Con todo y los 190.000 muertos, hay mucho que los electores desconocen

El presidente Donald Trump, que en ocasiones ha ridiculizado el uso de cubrebocas, con miembros de la Guardia Nacional de Luisiana, todos con tapabocas, en Lake Charles, Luisiana, el 29 de agosto de 2020. (Al Drago/The New York Times).
El presidente Donald Trump, que en ocasiones ha ridiculizado el uso de cubrebocas, con miembros de la Guardia Nacional de Luisiana, todos con tapabocas, en Lake Charles, Luisiana, el 29 de agosto de 2020. (Al Drago/The New York Times).

El presidente Donald Trump se burló de Joe Biden porque utilizó un cubrebocas durante un mitin de campaña la semana pasada; hizo el siguiente comentario: “¿Alguna vez habían visto a un hombre al que le gustara tanto una mascarilla como a él?”.

Las encuestas demuestran que existe un apoyo abrumador del público al requisito de utilizar cubrebocas, una medida que Biden ha respaldado desde hace mucho. Trump, por el contrario, en ocasiones ha ridiculizado el uso de tapabocas (aunque en cierto momento calificó su uso de patriótico) y ha rechazado otras políticas que muchos estadounidenses respaldan para combatir al coronavirus.

Así que uno esperaría que castigaran al presidente el día de las elecciones.

No obstante, algunas investigaciones de politología han revelado que las personas no siempre votan conforme a sus preferencias políticas. Uno de los principales obstáculos es la falta de conocimientos. Algunos estudios han descubierto que los electores en general no logran distinguir las posturas de los candidatos presidenciales, ni siquiera en los temas que son más vitales en la actualidad.

Para determinar si los electores castigarían a Trump por sus opiniones con respecto al virus, realizamos una encuesta con 3877 estadounidenses. Como ya han demostrado otras encuestas, constatamos que existe un gran apoyo hacia las medidas para combatir el coronavirus. El 70 por ciento de los encuestados quieren que el gobierno haga más para proteger a los estadounidenses del virus (el ocho por ciento quiere que haga menos). El 65 por ciento quiere que el gobierno federal haga más para hacer pruebas de coronavirus (el 10 por ciento quiere que haga menos).

El 69 por ciento está de acuerdo (y el 12 por ciento en desacuerdo) con que se exija el uso de mascarillas en público. El 49 por ciento está de acuerdo (y el 23 por ciento en desacuerdo) con el cierre de negocios no esenciales para reducir el ritmo de propagación del virus. De hecho, el 51 por ciento está de acuerdo (y el 20 por ciento en desacuerdo) con que Estados Unidos debería ser miembro de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Trump está en desacuerdo con todas estas posturas.

Sin embargo, no es nada evidente que esté perdiendo apoyo sustancial como consecuencia de las actitudes de los estadounidenses con respecto al virus. Aunque Biden lidera las encuestas entre los estadounidenses que respaldan el uso obligatorio de cubrebocas en público, Trump conserva el apoyo del 32 por ciento de los electores que están de acuerdo con que el uso de tapabocas sea un requisito. También tiene el apoyo del 39 por ciento de los electores con familiares cercanos o amigos que han fallecido a causa del virus.

Joe Biden, de quien se ha burlado el presidente Donald Trump por usar cubrebocas, en un evento de campaña en Filadelfia, el 11 de junio de 2020. (Kriston Jae Bethel/The New York Times)
Joe Biden, de quien se ha burlado el presidente Donald Trump por usar cubrebocas, en un evento de campaña en Filadelfia, el 11 de junio de 2020. (Kriston Jae Bethel/The New York Times)

¿Por qué? Al parecer, los electores no están al tanto de las posturas de Trump y Biden. Solo el 40 por ciento de ellos cree que Biden apoya más el uso de mascarillas que Trump y solo el 41 por ciento cree que Biden apoya más el cierre de negocios. Solo el 47 por ciento de los electores cree que Biden apoya más a la OMS. Estos resultados coinciden con conclusiones de décadas de investigación que han demostrado que una proporción considerable del público desconoce las posturas de los partidos y los candidatos presidenciales, incluso en los temas más destacados. En cambio, entre los participantes que conocen a fondo la postura de los candidatos presidenciales en otros temas, más del 90 por ciento ubican correctamente sus posturas respecto a estas tres cuestiones en torno al coronavirus.

Pero el desconocimiento de las posturas de los candidatos no es el único factor. Cuando las personas no conocen las plataformas del partido o del candidato, tienden a suponer que su partido o candidato predilecto concuerdan con ellos en todos los temas. Este fenómeno, que los politólogos denominan proyección, parece darse en este caso. Al parecer, la percepción de las personas está muy influenciada por el candidato que les gusta.

Sorprendentemente, la mayoría (el 59 por ciento) de los simpatizantes de Trump apoyan el uso de cubrebocas (solo el 18 por ciento se opone), y el 81 por ciento de los electores que prefieren a Trump y están de acuerdo en que el uso del tapabocas sea obligatorio piensan que Trump comparte su opinión.

De manera parecida, el 39 por ciento de los electores que apoyan a Trump está de acuerdo con el cierre de negocios no esenciales (el 37 por ciento se opone), y el 75 por ciento de los electores que apoyan a Trump y también el cierre de los negocios creen que el presidente opina lo mismo. Por último, el 34 por ciento de los electores que apoyan a Trump están de acuerdo en que el país sea miembro de la OMS (el 39 por ciento se opone), y el 70 por ciento de los partidarios de Trump que apoyan la pertenencia a la OMS creen que Trump también lo hace.

Observamos patrones similares en las percepciones que los simpatizantes de Biden tienen de su candidato. Los electores que apoyan a Biden respaldan firmemente el uso de mascarillas, el cierre de los negocios no esenciales y la pertenencia a la OMS. Los electores que prefieren a Biden perciben que este candidato apoya estas políticas, lo cual es correcto, aunque es posible que estos porcentajes se deban en parte a una proyección.

Aunque la pandemia es una de las peores crisis que ha experimentado Estados Unidos en las últimas décadas, es un tema que es más importante para algunas personas que para otras. Quizás a algunos les sorprenda saber que el conocimiento de las posturas de Trump con respecto al virus es menor entre quienes tienen un amigo cercano o familiar que falleció a causa del coronavirus. El 68 por ciento de los electores que prefieren a Trump y conocen a alguien que murió (en comparación con el 56 por ciento de quienes no se encuentran en ese grupo) creen que Trump está de acuerdo con que se utilicen cubrebocas en público.

El 58 por ciento de los simpatizantes de Trump que conocen a alguien que murió del virus creen que Trump está de acuerdo con el cierre de los negocios no esenciales (en comparación con el 31 por ciento de quienes no están en ese grupo). El 52 por ciento de los partidarios de Trump que conocen a alguien que murió creen que Trump está de acuerdo en que el país sea miembro de la OMS (en comparación con el 30 por ciento de los que no están en ese grupo).

Tal vez piensen que el hecho de que un tema sea de vital importancia debería mejorar la capacidad de los ciudadanos de votar con base en ese tema. Sin embargo, incluso en tiempos como los que vivimos en la actualidad, el público no le presta mucha atención a la política, que no deja de ser “una atracción de segunda categoría en el gran circo de la vida”. Si no tienen el conocimiento, es posible que la importancia del tema sencillamente los haga proyectar su posición todavía más en el candidato de su partido.

Puesto que los electores le prestan cada vez más atención a la carrera presidencial conforme se aproxima el día de las elecciones, Trump tiene motivos para preocuparse de que los votantes descubran más acerca de sus posturas.

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La encuesta se realizó con el proveedor de servicios de encuestas de participación voluntaria en línea Lucid entre el 19 y el 22 de agosto. La muestra se ponderó para reflejar distribuciones de edad, género, raza, identificación como hispanos y educación de la Oficina del Censo.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company