Érica Rocha de Sena quiere marchar por sí sola

Bogotá, 15 abr (EFE).- La lluvia en la mañanas, esa que muchas veces obligó a permanecer en casa a la atleta Érica Rocha de Sena, será recibida como una bendición por la brasileña si aparece el día que pueda volver a salir a la calle.

Después de un mes de confinamiento en la ciudad ecuatoriana de Cuenca, donde reside desde 2011, la especialista en marcha de 20 kilómetros ya ha soñado con un acontecimiento que se menciona en clave, el 'ddc', o día después del fin del coronavirus.

"¿Que qué haría ese día? ¡Entrenar!", exclamó durante una entrevista con Efe desde su hogar.

Su expresión de ruego antecedió a la revelación entre risas de un sueño, que hoy debe ser el de millones de personas en el mundo: "Quiero salir a la calle, abrazar a mis amigos, ver gente, respirar aire puro... Recuerdo que a veces estaba lloviendo y ya no quería salir a la calle. Ya le he dicho a Andrés: si el primer día que podamos salir está lloviendo, ¡voy a entrenar!", manifestó la medallista de bronce de los pasados Juegos Panamericanos de Lima.

Andrés es el marchista ecuatoriano Andrés Chocho, su compañero y entrenador, al que conoció en 2010 y quien también conduce la preparación hacia los Juegos Olímpicos de Tokio de sus compatriotas Paola Pérez y Glenda Morejón.

El aplazamiento de la próxima olímpica de 2020 para el periodo del 23 de julio al 8 de agosto frustró a la brasileña nacida hace 34 años en Camaragibe, pero también produjo una alivio psicológico, por la incertidumbre establecida por el avance de la pandemia de la COVID-19.

"Yo quería competir pero teníamos claro que era seguro que los Juegos serían cancelados por este año. Sabíamos que iba a ser muy difícil para el Comité Olímpico Internacional mantener las fechas originales. Entonces mi preocupación era por el tiempo que estaba tomando esta discusión", manifestó la cuarta en su especialidad en los Mundiales de Doha celebrados el año pasado.

Y ¿cómo son los días sin salir de casa de una atleta acostumbrada a recorrer distancias de 20 kilómetros en lugares encumbrados o al nivel del mar?

"Es muy difícil entrenar en la casa. Para nosotros, que hacemos bastantes kilómetros, nos toca hacerlo en una máquina caminadora. Es muy estresante entrenar así porque no hay nada que ver, solo pared, y la rutina puede extenderse por dos horas", afirmó la séptima clasificada en los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro.

Si la cinta eléctrica ha resultado ser un recurso aburrido para Érica Sena, a la postre puede convertirse en una arma decisiva frente a las limitaciones que ahora encuentran muchas colegas europeas, como las españolas Raquel González y Laura García, con quienes dialoga a menudo.

"Casi todos los deportistas en Europa tienen a su disposición buenos centros de entrenamiento. En Sudamérica, como no siempre los tenemos, nos vemos obligados a tener ciertos equipos en casa", dijo.

La preparación rigurosa, que en el caso de Érica y Andrés comienza a las 7 de la mañana, también implica tomar distancia de ciertas tentaciones.

"Entrenamos y después que entrenamos solo pensamos en comer. Y pasa con todos. Hay que cuidarse muchísimo. Si no, vamos a llegar a los Juegos Olímpicos con diez kilos de más", dijo entre risas.

Pero no todo es alegría. Al observar el panorama mundial dice tener un temor permanente y una razón para agradecer todos los días.

"Mi temor no es por mí o por mi familia, que sé que están a salvo. Es por las personas que no pueden estar en casa porque sus condiciones financieras les obligan a salir a buscarse la vida. A ellos les pido que tengan fuerza, fe en Dios y que se protejan con todos los elementos recomendados", manifestó.

Y su manifestación de gratitud la envía cada vez que puede para los servicios médicos y sanitarios.

"Les digo gracias por todo el trabajo, por todo el amor, por sacrificar su vida y la de sus familiares", expresó la atleta, que quiere marchar por sí sola, sin la ayuda de la caminadora eléctrica que frecuenta hace un mes entre las paredes de su casa.

(c) Agencia EFE