Tema de 'Drake' y 'The Weeknd' creados con IA pone a temblar al mundo de la música

Drake se presenta en la fiesta “Homecoming” del Supertazón dentro de un hangar en un aeropuerto privado en Scottsdale, Arizona, el 11 de febrero de 2023. (Adam Riding/The New York Times)
Drake se presenta en la fiesta “Homecoming” del Supertazón dentro de un hangar en un aeropuerto privado en Scottsdale, Arizona, el 11 de febrero de 2023. (Adam Riding/The New York Times)

Puede que para Drake y The Weeknd, dos de los músicos más populares del planeta, la existencia de “Heart on My Sleeve”, una canción en la que se dice que se usaron versiones creadas por inteligencia artificial de sus voces para generar una imitación aceptable, haya sido una molestia menor, una novedad fugaz que fue eliminada fácilmente por su poderosa compañía discográfica.

Pero para otros en la industria, la canción —que se convirtió en una curiosidad viral en las redes sociales, acumulando millones de reproducciones en TikTok, Spotify, YouTube y más antes de que fuera eliminada esta semana— representó algo más serio: un presagio de los dolores de cabeza que pueden surgir cuando una nueva tecnología cruza hacia la conciencia general de los creadores y consumidores antes de que se establezcan las reglas necesarias.

“Heart on My Sleeve” es el más reciente y notorio ejemplo de un género en una área gris que se ha disparado en los últimos meses: las pistas caseras que utilizan tecnología de inteligencia artificial generativa, en parte o en su totalidad, para conjurar sonidos familiares que pueden llegar a sonar como auténticos, o al menos acercarse lo suficiente. Obtuvo comparaciones instantáneas con tecnologías previas que revolucionaron la industria de la música, como los inicios del sintetizador, el sampler y el servicio de intercambio de archivos Napster.

Sin embargo, si bien una Rihanna de IA cantando una canción de Beyoncé o un Kanye West de IA interpretando “Hey There Delilah” pudiera parecer una broma inofensiva, la llegada exitosa (aunque fugaz) de “Heart on My Sleeve” a las plataformas de emisión en continuo oficiales, complementada por una astuta estrategia de mercadotecnia en línea de su creador anónimo, intensificó las alarmas que ya estaban sonando en la industria de la música: las corporaciones están cada vez más preocupadas por los modelos de IA que aprenden y luego diluyen su material protegido por derechos de autor.

Universal Music Group, el más grande de los principales sellos discográficos y hogar tanto de Drake como de The Weeknd, ya había denunciado este contenido ante sus socios de las plataformas de emisión en continuo este mes citando preocupaciones de propiedad intelectual. Pero en un comunicado emitido esta semana, la compañía habló de los mayores riesgos. Preguntó: “¿De qué lado de la historia quieren estar todas las partes interesadas en el ecosistema de la música? ¿Del lado de los artistas, sus admiradores y la expresión creativa humana o del lado de los ultrafalsos, los fraudes y la negación de la debida compensación a los artistas?”.

Los artistas y sus sellos discográficos confían, al menos por el momento, en que el componente social y emocional del apoyo de los fanáticos distinguirá el trabajo del Drake real del falso, aun si pueden reconocer en una versión de IA sus preocupaciones emocionales y tics musicales.

Drake se presenta en la fiesta “Homecoming” del Supertazón dentro de un hangar en un aeropuerto privado en Scottsdale, Arizona, el 11 de febrero de 2023. (Adam Riding/The New York Times)
Drake se presenta en la fiesta “Homecoming” del Supertazón dentro de un hangar en un aeropuerto privado en Scottsdale, Arizona, el 11 de febrero de 2023. (Adam Riding/The New York Times)

Pero el hecho de que a las superestrellas les puedan robar posibles ganancias o de que puedan volverse completamente obsoletas ante máquinas capaces de imitarlas es solo un lado de la ecuación. En la actualidad se pueden usar generadores de música libre de regalías para componer un ritmo de rap, un jingle comercial o una banda sonora para una película, lo que afecta una economía ya de por sí frágil para los músicos.

Además, en vista de que la IA generativa crece y mejora rápidamente en texto, imágenes, sonido y video, los expertos afirman que esta tecnología podría reconfigurar las industrias creativas en todos los niveles. Los fanáticos, los artistas y los sistemas que los gobiernan tendrían que adaptarse a las nuevas normas sobre la marcha.

“Ahora es posible producir contenidos infinitos con el estilo o la semejanza de otra persona, pronto se hará con poco esfuerzo, por lo que todos tenemos que aceptar lo que eso significa”, escribió en un correo electrónico la música Holly Herndon, quien ha estudiado y utilizado la IA en su trabajo durante años.

“La pregunta es, como sociedad, ¿nos importa lo que Drake siente en realidad o es suficiente escuchar una representación superficialmente inteligente?”, preguntó Herndon. “Para algunas personas no será suficiente. Sin embargo, cuando consideras que la mayoría de las personas que escuchan Spotify lo hacen solo para escuchar algo agradable, las cosas se complican”.

El gran éxito de “Heart on My Sleeve”, subida por un usuario llamado ghostwriter (“escritor fantasma”), ha ayudado a poner la música en el centro de una conversación que se ha intensificado últimamente con respecto a otros medios, en especial desde el lanzamiento del modelo de lenguaje ChatGPT de Open AI y de los generadores de imágenes como DALL-E. En un comentario debajo de la pista en YouTube, ghostwriter hizo una promesa: “Esto es solo el comienzo”.

Los tribunales y los legisladores apenas están empezando a resolver las dudas respecto a la propiedad cuando la IA está involucrada, y los derechos de autor en la música ya de por sí pueden ser complicados. Por ahora, la propiedad intelectual protegida solo puede ser creada por humanos, pero ¿qué pasa cuando los músicos colaboran con las máquinas?

No se sabe con certeza qué elementos de “Heart on My Sleeve” —la letra, el ritmo instrumental, la melodía, la voz— fueron creados por la IA (ghostwriter se negó a hacer comentarios).

Algunas canciones han sido escritas por personas reales y grabadas con voces humanas reales antes de ser remplazadas por imitaciones de IA de artistas conocidos mediante herramientas que “aprendieron” de la música existente y produjeron un efecto similar. Esto podría incitar una forma de impugnación legal: artistas y fotógrafos, por ejemplo, han demandado a generadores de imágenes por crear versiones derivadas de su trabajo.

Pero el que un creador humano haga pasar su propia canción como si fuera interpretada por un artista famoso o que la promocione comercialmente usando el nombre o la imagen de ese cantante podría conducir a un tipo diferente de amenaza legal. En el pasado, músicos como Tom Waits y Bette Midler argumentaron con éxito en los tribunales que tenían derecho no solo a sus composiciones musicales o grabaciones, sino también a sus voces, en detrimento de imitadores de su voz en anuncios publicitarios.

En este caso, haber eliminado “Heart on My Sleeve” de los servicios donde podría haber obtenido regalías por la emisión en continuo —e incluso figurar en las listas de Billboard— tal vez haya sido aún más sencillo para Drake, The Weeknd y Universal Music. La pista al parecer usó un popular fragmento vocal del rapero Future que implicaba que la canción había sido producida por Metro Boomin: fue un sample de una grabación maestra que no había sido autorizada para su uso.

Drake, The Weeknd y Metro Boomin se negaron a hacer comentarios (la semana pasada, en respuesta a otra pista que usó la voz de un Drake de IA para interpretar “Munch” de Ice Spice, Drake escribió en tono de broma en Instagram: “Esta es la gota que derramó el vaso, IA”).

Además de plantear preguntas sobre la legalidad, dicha tecnología puede generar inquietudes éticas espinosas con respecto a temas raciales y de identidad. El año pasado, Capitol Records se disculpó y eliminó el avatar de rap digital FN Meka después de que los críticos opinaron que el proyecto equivalía a una forma de “blackface”. En la reciente explosión de las imitaciones de IA, el rap se ha convertido en el campo de pruebas más común.

“Es otra forma en la que personas que no son negras se pueden poner el disfraz de una persona negra —pueden manipular a Kanye o Drake y convertirlos en títeres—, y eso me alarma”, dijo Lauren Chanel, quien escribe sobre tecnología y cultura. “Este es solo otro ejemplo de una larga lista en el que la gente subestima lo que se necesita para crear el tipo de arte que, históricamente, hacen las personas negras”.

Pero para músicas como Herndon, que ha proporcionado su propia voz de IA como herramienta para otros músicos —junto a un sistema de compensación— y creado una empresa, Spawning, para crear lineamientos de consentimiento para la IA, puede ser mágico encauzar el futuro de manera justa y ética.

“Hay más oportunidades en la exploración de esta tecnología que en tratar de clausurarla”, aseguró.

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