente cómo afectó el cambio climático a esta tormenta”, dijo Kieran Bhatia, un investigador del clima de la Universidad de Princeton que estudia los huracanes. “Peor hemos visto varios estudios que muestran que las condiciones en la cuenca del Atlántico Norte están proporcionando más oportunidades para que las tormentas se intensifiquen”.

El cambio climático hace más probable una rápida intensificación

Hay tres factores principales que conducen a una rápida intensificación: aguas cálidas, condiciones atmosféricas estables y alta humedad en las capas medias de la atmósfera. Los tres se verán agravados por el cambio climático.

“Se puede anticipar que este tipo de acontecimientos se producirá cada vez con más frecuencia en el futuro”, afirmó Karthik Balaguru, científico del clima del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico que estudia el calentamiento de los mares y los ciclones tropicales.

Los huracanes obtienen su fuerza del calor almacenado en las aguas oceánicas. Cuanto más cálida es la temperatura de la superficie del mar, más combustible tienen las tormentas para alimentarse. La temperatura del agua a mayor profundidad también es importante. Los vientos huracanados tienden a agitar el mar, haciendo que el agua de la superficie se mezcle con las capas más profundas. Si las aguas profundas están frías, pueden frenar su rápida intensificación. Pero si el agua profunda también es cálida, añadirá más combustible a la tormenta.

Los mares han absorbido alrededor del 90% del calor del cambio climático provocado por el hombre. Un tercio de ese calor ha ido a parar a las aguas superficiales, que se han calentado un promedio de 0.14 grados Fahrenheit por década desde 1901, según la NOAA.

El resto del calor se almacena en aguas más profundas, que se han convertido en una reserva oculta de combustible para los ciclones.

“Mirando la superficie, solo se ve un pequeño cambio de temperatura”, dijo Balaguru. “Pero se necesita mucha energía almacenada en el mar para cambiar la temperatura de la superficie”.

Las señales de las calles del centro de Fort Myers están sumergidas por la marea de tormenta del huracán Ian, de categoría 4.
Las señales de las calles del centro de Fort Myers están sumergidas por la marea de tormenta del huracán Ian, de categoría 4.

Los huracanes también necesitan condiciones atmosféricas relativamente estables para prosperar. Si una tormenta se encuentra con una zona de la atmósfera llena de baches en la que la velocidad y la dirección de los vientos dominantes varían mucho a diferentes alturas, un fenómeno llamado “cizalladura vertical del viento”, puede desorganizarse y debilitarse.

La cizalladura vertical del viento suele actuar como un obstáculo que impide que las tormentas se intensifiquen. Pero los investigadores de la Universidad de Columbia y la NOAA pronostican que el cambio climático debilitará la cizalladura vertical del viento a lo largo de la costa este de Estados Unidos, eliminando un obstáculo para el fortalecimiento de los huracanes.

El ingrediente final es la humedad en las capas medias de la atmósfera. Los focos de aire seco pueden frenar la intensificación de los huracanes, mientras que el aire húmedo contribuye a su crecimiento. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Clima de Naciones Unidas estima que el vapor de agua atmosférico total está aumentando entre 1% y 2% por década.

Las condiciones eran propicias para Ian

En su camino hacia la Florida, Ian encontró mucha agua caliente y aire húmedo. Después de pasar por una zona de cizalladura vertical del viento, la tormenta experimentó su primer estirón sobre las cálidas aguas del Caribe, donde las temperaturas de la superficie se acercaban a los 90 grados, según la NOAA.

En menos de 36 horas, entre el domingo por la noche y el martes por la mañana, los boletines del Centro Nacional de Huracanes indican que Ian pasó de ser una tormenta tropical con vientos de 60 mph a un huracán de categoría 3 con vientos de 125 mph.

Tras arrasar el oeste de Cuba, Ian se intensificó rápidamente sobre una zona especialmente cálida del Golfo de México. La trayectoria de la tormenta se ciñó a la Corriente del Lazo, que arrastra las aguas cálidas del Caribe entre Cuba y la península de Yucatán antes de rodear la costa de la Florida. En el lapso de ocho horas, entre las 11 p.m. del martes y las 7 a.m. del miércoles, la velocidad máxima de los vientos de Ian aumentó de 120 a 155 millas por hora, lo que lo sitúo a dos millas por hora de la categoría 5.

Una socorrista del Cuerpo de Bomberos del Condado Orange se abre paso a través de las aguas de la inundación en busca de vecinos de un barrio que necesiten ayuda tras el paso del huracán Ian, el jueves 29 de septiembre de 2022, en Orlando, Florida.
Una socorrista del Cuerpo de Bomberos del Condado Orange se abre paso a través de las aguas de la inundación en busca de vecinos de un barrio que necesiten ayuda tras el paso del huracán Ian, el jueves 29 de septiembre de 2022, en Orlando, Florida.

¿En qué medida el cambio climático impulsó el huracán Ian?

Aunque el cambio climático ha hecho que sean más comunes las condiciones que ayudan a los huracanes a intensificarse rápidamente, quizá se necesiten años para determinar la importancia del calentamiento global provocado por el hombre en el aumento de la fuerza del huracán Ian.

Los investigadores de la “ciencia de la atribución” tratarán de responder a esa pregunta comparando las observaciones del mundo real sobre la evolución de Ian con modelos meteorológicos que simulan cómo podría haberse desarrollado la tormenta si no hubiera habido cambio climático. Los estudios de atribución publicados en los años posteriores al paso del huracán Harvey por Texas y Louisiana en 2017 estimaron que el cambio climático había intensificado las lluvias dañinas de la tormenta en al menos un 15%.

Este reporte sobre el clima está financiado en parte por una colaboración de donantes privados, la Universidad Internacional de Florida (FIU) y la Knight Foundation. El Miami Herald mantiene el control editorial de todo el contenido.