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Los ánimos se enfrían en Sri Lanka mientras el nuevo presidente consolida su poder

Colombo, 21 jul (EFE).- El recién designado como presidente de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, juró este jueves su nuevo cargo ante el descontento de los miles de manifestantes que, tras más de cien días de protestas, comprueban cómo todo el camino recorrido no les ha acercado al cambio de sistema que deseaban.

El optimismo que regó de esperanza las protestas multitudinarias en las calles, la acampada masiva en el parque Galle, en Colombo, o el asalto de las residencias oficiales del entonces presidente Gotabaya Rajapaksa, y de Wickremesinghe, ha quedado atrás, y apenas son unos pocos los que aún siguen en el campamento que no hace mucho tiempo fue el epicentro de las protestas.

Tras provocar la renuncia de Rajapaksa con sus presiones, los manifestantes confiaban en un cambio de aires que ayudara a la nación insular a salir de la severa crisis política y económica que atraviesa desde hace meses, y dejar atrás los errores cometidos por el 'clan Rajapaksa' que desde 2019 manejó la isla a su antojo.

UNA LÍNEA CONTINUISTA

Wickremesinghe remató este jueves su victoria de ayer en el Parlamento, cuando el respaldo de una facción del Sri Lanka Podujana Peramuna (SLPP), el partido del expresidente, le encumbró como el octavo presidente del país durante una votación secreta en la Cámara.

Ex primer ministro de Rajapaksa desde el 9 de mayo, cuando el hermano del expresidente renunció a su cargo tras un enfrentamiento entre sus seguidores y los manifestantes antigubernamentales, la elección de Wickremesinghe es vista por los manifestantes como una continuación del anterior mandato.

El nuevo presidente se mantendrá a cargo de Sri Lanka hasta 2024, cumpliendo el mandato del depuesto Rajapaksa, quien abandonó el país y renunció a su puesto la semana pasada.

Entre las primeras tareas de Wickremesinghe estará la de formar un nuevo Gobierno que ponga fin a la crisis política en el país, y retome las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para un programa de rescate urgente.

Sri Lanka afronta la peor crisis económica desde su independencia del Imperio británico en 1948 y, desde hace meses, sufre escasez de medicamentos, alimentos y combustible, provocada en parte por el gran endeudamiento, erradas políticas gubernamentales, y el impacto de los atentados de Pascua y la pandemia en el turismo.

En línea con este objetivo, mañana prestará juramento un gabinete de Gobierno que ejercerá sus funciones de forma interina hasta la designación de un nuevo Ejecutivo en los próximos días.

RETROCESO DE LAS PROTESTAS

El Gobierno del presidente Wickremesinghe ha dado a los manifestantes 72 horas para abandonar los lugares de las protestas, así como el edificio de la Secretaría Presidencial, que quedó en sus manos el pasado 9 de julio después de una de las jornadas más intensas de las manifestaciones.

Sin embargo, muchos de ellos ya se habían adelantado a la orden, abandonando lo que en su momento fue el centro de las protestas, y que en cuestión de unos pocos días vio como el ambiente festivo que se vivió tras la renuncia de Rajapaksa daba paso a la desazón que provocó la designación de Wickremesinghe.

Faltos de líderes, los pocos que quedan apenas son capaces de convencer a unas pocas decenas de manifestantes de continuar con las protestas.

"Nos han dicho que se han ido a tomar un descanso pero que volverán, eso dicen, yo también vuelvo mañana a casa", dijo a Efe una de las jóvenes que queda en el campamento.

También hoy se levantó la otra acampada de Colombo, hermana menor de la ubicada en el parque Galle, y que desde hace menos tiempo protestaba frente a la residencia oficial del primer ministro, después de que los pocos manifestantes restantes lo decidieran así en una votación, con el temor de que sus líderes no volvieran.

El objetivo de muchos de ellos ahora es simple: sobrellevar de la mejor manera posible la crisis económica que azota la isla, y que ha vaciado de productos básicos las repisas de las tiendas, y ha formado colas eternas frente a las gasolinera, con automóviles que esperan durante horas para poder llenar mínimamente sus depósitos. EFE

(c) Agencia EFE