10 de mayo: La mexicanísima tradición de olvidar a las madres 364 días al año

10 de mayo, Día de las Madres en México | Foto: Getty Images
10 de mayo, Día de las Madres en México | Foto: Getty Images

El 10 de mayo es el confesionario perfecto del hijo mexicano. En esta fecha lava todas sus culpas y enmienda todos los errores. Muy parecido a lo que pasa el 12 de diciembre, cuando mágicamente todos se vuelven buenas personas. Y el hilo que une a ambas fechas, tan anticipadas por el país entero, es el mismo: la adoración de la maternidad. Pero una adoración muy a la mexicana. Temporal, oportunista, instantánea. Y también una maternidad teñida de nuestras costumbres: felicidades, mamá, por plancharme y lavarme

Hasta hace no mucho, todavía era bien visto regalar estufas y lavadoras a las abnegadas madres que obligadamente fingían una sonrisa ante la generosidad de sus hijos. Hoy en día ya no es tan bien visto, pero sigue pasando. No sería raro que algún vástago ahorrara todo el año para comprarle una PlayStation a su madre. “Ahí me la presta cuando no la use, jefita”. Es el colmo, pero sucede: te regalo algo que en realidad quería para mí, así que dame las gracias y, si es posible, no lo uses mucho para que no se desgaste. Pero felicidades, mamita, a ver sonríe para la foto.

Nunca es suficiente cuando de lucimiento personal se trata. Por eso hoy abundan las felicitaciones por Instagram, aunque las mamás de los bondadosos hijos no tengan forma de ver los poemas que sus hijos escribieron por el simple hecho de que no están en Instagram. Pero el punto es hacer que todo se trate de uno mismo. Hay otras variantes más discretas, pero igual de ególatras, como subir la reacción de la madre al momento de recibir un regalo. Total, lo importante es que todos vean que YO soy muy generoso y por eso le estoy regalando algo a mi mamá.

Celebración del Días de las Madres en Estambul. (Credit: Altan Gocher/GocherImagery /MediaPunch /IPX)
Celebración del Días de las Madres en Estambul. (Credit: Altan Gocher/GocherImagery /MediaPunch /IPX)

Para ser justos, hay que decir que esta paradoja se cultiva desde la mismísima educación primaria. Por eso las madres tienen que pagar los atuendos de sus hijitos para que hagan un “bailable” y entonen coralmente “Señora, señora, señora”, la vieja y confiable canción de Denise de Kalafe que se ha convertido en un himno para todos patios los escolares del país. Estos festivales suelen ir acompañados por el infaltable melón con nieve de limón que, por supuesto, la madre pagó con su propio dinero.

El otro recurso de manual consiste en invitar a comer a nuestras madres en este día. Pero solo hoy, eh. Si ya ha cocinado durante todo el año, por lo menos hoy, que todos deben tratar bien a sus madres, hay que cambiar un poco la dinámica. Disfrute su comida mami, pero cuidadito y mañana no esté listo mi lunch para irme a la escuela o al trabajo, porque entonces me voy a olvidar de que usted me trajo a este mundo.

Ante la ola de elogios selectivos, las madres no tienen modo de reprochar: deben aceptar el regalo que reciben y dar las gracias. Así sea una lavadora para seguir lavando y una estufa para seguirle cocinando a los hijos que una vez al año pagan una comida. Porque así es como funciona este día. Lo mismo que sucede cuando una persona muere y su funeral se llena de desconocidos que lloran amargamente por alguien a quien nunca felicitaron en su cumpleaños.

Y también lo mismo que pasa el 2 de noviembre y el citado 12 de diciembre. A los mexicanos nos gustan mucho estos días para amortizar todo aquello que dejamos de hacer en los días ordinarios. Por eso hoy, 10 de mayo, todo es generosidad y buenas intenciones. Al final, mientras la foto salga bien, la costumbre gozará de buena salud. Después la vida puede seguir con la normalidad de siempre.

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