Los 120.000 habitantes de la ciudad húngara de Pécs se calientan con paja

Un empleado de la fábrica Pannonpower en Pécs (Hungría), operada por el grupo Dalkia, transporta una carga de restos de madera el 10 de abril de 2014 (AFP | Attila Kisbenedek)

En Pécs, una ciudad de 120.000 habitantes en el sur de Hungría, toda la electricidad y la calefacción las produce una central que funciona con madera y paja, un ejemplo de una magnitud única en Europa. La ciudad, que en 2011 fue capital cultural europea, se beneficia de una energía más barata y menos contaminante. La central térmica, la más grande de Europa de este tipo, la gestiona el grupo Dalkia, filial especializada en servicios energéticos de los franceses Veolia y EDF. Tras una inversión de 80 millones de euros entre finales de 2010 y el verano de 2013, el grupo reemplazó el equipo de la vieja central, que era de la época comunista, aunque en su tiempo ya fue innovador. "La central ya usaba el 50% de madera y el 50% de gas como combustible. El proyecto consistía en reemplazar totalmente el consumo de gas por paja", explica Renaud Capris, director general de Dalkia Energia. El beneficio es sobre todo medioambiental. Según el operador, "este consumo de paja permite reducir en unas 150.000 toneladas las emisiones de CO2" a la atmósfera. A nivel económico, el coste de la producción ha dejado de depender de las fluctuaciones del precio del gas e, incluso, de la interrupción del suministro. La planta de Pécs es una central de "cogeneración", es decir, que produce a la vez electricidad y calefacción con un combustible único, en este caso la biomasa. Está en un edificio gigantesco de ladrillo ennegrecido, que cuenta con una fila de chimeneas. El olor habitual del gas ha sido sustituido por un olor de paja que impregna el entorno del edificio. Tampoco emite partículas de polvo contaminantes. La central utiliza 400.000 toneladas de copos de madera y unas 200.000 toneladas de paja al año. "El vapor que sale de la combustión de la paja, que ya ha servido para producir electricidad, se reutiliza para calentar la ciudad de Pécs", explica Ferenc Marton, el director de comunicación de la empresa. El alcalde de Pécs, Zsolt Pava, se siente "orgulloso" de que la "contaminación haya desaparecido" de la ciudad. Y subraya que la madera que se utiliza procede de la producción sostenible. Para los agricultores de la zona, un perímetro de 100 kilómetros alrededor de Pécs, la central es un maná. Un centenar de pequeños agricultores de la región ha firmado un contrato para suministrar la paja. Janos Dietrich, de Dravasztara (a 60 kilómetros al sur de Pécs), ha firmado por diez años y ha multiplicado por diez los ingresos de su explotación. "La mayoría de nuestros ingresos procede de este contrato", reconoce.